Exámenes: el sofisticado (y siempre disparatado) mundo de las chuletas modernas
Del pinganillo milimétrico a las gafas de espía. ¿Estás copiando o salvando al mundo en una peli de James Bond?
Las chuletas de hoy en día son a las notitas grabadas en una regla con la punta de un compás lo que las pinturas rupestres de Atapuerca a la animación digital. La ilustrísima transformación digital también ha llegado a aquel arsenal de papelitos doblados y extremidades tatuadas con temarios enteros. Sobre todo, han llegado el bluetooth, los auriculares pequeñitos y las pantallas insospechadas.
¿Cómo lo sabemos? Lo hemos buscado en Amazon. Y en Aliexpress. Y en eBay. Y hemos encontrado un mundo sin explorar en los intercambios de reseñas que los copiones del mundo dejan en estas plataformas: "La ostia así apruebas todo". No vamos a corregirles la ortografía. Haber estudiado.
Para los más tradicionales, el sistema más próximo a las trampas analógicas es el bolígrafo chuleta, con su rollito de papel extraíble que se pliega y se despliega a placer del copión. "Calidad aceptable, se puede escribir bien el en enrrollable, aunque hace ruido a enrrollar y desenrrollar. El color queda bonito". Pro: es barato. Contra: es aparatoso. Pro: es fácil. Contra: ¿de verdad puede una tira de 18,5 por 6,8 centímetros marcar la diferencia entre el aprobado y el suspenso?
El siguiente paso en la evolución de las chuletas pasa por los wearables. Por menos de cincuenta euros, tendrás un reloj con la relativamente poco espectacular habilidad de reproducir documentos. "La pantalla es lcd lo que significa que se ve regular cuanto mas cambias de angulo el reloj, el manual es claro pero está en inglés, si tu profe es muy listo igual te pilla". Otra funcionalidad poco espectacular de este smartwatch no muy smart va en su botón de emergencia. Si lo pulsas, cambia el texto por la hora.
Bastante más sofisticada es la calculadora chateadora de Ruby Devices, capaz de conectarse a internet para intercambiar mensajes con ordenadores, móviles e incluso otras calculadoras de la misma marca. En este dispositivo, el botón del pánico también va más allá: una vez pulsado, bloquea todas las funciones copionas de la calculadora, que solo pueden restaurarse mediante contraseña. El problema es que a ver qué haces tú a tu calculadora pegado en el examen de Historia.
- Hágase el bluetooth
La alternativa más numerosa en los grandes bazares de internet es el pinganillo. De todas las formas, colores y tamaños, y asociados a todo tipo de trampantojos. Con estos auriculares, la idea es utilizar su sistema bluetooth para reproducir el audio de llamadas telefónicas o incluso grabaciones preparadas con antelación. "Sin duda cumple su cometido, eso si, es necesario realizar pruebas y pruebas en casa antes de usarlo.Necesita experiencia e incluso alguno de recambio por los fallos de última hora. Y aparte del mecanismo se requiere mucha sangre fria, si no tienen todo eso fallarás en el intento".
Además de estoicismo, necesitarás un oído interno resistente, sobre todo si vas a utilizar las versiones más diminutas de estos pinganillos, que son menores que una lenteja. "Tan solo al colocarlo notas cómo choca con el tímpano y después de usarlo un par de horas la cabeza te dolerá bastante". Tanto se adentra el auricular en las profundidades de tu oreja que para sacarlo necesitas un imán.. O un médico. "Te vienen pegados a una barrita de metal que se supone que atrae el Imán cuando lo metes en el conducto auditivo... ¡Una mierda! he tenido que ir a Urgencias toda la tarde para que me quitasen un Imán el cual apenas se escucha por muy cerca que te lo pongas de la oreja y ya no hablar en sitios con influencia de ruido".
Además, en las versiones sin cables se emplean inductores de bluetooth en cuya invención tampoco se ha escatimado creatividad. Está la tarjeta de crédito, el bolígrafo, las gafas, la calculadora e incluso la goma de borrar, todas ellas equipadas con un micrófono, para que puedas susurrarle preguntas a tu goma, como haría una persona normal. "La comunicación es imposible. La persona que lleva el pinganillo si escucha, pero el que llama no escucha al que lleva el pinganillo. No basta con que susurre, tiene que hablar alto. Por lo que no sirve para un examen porque llama la atencíón".
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