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Josep Tabernero: “Llegará un momento en que haremos una analítica y detectaremos si empieza a aparecer un cáncer”

El director del Vall d’Hebron Instituto de Oncología alerta de un descenso en la edad de aparición del cáncer de colon y defiende reforzar la investigación en prevención y detección precoz

Josep Tabernero oncologia
Josep Tabernero, director del Vall d'Hebron Institut d'Oncologia.Carles Ribas

El primer paciente que atendió el doctor Josep Tabernero (Barcelona, 59 años) fue una mujer con un tumor maxilofacial. No se olvida. Han pasado 35 años de aquellas primeras veces como residente de oncología en el Hospital Sant Pau de Barcelona, pero el médico, hoy director del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), la recuerda perfectamente. “En aquella época se veían agujeros enteros en la cara, se veía comunicación de la boca con el exterior. Hoy en día esas cosas no se ven”, apunta. Por aquel entonces, los diagnósticos llegaban más tarde y la investigación del cáncer apenas empezaba a despegar.

En tres décadas, la comunidad científica ha dado un salto de gigante para entender la biología de los tumores y aprender a frenarlos: la atención es cada vez más personalizada y tumores que entonces eran sentencias de muerte, hoy se curan. Pero aún queda margen de mejora. Tabernero, que es también jefe del servicio de Oncología Médica del Vall d’Hebron y expresidente de la Sociedad Europea de Oncología Médica (SEOM), insiste en focalizar los esfuerzos en la prevención y en atajar el cáncer en las etapas más tempranas posible. “Los tratamientos novedosos siempre son más efectivos cuanta menos enfermedad haya”, justifica. La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) estima que en 2023 se diagnosticarán 279.260 nuevos casos de cáncer.

Pregunta. ¿Cómo ha cambiado la oncología desde que empezó su carrera?

Respuesta. En muchos sentidos. Los enfermos que se curaban del cáncer entonces eran alrededor del 35% y ahora estamos en el 58% en hombres y en el 64% en mujeres. No hay ninguna otra área de la medicina que haya hecho un cambio tan rápido en tan poco tiempo.

P. ¿Su primera paciente, hoy, se hubiese salvado?

R. Hoy no llegaríamos a situaciones como estas. Primero, porque los enfermos acuden antes a los profesionales sanitarios y las enfermedades se diagnostican mucho más rápido. Además, el enfoque que se les da es multidisciplinar: antes, según quién te veía, te operaba o te daba radioterapia; hoy en día, cada enfermo se discute en comités de tumores y para cada paciente, de forma individualizada, se decide cuál es la mejor secuencia de tratamiento.

P. La SEOM ha lanzado una campaña que reza: “La investigación suma vida al cáncer”. ¿En qué momento está ahora la investigación contra el cáncer?

R. Todo lo que tenemos hoy en día ha venido gracias a la investigación que se ha hecho en los últimos 20 años. Los tumores primarios, que son los que dan síntomas locales, los controlamos bien, pero las metástasis, estas células que se escapan y tienen posibilidad de crecer en otro lugar, es lo que conocemos peor: los enfermos se mueren por metástasis, no porque el tumor primario crezca. También hemos trabajado mucho para conseguir una fotografía perfecta del tumor en el momento del diagnóstico, pero los tumores no son estáticos, son dinámicos, y por eso es importante la biopsia líquida [un análisis de sangre que detecta ADN de células tumorales], para ir siguiendo la evolución de la enfermedad. La biopsia líquida nos va a ayudar a diagnosticar la enfermedad mucho más precozmente: el cáncer de páncreas solo va a mejorar cuando lo diagnostiquemos antes.

P. ¿Hasta dónde puede llegar la biopsia líquida?

R. Cuando empezamos con la biopsia líquida, mirábamos genes concretos. Hoy, miramos multitud de genes. Antes tenías una visión más pixelada y ahora ves la plenitud de la foto. Hemos incrementado la amplitud de lo que miramos, pero no tanto la sensibilidad: en tumores que tienen mucha enfermedad o con capacidad de secretar mucho ADN a la sangre, perfecto; pero en tumores pequeños o que no secretan tanto ADN, no hemos tenido resultados. Pero esto es un problema técnico, tenemos que perfeccionar la sensibilidad de la técnica.

P. Ahora se usa con pacientes, pero ¿puede llegar a usarse con gente sana, como un cribado, para prevenir el cáncer?

R. Sí. Esto acabará ocurriendo. No sé si será en tres años o en cinco, pero será. Poblaciones de riesgo, por edad o antecedentes familiares, se harán una analítica cada año o cada dos años y sabremos si empieza a aparecer un cáncer o no. Hoy usamos, por ejemplo, para el cribado de cáncer de colon, la técnica de la sangre oculta en heces y, si sale positivo, se hace una colonoscopia. Pero llegará un momento en que haremos una extracción de sangre y detectaremos si ese paciente tiene adenomas (pólipos benignos) o pólipos que se están malignizando porque los fragmentos de ADN que se secretan a la sangre son diferentes.

P. ¿Va a ser la solución en términos preventivos?

R. En muchas enfermedades, sí: cáncer de páncreas, tumores de pulmón en estadios iniciales, en tumores cerebrales… En tumores en los que no vamos a cambiar la incidencia de forma dramática con cambios de estilo de vida, es importante que los diagnostiquemos precozmente.

P. ¿Las metástasis son su límite ahora mismo?

R. Forman parte del límite. Raramente los enfermos se mueren porque el tumor primario crece. Excepto en el cerebro. En los demás tumores, los enfermos se mueren por metástasis. ¿Cuándo abordaremos bien esto? Primero, tenemos que entender bien cómo se produce la metástasis y mirar qué más podemos hacer para que no se produzcan. Luego, cuando un paciente desarrolla la metástasis, tenemos que detectarlas al primer momento y para esto, lo mejor es la biopsia líquida. Todos los tratamientos novedosos siempre son más efectivos cuanta menos enfermedad haya. Cuando hay enfermedad microscópica residual, muchos enfermos son capaces de negativizar la enfermedad.

