_
_
_
_

El tamaño importa: Europa va a la pata coja en la carrera de la inteligencia artificial

Las bases de datos son cruciales en el avance de la IA. China las alimenta con su vigilancia orwelliana, EEUU con sus grandes plataformas, la UE va a tirar los muros que separan sus datos para salvar esta desventaja

Una escena de la adaptación cinematográfica de El Señor de los Anillos (J. R. R. Tolkien)
Una escena de la adaptación cinematográfica de El Señor de los Anillos (J. R. R. Tolkien)© 2001 - New Line Productions, Inc.

Crees que los datos brotan de debajo de las piedras, que están en el aire, que fluyen por doquier, sin restricción alguna? Andrus Ansip, vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Mercado Único Digital, tiene algo que decirte: "No".

Los datos generados en la Unión Europea nacen con las alas cortadas. Suecia exige que la contabilidad de todas las empresas registradas en el país esté localizada en este, aunque se guarden en formato electrónico; Croacia estipula que la información amparada por su ley de protección de datos debe almacenarse en servidores ubicados dentro de sus fronteras. Y esto son solo dos ejemplos de un problema mucho mayor. "Quienes pueden recopilar datos de grandes territorios tienen ventaja en comparación con aquellos que tienen que recopilar datos únicamente en mercados pequeños: pueden mejorar la calidad de sus productos", asegura Ansip.

Básicamente, quien tiene las bases de datos más grandes, tiene el mejor sustrato para entrenar sus sistemas de inteligencia artificial. Así, China tiene ventaja. "Sus leyes de protección de datos les hacen mucho más sencillo crear, por ejemplo, sistemas de reconocimiento facial basados en inteligencia artificial", explica el comisario. Esta facilidad no es moco de pavo. La falta de bases de datos es uno de los principales lastres en el avance de las tecnologías de visión artificial. Y la regulación que sí reina en Europa no allana el camino, como nos explicó el investigador Marcos Nieto. "Exige que se pida permiso explícito a cualquier persona antes de grabar sus datos. Hay una incompatibilidad directa entre el desarrollo de la tecnología y el de la regulación".

Pero el país del sol naciente no es la única preocupación de Andrus Ansip. "En Estados Unidos tienen Google, Facebook, Amazon... Esto significa que tienen datasets enormes para entrenar sus ordenadores". Y no acaban ahí las adversidades. "Incluso cuando pensamos en la nube, que está bastante desarrollada en Europa, el 50% de ella tiene por proveedores a Amazon, Microsoft, IBM... Esto significa que Estados Unidos también puede entrenar a sus ordenadores usando nuestros datos", concluye Ansip. Mientras tanto, los Estados miembros de la Unión Europea van a la batalla en solitario, como Frodo al Monte del Destino, pero sin contar siquiera con el apoyo de Sam.

La competición por conquistar un hueco en el mercado de la inteligencia artificial ya mueve más de 16.000 millones de dólares en inversión privada a nivel global, de acuerdo con las cifras que maneja la OCDE, y Europa ya se está quedando atrás en un reparto que favorece principalmente a startups de Estados Unidos y China. "Ningún país puede lidiar con esto en solitario de manera eficiente. Tenemos que unir nuestras fuerzas", prescribe el comisario.

Más información
La inteligencia artificial española busca al rey Midas (y no lo encuentra)
La visión artificial está tuerta

"Nuestras startups y nuestras pequeñas y medianas empresas necesitan tener acceso a datos para enseñar a sus ordenadores. Y para ayudar a nuestros creadores y desarrolladores lanzamos la propuesta de un marco para la libre circulación de datos no personales en la Unión Europea", señala Ansip. Este texto, que terminó de negociarse en noviembre del año pasado y entrará en vigor en mayo de este año, aspira a igualar las reglas del juego. Es una respuesta a la localización forzada injustificada, a la incertidumbre legal sobre la legislación aplicable al almacenamiento y procesamiento transfronterizo de los datos y a la falta de confianza en este sistema por parte de los Estados miembros.

Si todo sale a pedir de Ansip, esta regulación permitiría a las empresas europeas almacenar y procesar datos en cualquier país de la UE, puesto que los requisitos de localización estarán prohibidos a menos que puedan alegarse razones de seguridad pública. Además, se simplificaría la relación de estas compañías con sus proveedoras de servicios de cloud. De acuerdo con una encuesta realizada en 2014, un 72% de las pymes albergaban la intención de cambiar de proveedor y un 57% de estas encontraron dificultades para hacerlo.

Con estas medidas se espera también mejorar las condiciones de competencia en el mercado de la nube. Del descenso en los precios de estos servicios y el aumento en su flexibilidad se espera un empujoncito que incrementará un 4% el PIB de la Unión Europea. De hecho, de la eliminación de las restricciones en la localización de los datos se esperan aumentos superiores al billón de euros en los ingresos del sector manufacturero, el de distribución, retail y hoteles, el de servicios financieros y el asociado al gobierno, la educación y la salud.

Inteligencia artificial 'made in Spain'

De puertas para adentro, la cosa no mejora. Por inversión, España también se está llevando un trozo del pastel considerablemente más pequeño que el que disfrutan otros países de la Unión Europea.

De acuerdo con los datos recopilados por la OCDE, Reino Unido, Alemania y Francia coronan el ránking, al concentrar un 82% de la inversión privada en startups de inteligencia artificial, mientras que el aparentemente digno cuartopuesto de España se traduce en un raquítico 3%.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_