Reciclaje peculiar: gafas de patatas y camisetas que se comerán los gusanos
Un futuro de monturas marcianas y ropa vieja enterrada en el jardín es más factible de lo que piensas
Algas son y en comida para los gusanos se convertirán. Este es el ciclo de vida de la nueva propuesta textil de Vollebak. La startup que acuñó la primera chaqueta de grafeno e inventó los pantalones hechos para durar un siglo ha combinado ahora la pulpa de eucalipto y haya de bosques sostenibles con algas cultivadas en biorreactores. El resultado son camisetas biodegradables que se transforman en "alimento para los gusanos" al cabo de doce semanas en la tierra. "Puedes enterrarlas en tu jardín o ponerlas en el compost", sugieren.
Los tejidos que forman la parte blanca de la camiseta proceden de la pulpa de los árboles, luego transformada en hilo y por último en la propia tela. El cuadro verde que adorna su parte frontal es cosa de las algas, que se procesan para desarrollar una tinta que posteriormente se imprime sobre la prenda.
¿Se te va a biodegradar encima? En principio, no. "La camiseta de plantas y algas necesita los hongos, bacterias y el calor de la tierra para empezar a descomponerse", explica en Deezen Steve Tidball, cofundador de Volleback junto con su hermano gemelo, Nick.
En el portfolio de esta startup, fundada hace tres años, no encajan las prendas corrientes. La chaqueta de grafeno, los pantalones eternos y la camiseta de algas conviven con la chaqueta de tinta de calamar, la camiseta de cerámica y los pantalones pensados para soportar las condiciones "de los 350 kilómetros de océanos de la tierra". Por si te lo estabas preguntando: sí. Sus modelos tienen barba de al menos una semana y, en líneas generales, pinta de estar preparándose para el apocalipsis zombie.
- Y para tus ojos, patatas (entre otros)
— Me gustan tus gafas.
— ¡Gracias! Son de pelo humano.
Es una conversación inesperada pero no imposible, gracias a la marca británica Cubitts. Ahora podemos solar con gafas hechas de botes de yogur, y patatas, y sí, pelo humano.
En una línea creada con la única intención de explorar nuevos y más sostenibles materiales para sus monturas se han diseñado diez modelos distintos, cada uno fabricado con un desecho diferente. Completan la lista plásticos reciclados, CDs, cáscaras de maíz y lana de oveja.
Tanto este último material como el inquietante uso del pelo humano requieren un proceso similar que concluye con la generación de una biorresina oscura con la que se da forma a la montura. En el caso de las patatas, Cubitts contó con la colaboración de otra empresa -Chips Board-, que a su vez trabaja con McCainn, conocido fabricante de comidas congeladas. En Chips Board las cáscaras de las patatas se transforman en un producto similar a la madera que resultó ideal para el diseño de gafas. "Se muele bien y tiene propiedades como las del acetato. Y, al añadir ingredientes como restos de café o cortezas de roble puedes generar texturas y belleza, explica Tom Broughton, fundador de Cubitts en Dezeen.
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