P. ¿Habrá vida más allá de la metástasis?

R. Sí, claro. El reto pasa por controlar mejor los mecanismos de producción de metástasis para ver si los podemos evitar y diagnosticar las metástasis de la manera más precoz.

P. La inmunoterapia fue la revolución de los últimos 10 años. Esta década empezó con tropiezos, con una pandemia. ¿Qué esperan tener en estos años?

R. De la inmunoterapia solo hemos visto la punta del iceberg. Favorecer que el sistema inmune ataque la enfermedad es una estrategia única. Lo que hemos hecho hasta ahora, que ha sido exitoso, es reactivar un sistema inmune que ya estaba enseñado a atacar a las células malignas, pero que estaba dormido: tenemos medicamentos que reactivan el sistema inmune en el 25% de los tumores, que son los llamados tumores calientes porque el sistema inmune ya ha reconocido la enfermedad, pero se ha inactivado. Pero al 75% restante [tumores fríos], lo primero que tenemos que hacer es enseñar al sistema inmune a reconocer la enfermedad que todavía no ha reconocido.

P. Hay tumores con mal pronóstico, donde no se ha logrado grandes avances, como el páncreas, que tiene una supervivencia del 7%. ¿Qué pasa ahí que la investigación va más atrasada?

R. Se diagnostican tardíamente, con mucha carga tumoral, con lo cual es muy difícil luchar contra ellos. Y también hay menos conocimiento de la enfermedad. Hay que hacer esfuerzos grandes para conocer más estas enfermedades.

Estamos viendo un 25% de cáncer de colon en personas de menos de 50 años y esto antes no pasaba”

P. ¿Está cambiando el perfil de los pacientes con cáncer?

R. Los tumores aparecían mayoritariamente a partir de los 50 años. El cáncer colorrectal tenía una mediana de incidencia de 67 años, y ahora estamos viendo un 25% de cáncer de colon y recto en personas de menos de 50 años. Y esto antes no pasaba.

P. ¿Por qué?

R. Por el estilo de vida. No te puedes imaginar la cantidad de basura que comemos, envasada y bien rotulada, pero basura sin parar. Cuando tú haces un estudio de un nuevo aditivo, sea el que sea, haces un estudio de animales de cuatro meses, pero no tienes estudios a 20 años. Comemos muchas cosas que antes no se comían. Es un estilo de vida que hemos adoptado de cambios que nos están afectando mucho.

P. La mitad de muertes por cáncer en el mundo se deben a factores de riesgo evitable. ¿Qué está fallando?

R. El tabaco es responsable de un 35% de los tumores. Si tú tienes un tiro, hay que ir a por el tabaco porque la incidencia es alta y es muy fácil de prohibir. Arreglar la contaminación de Barcelona y Madrid no es tan fácil. Para un gran número de tumores, la dieta es importante y tampoco es tan fácil de arreglar, pero tendríamos que empezar a tomar conciencia de lo que es saludable y lo que no y empezar a publicitarlo. Yo no voy a prohibir las pizzas ultraprocesadas, pero sí advertir de que se desconocen los efectos a medio plazo de la comida preparada. Ya sé que todos vamos liados, pero es mejor ir al mercado y comprar carne y verduras frescas, que comprar platos preparados en el supermercado.

No estamos diagnosticando todos los tumores como lo hacíamos en 2019″

P. SEOM calcula para este 2023 alrededor de 279.000 casos de cáncer, una cifra “estabilizada”, dice, respecto al año anterior. ¿Qué significa esto?

R. Hay gente en edad de desarrollar cáncer que se ha muerto por otras cosas, covid y no covid. De esta población a riesgo, que es la de edad más avanzada, ha fallecido un número importante. Por otra parte, desgraciadamente, creo que no estamos diagnosticando, a día de hoy, todos los tumores de la misma manera que los diagnosticábamos en 2019. Globalmente, en toda España, esto no se ha solucionado, y si alguien dice lo contrario, se equivoca. No han subido los casos lo que tendrían que subir de acuerdo a la tendencia que había, y no es porque hagamos mejor las cosas o nos portemos mejor con los hábitos de vida saludables. De hecho, durante la pandemia, excepto en la contaminación, que bajó de golpe, nos hemos portado peor: hemos comido más, hemos tomado más comida preparada, los fumadores han fumado más, hemos bebido más… Creo que nos hemos de concienciar todos para revertir esta situación: que los ciudadanos estén atentos ante síntomas que no ceden y volver a la normalidad en la atención primaria y en los diagnósticos.

P. La Unión Europea ha lanzado una ofensiva contra el cáncer de 4.000 millones de euros. ¿Para qué?

R. Para el programa de la Misión de Cáncer para investigar más, para entender más los mecanismos de la enfermedad y para investigar mucho en prevención porque es un área prioritaria. El objetivo que se ha marcado la Comisión Europea es tener una supervivencia de cáncer en Europa del 70% en el año 2030. Esto no va a pasar. El segundo objetivo, que se diagnostiquen un 30% menos de cáncer porque no los haya. Pero esto tampoco va a pasar. Urge diagnosticar y tratar mejor a los pacientes con tratamientos convencionales y urge investigar más porque esto es una epidemia: 18 millones de tumores en 2020 en el mundo y en 2040 se prevén 30 millones. Esto sí que es una epidemia.

Maria Blasco, directora del CNIO.Foto: Pablo Monge

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Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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