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Criptografía

Nueva pista para solucionar Kryptos, el gran enigma cifrado de la CIA

Una escultura ubicada en la sede central de la agencia de inteligencia esconde un misterio que nadie ha podido resolver por completo en tres décadas

Detalle de la escultura Kryptos, ubicada en la sede de la CIA en Virginia.
Detalle de la escultura Kryptos, ubicada en la sede de la CIA en Virginia.Getty Images

Uno de los enigmas más enrevesados del mundo está un poco más cerca de resolverse. Expertos y aficionados a la criptografía han tratado durante 30 años de solucionar los mensajes ocultos en una escultura ubicada en el cuartel general de la CIA en Langley (Virginia, Estados Unidos). Pero solo han obtenido un éxito parcial. Esta semana, su creador, el artista estadounidense Jim Sanborn, ha publicado en The New York Times una pista que podría ser la última para la resolución del enigma. Consta de una sola palabra: northeast (noreste).

La historia se remonta a 1990, cuando la CIA encargó a Sanborn la escultura, que ocupa uno de los patios del emblemático edificio. La obra, bautizada como Kryptos, consiste en una pieza hecha con granito rojo, cuarzo grabado sobre cobre, piedra imán y madera petrificada perforada por 865 caracteres cifrados. Para elaborar este código secreto el artista no trabajó solo. Contó con la ayuda de Edward Scheidt, expresidente del centro criptográfico de la propia CIA, que le proporcionó distintos métodos de encriptación (Vignère y transposición), aunque solo Sanborn conoce el mensaje oculto.

Durante tres décadas nadie ha sido capaz de resolver por completo el enigma, que se ha incorporado a la cultura popular de la mano de escritores como Dan Brown en dos de sus novelas (El Código Da Vinci y El Símbolo Perdido). Cada uno de los cuatro paneles de Kryptos contiene tanto un mensaje como una guía parcial para su solución, y cada uno de ellos es más difícil de desencriptar que el anterior. Tres de ellos ya han sido resueltos, pero ni siquiera los enormes avances en inteligencia artificial de los últimos años han ayudado a esclarecer el cuarto.

El primero en anunciar que había resuelto los tres primeros enigmas fue Jim Gillogly, un científico californiano, en 1999, aunque tanto la CIA como la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) aseguraron después que habían solucionado antes el misterio. Pero resulta llamativo que en todo el siglo XXI, pese a los avances en computación e inteligencia artificial, no se hayan hecho más progresos. “Lo que han logrado hacer es algo realmente remarcable para que lleve 30 años sin poderse resolver”, aseguran fuentes del sector bancario, uno de los que más usan este tipo de sistemas, que prefieren no facilitar su nombre.

Unas coordenadas y Tutankhamón

Entre la sutil sombra y la ausencia de luz se encuentra el matiz de la ilusión'" dice el primero de los textos, una vez descodificado y traducido al castellano. En la versión original, la palabra inglesa ilusion incluye una letra q en medio, a modo de errata, para dificultar la solución. El segundo pasaje, más largo que el primero, es una sopa de letras que revela las coordenadas de localización de la sede central de la CIA y una referencia a William Webster, el responsable de la agencia de inteligencia durante la época en la que se inauguró la escultura. El tercer pasaje volvía a contener errores intencionados e incluía parte del relato que hizo el egiptólogo Howard Carter cuando descubrió la tumba del faraón Tutankhamón el 26 de noviembre de 1922.

Imagen de la escultura Kryptos en un patio de la sede en Langley, Virginia.
Imagen de la escultura Kryptos en un patio de la sede en Langley, Virginia.

Universidades como la de San Diego (California) han publicado guías de cómo ha sido el proceso. Pero nadie ha dado en el clavo para resolver el cuarto pasaje, de apenas 97 caracteres, que aún sigue siendo una incógnita:

OBKRUOXOGHULBSOLIFBBWFL RVQQPRNGKSSOTWTQSJQSSEK ZZWATJKLUDIAWINFBNYPVTTM ZFPKWGDKZXTJCDIGKUHUAUEKCAR

Anzuelos para fichar hackers

A María Isabel González Vasco, profesora de matemática aplicada en la Universidad Rey Juan Carlos y experta en criptografía, le sorprende mucho que nadie haya conseguido todavía descifrar el acertijo. “Hay una gran comunidad global con muchos investigadores aficionados a estos retos y múltiples concursos con premios en Internet”, asegura. Incluso las propias agencias gubernamentales promueven esas competiciones para captar talentos. “Son desafíos sobre criptografía, o más habitualmente, para fichar hackers, como hace la NSA de Estados Unidos con sus retos bautizados como codebreaker challenge (el desafío de romper el código)”.

