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Olvídate de las chanclas: cinco podólogos revelan cuál es el mejor calzado para este verano

Las sandalias y otros zapatos de suela fina pueden causar dolores en los pies, rodillas y espalda

Cinco podólogos revelan cuál es el mejor calzado para este verano
Los zapatos plásticos y muy ajustados, que no permitan una buena ventilación, pueden causar rozaduras y fomentar la proliferación de hongos.jhorrocks (Getty Images)
Isabel Rubio

¿Los pies sufren más en verano? ¿Es mejor usar zapatos cerrados o abiertos en esta época del año? ¿Hay que evitar las chanclas? Estas son algunas de las preguntas que surgen durante la temporada estival. EL PAÍS se ha puesto en contacto con cinco podólogos para responderlas, descubrir cuál es la mejor forma de cuidar los pies y conocer algunos trucos básicos.

“Es cierto que los pies pueden sufrir más en verano”, afirma Antonio Gómez, podólogo especialista en biomecánica, director de investigación clínica de Podoactiva y responsable de podología del equipo de fútbol Sociedad Deportiva Huesca. Las altas temperaturas, el aumento de la sudoración y el uso de calzado inadecuado pueden provocar problemas como “rozaduras, ampollas, infecciones fúngicas y problemas circulatorios”.

La exposición solar hace, además, que la piel se deshidrate y aparezcan grietas en los talones e incluso entre los dedos, como indica María Luz González Fernández, profesora titular de la Universidad de Patología podológica de la Facultad de Enfermería, Fisioterapia y Podología de la Universidad Complutense de Madrid. Además, la combinación de calor, humedad y sudoración crea un ambiente propicio para la proliferación de hongos y bacterias.

Una de las ventajas de usar calzado abierto es que permite que los pies respiren mejor. Así lo afirma Montserrat Diéguez Blasi, miembro de la Junta de Gobierno del Colegio Profesional de Podología de la Comunidad de Madrid (Icopoma). Los expertos coinciden en que el calzado abierto debe de estar bien sujeto al pie, tanto en su parte anterior como posterior. “Casi como para poder correr con él”, señala Navor Pereira, podólogo y vocal del Colegio Oficial de Podólogos de Galicia (Copoga).

Lo ideal es usar sandalias que dejan el pie descubierto con una buena suela, abrochadas y que permitan incorporar plantillas si es necesario, según Pilar Nieto, presidenta del Colegio Oficial de Podología de la Comunidad Valenciana (ICOPCV). Si bien el calzado abierto puede ser una buena opción, todo dependerá del tipo de actividad que se vaya a realizar. Si se va a hacer deporte o una caminata, los expertos consultados recomiendan usar deportivas y calcetines de algodón. “Están diseñadas para proporcionar un soporte adecuado al arco del pie, amortiguar los impactos y prevenir lesiones. Además, suelen tener materiales transpirables que ayudan a mantener los pies secos y cómodos”, afirma Gómez.

Los materiales más recomendables para el calzado de verano incluyen “el cuero, la malla transpirable y el algodón. Permiten una mejor circulación del aire y reducen la acumulación de humedad, lo que ayuda a prevenir infecciones y mantener los pies frescos y secos”, sostiene. Otras opciones ligeras y frescas, según González, son el corcho, la tela y el esparto.

¿Qué calzado evitar?

Hay ciertos zapatos que es mejor evitar en verano. Los expertos consultados desaconsejan los que tienen suelas delgadas y planas —como las chanclas de goma—. Diéguez indica que las suelas muy finas obligan al pie a absorber los impactos contra el suelo y no ofrecen un buen apoyo para el arco ni el talón. Según cuenta, esto puede provocar más tensión en el arco plantar y en la fascia, lo que puede derivar en fascitis, además de una tendinitis del tendón de Aquiles.

Esto no quiere decir que no se pueda llevar chanclas “para ir de la toalla a la piscina o al chiringuito más cercano”, como puntualiza Pereira. Pero es aconsejable evitar usarlas de forma habitual. “Generan inestabilidad, ya que no tienen casi sujeción, y los dedos van a hacer un sobreesfuerzo al caminar que puede conducir al desarrollo de diversas patologías”, comenta Diéguez.

En verano, hay quienes optan por los náuticos. “Con frecuencia desarrollan fascitis plantar debido a que este calzado puede ser menos estable y muy bajo”, cuenta González, que destaca que el calzado de suela fina puede provocar problemas en otras partes del cuerpo como las piernas, si se usa de forma habitual. Al no tener amortiguación, también puede causar molestias en las rodillas, cadera y espalda.

Más allá de los zapatos de suela fina, los expertos consultados también desaconsejan los zapatos de materiales plásticos de mala calidad y muy ajustados, que no permitan una buena ventilación, ya que pueden causar rozaduras y fomentar la proliferación de hongos. Pereira aconseja, además, no abusar de los tacones. Si se usan, sugiere optar por un tacón ancho y estable, “en un zapato fabricado por marcas que hagan habitualmente estos modelos”. Lo ideal es no usar solo un tipo de calzado y cambiar siempre que aparezca una molestia. “Tiende a empeorar”, asegura González.

Trucos para cuidar los pies en verano

Las ampollas y las rozaduras son un problema común en los pies durante el verano. Para prevenir su aparición, González desaconseja estrenar calzado al hacer caminatas largas. Lo ideal es usarlo antes en trayectos cortos: “Si al probarlo aparecen rojeces o molestias, hay que desecharlo. El pie no debe adaptarse al calzado. Es el calzado el que debe ser confortable desde el principio”. La experta también recomienda secar los pies frecuentemente mientras se hace una larga caminata y cambiar los calcetines por unos secos cuando sea necesario.

Otro de sus trucos es poner cinta deportiva —tipo esparadrapo o de colores— en las zonas donde suelen producirse los roces. Por ejemplo, en dedos o talones. “Esto hará de segunda piel, evitando el roce directo de la piel con el calzado”, afirma. Gómez sugiere, además, aplicar vaselina o un bálsamo específico en las áreas propensas a rozaduras antes de ponerse los zapatos.

Para cuidar los pies, también es importante mantenerlos limpios, como indica el podólogo: lavarlos a diario, secarlos bien —especialmente entre los dedos— e hidratarlos con una crema específica para evitar que se agrieten. También recomienda realizar estiramientos para mantener la flexibilidad y aplicar protector solar cuando estén expuestos al sol. Desde el ICOPCV señalan que la crema del sol debe aplicarse tanto en la zona del empeine como en la zona plantar, “ya que esta se queda expuesta a los rayos solares cuando nos tumbamos boca abajo”.

Además de cortar las uñas de forma adecuada, González aconseja lavar los pies con agua fría para favorecer la circulación sanguínea y reducir la hinchazón. La experta considera que los pies son “los grandes olvidados”. “No somos conscientes de su importancia: gracias a ellos podemos caminar y desplazarnos donde queramos”, afirma. Ante cualquier molestia o sospecha de infección en los pies, recomienda consultar con un podólogo.

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Sobre la firma

Isabel Rubio
Es colaboradora de las secciones de Tecnología, Ciencia y Salud de EL PAÍS. Además de seguir de cerca a Apple, Samsung y otros gigantes, prueba dispositivos y analiza el impacto de los avances tecnológicos en la sociedad. También verifica contenidos científicos en la fundación Maldita.es.
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