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Plataformas

Twitch desafía a Netflix y a las televisiones y asalta el entretenimiento convencional

La plataforma de contenido en directo, nacida para retransmitir partidas de videojuegos se abre un hueco en el mercado audiovisual impulsada por figuras como Ibai Llanos o AuronPlay

Ibai Llanos, en su programa de fin de año.
Ibai Llanos, en su programa de fin de año.

El pasado 31 de diciembre más de medio millón de espectadores ignoraron las cadenas tradicionales y eligieron para comerse las uvas una opción más transgresora. El streamer —creador y emisor de contenidos en directo— Ibai Llanos (Bilbao 1995), con un espacio de cinco horas emitido desde su casa, reunió en el momento de las campanadas a 550.000 personas —en realidad, dispositivos conectados—. El programa superó en ese momento con holgura la audiencia de cadenas nacionales como Cuatro o La Sexta. E Incluso recibió la felicitación del ministro de Sanidad, Salvador Illa, quien reconoció en Twitter habérselo pasado muy bien siguiéndolo junto a su familia.

El programa de Llanos se emitió a través Twitch, una plataforma de difusión de contenido en directo propiedad de Amazon que con la pandemia ha experimentado un auge extraordinario. Se ha convertido en una opción más de entretenimiento capaz de competir con gigantes del tamaño de Netflix y HBO. Y, cada vez más, también de rivalizar con las televisiones convencionales en su propio terreno.

Nacida en 2007 bajo el nombre de Justin.tv como un sitio para retransmitir partidas de videojuegos, Twitch ha evolucionado en el último año para dar cabida a creadores de contenido y emisiones más variadas. Llanos, por ejemplo, mantiene gracias a los juegos electrónicos una audiencia diaria constante de unos 100.000 espectadores, con picos de 250.000. Pero además entrevistó hace meses en primicia al jugador de la NBA Marc Gasol nada más conocerse su nuevo contrato con Los Ángeles Lakers, charló con el periodista deportivo Josep Pedrerol casi al instante de que adelantara la salida de Messi del Barcelona y recibió en su casa al cantante C. Tangana el mismo día que publicaba su última canción.

La información ha encontrado así un hueco en este formato. En colaboración con con la web Newtral, Emilio Doménech, más conocido como Nanisimo, realizó un seguimiento exhaustivo de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Emitió horas y horas en la plataforma para analizar tanto la campaña electoral como los resultados del escrutinio, llegando con cierta facilidad a miles de usuarios durante la madrugada española. El contenido, aunque con un tono y limitaciones adaptados al streaming, competía de hecho con los canales de información tradicionales.

Personajes de otros ámbitos, como cantantes, divulgadores de ciencia, políticos o actores se han apuntado también a las retransmisiones en directo a través de la plataforma. Algunos, como la congresista estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez, la modelo Laura Escanes, el youtuber y productor musical Jaime Altozano, la cantante Bely Basarte y la divulgadora Rocío Vidal se han acercado a nuevos públicos con la excusa de su afición a los videojuegos. Cada uno con su estilo, cada vez que pulsan el botón de emitir, congregan a miles de seguidores frente a la pantalla.

De acuerdo con los datos de TwitchMetrics, durante el mes de diciembre, los usuarios vieron más de 10 millones de horas del contenido creado por Llanos; más de siete de AuronPlay (Badalona, 1988); y más de cinco de otros streamers españoles como TheGrefg y Rubius. Si comparamos las cifras a nivel mundial con las del año pasado, el incremento de horas consumidas roza el 30%, superando los 1.200 millones en total. “El crecimiento de la industria significa que ahora atrae y capta mucha mayor atención e inversión, lo que permite cambiar la percepción social del gaming. Los videojuegos se han convertido en un fenómeno cultural generalizado”, asegura Jamie Woodcock, profesor en The Open University.

Pese a que el acceso es gratuito, buena parte del negocio de Twitch se basa en un modelo de suscripción. Los usuarios deciden si pagan al creador de contenido cinco, 10 o 25 euros mensuales —no tiene coste en el caso de que se disponga de una cuenta Amazon Prime—, lo que permite evitar los anuncios durante la emisión, así como acceder a iconos exclusivos para el chat. También pueden apoyarlos siguiendo el canal, con donaciones y con lo que la plataforma denomina cheers, una suerte de moneda interna que puede comprarse para difundir mensajes en pantalla durante la retransmisión.

El acuerdo estándar entre Amazon y los streamers establece que se reparten el dinero generado al 50%, aunque los referentes de la industria negocian sus propias condiciones. Para comprender hasta qué punto Twitch ha creado una nueva profesión rentable, basta con fijarse en Ninja, uno de los líderes mundiales de la plataforma capaz de ganar medio millón de euros al mes. “La industria de los videojuegos es un sector de la economía en crecimiento y rentable. Empresas como Amazon, entre otras, pueden aprovechar su acceso a capital e infraestructura, como a la computación en la nube, para intervenir dentro del ecosistema”, zanja Woodcock.

El entretenimiento vive un momento dulce gracias a la reclusión y migración digital provocadas por el coronavirus. Tanto es así que ha convertido casi en convencional contenidos completamente heterogéneos y comunidades que, hasta hace poco tiempo, pasaban inadvertidas entre el público generalista. El tiempo dirá si solo era una moda pasajera o si el modelo audiovisual ha vuelto a cambiar de rumbo.

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