“Me parece extraño que una persona sin preparación matemática haya logrado construir un enigma tan impenetrable” asegura González Vasco. “Lo normal es que hubiera usado un cifrado de sustitución, en el que unas letras en realidad son sustituidas por otras, pero un cifrado así no resistiría tanto tiempo el escrutinio de los expertos”. Una cosa, sin embargo, sí dificulta su solución. “Paradójicamente, un texto pequeño como este es más difícil de resolver que uno largo, porque es más complicado hacer un análisis de frecuencia” (esto es, sacar conclusiones a partir de lo mucho o poco que se repiten determinados caracteres).

Un empleado de la editorial española Siloé trabaja para clonar el manuscrito Voynich en Burgos en 2016.
Un empleado de la editorial española Siloé trabaja para clonar el manuscrito Voynich en Burgos en 2016.GETTY

En los últimos tiempos se ha vivido un auge de la afición a la criptografía, en especial, a la criptografía clásica, es decir, aquella que pretende descifrar códigos del pasado, como los mensajes ocultos en documentos de la antigua Unión Soviética, por ejemplo. Sin embargo, nadie ha resuelto un misterio aún más célebre que Kryptos: el del manuscrito Voynich, un libro medieval que contiene palabras e ilustraciones, datado a principios del siglo XV y escrito en un lenguaje desconocido.

Berlín, reloj... noreste

En 2010 la impaciencia comenzó a apoderarse de Sanborn, de 74 años, que nunca esperó que fuese tan difícil descodificar su obra. "Guardo la solución en un lugar seguro", relató a la periodista de Wired Kim Zetter, pero anunció su deseo ver resuelto el enigma en vida. Así que usó The New York Times para comunicar que los caracteres del 64 al 69 (NYPVTT), querían decir en realidad BERLIN. Cuatro años después, y usando el mismo periódico estadounidense, reveló los caracteres del 70 al 74 (MZFPK) significaban CLOCK (reloj), lo que significa que de los caracteres 64 al 74 hay dos palabras Berlin clock. Dio alguna indicción más: “Será mejor que profundicéis en ese reloj en particular”. Y añadió: “Hay varios relojes realmente interesantes en Berlín”.

Ahora, en enero de 2020, ha revelado que entre los caracteres 26 a 34 (QQPRNGKSS) el mensaje incluye el ya citado NORTHEAST. Y ha anunciado que si nadie logra descifrar este código antes de que muera, la solución saldrá a subasta (de hecho, no descarta subastarlo en vida). El que gane la puja podrá hacer lo que quiera con la solución, publicarla o mantenerla en secreto. El dinero recaudado, asegura Sanborn, se destinará a financiar la lucha contra la crisis climática (vive en la bahía de Chesapeake, una zona que sufre las consecuencias del alza del nivel del mar).

Sin embargo, el enigma no se terminará de solucionar una vez se descubra el cuarto pasaje. Los cuatro mensajes juntos forman además un enigma en sí mismo que también hay que resolver. La escultura incluye, además del pergamino de cobre que se ve en las fotos que ilustran el artículo, trozos de código Morse esparcidos, un pilar de madera petrificada, una piscina en espiral o losas de granito, de modo que el misterio completo de Kryptos podría involucrar más elementos.

Cualquiera puede animarse a resolver el misterio. Pero no a cualquier precio. Por el camino, Sanborn se hartó de que "miles de personas" toquen a su puerta (o le mandaran correos) para proponerle soluciones, así que puso en marcha un sistema de pago basado en emails para mandar posibles respuestas. Probar suerte con una solución cuesta 50 dólares por envío

La relación entre estos acertijos abiertos al público y las agencias de inteligencia viene de lejos. Durante la II Guerra Mundial, antes del gran desarrollo de las computadoras, los británicos incluyeron mensajes en crucigramas y en cajas de cereales. El propósito era reclutar a gente corriente con especial facilidad para encontrarlos y que pudieran de esa forma ayudarles a romper los códigos secretos del enemigo.

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