Banca y ‘fintech’: competir en un entorno digital puro
El futuro de las 'fintech' no pasa solo por ofrecer nuevos servicios, sino por su relación con la banca tradicional y, sobre todo, por la regulación
Fueron el chico nuevo en la oficina, pero las fintech son ya parte del paisaje, según Marta Plana, cofundadora de Digital Origin, startup dedicada a préstamos rápidos y aplazamientos de pagos, presidenta del Foro Fintech y ahora responsable de regulación de Cabify y del FC Barcelona Innovation Hub.
De 2018, Plana (Barcelona, 1978) se queda con la directiva europea PSD2, que obliga a la banca, para fomentar la competencia, a abrir sus servicios de pago a terceras empresas si sus clientes lo autorizan. Además, destaca los avances en España del sandbox regulatorio, una iniciativa que permite a las fintech adaptarse a las muchas normas y requisitos del sector financiero. Esa iniciativa, anunciada por el Ministerio de Economía, está a la espera de su aprobación en Consejo de Ministros. Además, para 2019 la abogada experta en tecnología pronostica grandes avances para las fintech en el pago por móvil y el uso de blockchain.
No obstante, el futuro de las fintech no depende solo de su capacidad para ofrecer nuevos servicios y adaptarse a los avances tecnológicos. La clave, según Planas, pasa por su relación con la banca tradicional y, sobre todo, por la regulación.
La pareja fintech-banca todavía se está conociendo, y su relación va evolucionando. El desconocimiento y el miedo inicial de los ya establecidos ante la disrupción se disipan, “y entramos en un periodo de entendimiento y acercamiento, como también sucede con la movilidad”. Planas quiere hablar de “coo-petición”, la unión de cooperación y competición que ya tiene lugar tanto en el mundo de las finanzas como en el del transporte urbano.
Pero en la ecuación falta un elemento clave: “Las empresas ya están entrando en esa nueva relación, pero no los reguladores”. La abogada defiende con vehemencia una “regulación asimétrica”, porque hablamos de animales distintos: las fintech nunca serán un banco y los bancos, “con su ADN tan determinado”, nunca serán una fintech. “Aunque es un mensaje que las entidades financieras reciben mal, la regulación de los desiguales debe ser desigual. No tiene sentido tratar igual a una empresa tecnológica que a otra que gestiona capital”, asegura.
Y mientras bancos y fintech establecen cómo competir y colaborar, las grandes tecnológicas siguen enviando señales: Google ya tiene una licencia, en Lituania, para operar con dinero electrónico en todo el Espacio Económico Europeo. “El potencial disruptivo de Google, Amazon o Facebook es enorme, está por ver qué quieren y qué regulación se les da”. El juego ha empezado, pero por ahora no están muy claras sus reglas.
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