“Nadie sabe cuál será la tecnología energética del futuro”
Jaime Martín Juez y Valero Marín, director corporativo de Tecnología y Corporate Venturing y CDO y CIO de Repsol, respectivamente, sostienen que nadie sabe cuál será la tecnología energética del futuro
- P. Aunque está diversificando su negocio, Repsol sigue siendo una petrolera. ¿Cómo se ve la lucha contra las emisiones del dióxido de carbono desde su posición?
- R. J. M. J. Tenemos un compromiso con la reducción de emisiones, y no desde un punto de vista defensivo, sino ofensivo, porque sabemos que cuanto menos dióxido de carbono emitimos, más eficientes somos. El 65% del coste en el refino del petróleo es energético; por eso tenemos una obsesión por la eficiencia en nuestros procesos industriales.
- P. ¿Cómo debe ser el futuro de la energía?
- R. J. M. J. Para nosotros, el futuro, desde el punto de vista tecnológico, tiene que ser agnóstico. No hay una tecnología que lo resuelva todo, no hay una bala de plata. Tiene que haber más renovables, y más electrificación, pero también gas, que no es solo una fuente de energía de transición, y biocombustibles. La única manera de conciliar la mayor demanda energética con la descarbonización es tener todo el juego de tecnologías a nuestra disposición. Las tecnologías no son verdes o rojas, sino adecuadas o no para los retos que tenemos. Y nadie sabe todavía cuál será la tecnología del futuro. Hace cinco años nadie atisbaba que los costes de generación solar iban a estar donde están ahora.
- P. Tienen un fondo, dotado de 85 millones de euros, para invertir en startups. ¿Por qué tipo de empresas están apostando?
- R. J. M. J. Con las startups queremos ganar conocimiento profundo sobre una tecnología y aprender las dinámicas de un nuevo negocio, independientemente de la rentabilidad concreta a corto plazo de esa inversión. Por ejemplo, invertimos en una empresa llamada Silence, y ahora podemos decir sin falsa modestia que somos de los que más sabemos de motos eléctricas en España.
También invertimos en nanotecnología para los procesos químicos, en empresas que intercambian baterías para vehículos eléctricos y hasta en una empresa especializada en impresión 3D de filamentos llamada Recreus. Pensamos que el futuro del crudo no será tanto su quema, sino su transformación en productos con valor añadido, como materiales plásticos derivados del petróleo que ya se utilizan en la impresión 3D. Están inmersos en un ambicioso plan de digitalización que determina que hasta 2022 debe tener un impacto, en ahorro de costes o en nuevos ingresos, de 1.000 millones de euros.
- P. ¿En qué se concreta?
- R. V. M. Tenemos en marcha 130 casos concretos, y más de la mitad se refieren a datos, analítica e inteligencia artificial. Trabajamos de todo: desde la experiencia de cliente, para lo que nos ayuda Waylet, que es mucho más que una herramienta de pago, hasta el mantenimiento predictivo de nuestras instalaciones industriales. Pero el desafío no es ningún caso concreto, sino llegar a convertirnos en una compañía basada en el dato.
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