Rafael López, oncólogo: “Con un test de sangre prevemos poder identificar las debilidades de casi todos los tumores”
El médico, recién nombrado presidente de la la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer, asegura que la biopsia líquida cambiará la forma de tratar a los pacientes y su pronóstico
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Cada paso en la lucha científica contra el cáncer es una carrera contra reloj: hay unas células enloquecidas que se multiplican sin control y los oncólogos buscan la forma de adelantarse a ellas para llegar cuanto antes a detectarlas, a tratarlas o a descubrir si alguna rezagada ha colonizado otras partes del organismo. El tiempo es oro y la comunidad científica lo sabe. Por eso ha volcado buena parte de sus esfuerzos en desarrollar herramientas para monitorizar con precisión el comportamiento de los tumores y anticiparse a sus planes. Por ejemplo, a través de la biopsia líquida, que detecta trazas biológicas del tumor en sangre u otros fluidos.
Hay muchas esperanzas depositadas en esta técnica, admite Rafael López (65 años, Vilamarín de Valdeorras, Ourense), jefe de oncología del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS) y coordinador científico de un simposio sobre biopsia líquida que se ha celebrado recientemente en la capital gallega: “Es una innovación importante porque nos hace cambiar la forma de tratar y de dar el pronóstico a los pacientes”, asegura.
El médico, que lleva cuatro décadas en primera línea, a pie de consulta, viendo el cáncer bien de cerca, se dice “afortunado”. En este tiempo ha visto transitar la oncología a “otro mundo”: de poco más que quimioterapia para tratar un puñado de tumores con pronóstico infausto, a disponer de un complejo arsenal terapéutico que ha logrado duplicar la supervivencia del cáncer. Y la biopsia líquida es solo una pieza más del engranaje de ese nuevo mundo que se está construyendo: en la práctica, para el paciente, este test en sangre es como una extracción para una analítica convencional, pero que puede llegar a revelar información valiosísima sobre un tumor.
López, que también acaba de ser nombrado presidente de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA), admite que con la biopsia líquida todavía hay limitaciones técnicas y económicas para que todo ese potencial que auguran los expertos se cristalice en la práctica clínica. Pero es optimista. Solucionar esas trabas es solo cuestión de tiempo, plantea el oncólogo, que atiende a EL PAÍS por videoconferencia desde Santiago poco antes del simposio.
Pregunta. ¿Dónde está más instalada la biopsia líquida?
Respuesta. Es una técnica que todavía está entre la asistencia y la investigación. Y en esa transición, España no es especialmente ágil en incorporar la innovación. Está más instalada en cáncer avanzado de pulmón para buscar biomarcadores que nos indiquen si un paciente va a responder a un tratamiento o no. Luego, también está en cáncer de colon y recto para ver si va a responder a unos fármacos o no. Y en tercer lugar, estaría para el cáncer de mama. Pero tenemos más de 200 tumores y dentro de cada cáncer está la detección precoz, el diagnóstico de enfermedad inicial, el de enfermedad intermedia y el de enfermedad avanzada. Y en cada circunstancia tiene sus indicaciones y hay unas utilidades.
P. ¿Cuáles son las grandes trabas para llevar la biopsia líquida a la práctica clínica?
R. Es un conjunto de situaciones. Una de ella es económica: son pruebas caras. Otra limitación es que son pruebas muy complejas y necesitamos entender cómo se hacen, para qué hay que pedirlas y cómo hay que interpretarlas. Y, después, cómo aplicarlas. En términos científicos, falta por demostrar en muchas circunstancias la utilidad clínica, que es compararlo con lo que estamos haciendo ahora.
P. ¿Qué puede llegar a decir una biopsia líquida sobre un tumor?
R. Es complementaria a la biopsia de tejido. Cuando hacemos una biopsia de tejido solo vemos el tejido que sacamos, pero el de al lado puede ser diferente. En cambio, la biopsia líquida recoge todo. Con las técnicas ultrasensibles experimentales que se están investigando, se va a poder recoger más del 95% de la información del tumor. Y si tienes 100 mutaciones, no puedes abordarlas todas, habrá que priorizarlas y a nosotros las que nos interesan son las mutaciones drivers [las que conducen a la proliferación del tumor]. Esas son las que realmente nos interesan y queremos saber ver el peso que tienen porque el tumor también va cambiando y, quizás, en un momento tiene una o dos mutaciones drivers y, si las atacamos, desaparecen, pero aparecen otras que tenemos que identificar y atacar. Esto es un juego evolutivo continuo. Con la biopsia líquida, a través de un test de sangre, prevemos poder identificar las debilidades de casi todos los tumores.
El futuro será seguir el tumor del paciente a través de la biopsia líquida, saber si está y, si está, qué debilidades tiene; y, si cambia, anticiparnos"
P. ¿Qué esperan ver en los próximos años con la biopsia líquida? ¿Qué piensan que podrán llegar a hacer con la biopsia líquida?
R. Con test de biopsia líquida seremos capaces de detectar tumores mucho más pequeños y el tratamiento que se instaure en ese momento va a tener mucha más eficacia que el que se instaura ahora. También vamos a ser capaces de ver si el tratamiento eliminó completamente el tumor o no para poder dar un pronóstico y, sobre todo, para, rápidamente, cuando está en menos número y tamaño, poder aplicar otro tratamiento en esas circunstancias. Y, además, podremos informarnos de qué tratamiento tenemos que aplicar. El futuro será seguir el tumor del paciente a través de la biopsia líquida, saber si está y, si está, qué debilidades tiene; y, si cambia, anticiparnos.
P. Usted ha asumido presidencia de la ASEICA en un momento de cambio de paradigma en el cáncer. Hay, por ejemplo, cada vez más casos en gente joven. ¿Qué está pasando?
R. Se nos escapan muchas cosas y una de ellas es por qué tenemos ahora cáncer en gente más joven, incluso, en personas sin hábitos malos, como el tabaco. Se nos está escapando algo y necesitamos aumentar la investigación, compartir todo y trabajar de forma colaborativa. Ahora nos damos cuenta de que aparece el cáncer en gente más joven por registros epidemiológicos, que son registros que se tomaron hace cinco años. Tenemos que cambiar las cosas para poder tener los datos en tiempo real.
P. Lleva 40 años en primera línea contra el cáncer. ¿Qué es lo que más le sorprende del comportamiento de las células tumorales?
R. Que son muy listas e intentan escapar a todas las trampas que le ponemos. Y, además, nos dan sorpresas desagradables continuamente. Son tan o más listas que el resto del cuerpo y eso nos trae de cabeza. Y nos costó mucho entender eso porque durante muchos siglos pensamos que el cáncer era una cosa estática y todo era igual. Pero no: los tumores son diferentes y van cambiando constantemente.
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