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'Cloud computing'

Amazon se lanza a la conquista del espacio

El gigante tecnológico presenta nuevos servicios que permitirán poner la nube al alcance de pymes, estudiantes y emprendedores. Visitamos la principal feria de esta compañía para saber en qué están trabajando

Jeff Bezos
Jeff BezosGetty Images

Semana completa para Amazon (y aun quedan dos días). Primero fue el turno del negocio de la medicina. Después, la compañía ha anunciado su entrada en el negocio espacial y de las comunicaciones. El megagigante tecnológico aprovechó su evento dedicado a la nube AWS Re:Invent para anunciar Amazon Ground Station, una infraestructura de estaciones que ataca uno de los problemas que más sufren las compañías que dependen de los satélites: el coste de mantener una estación en la Tierra y los problemas y retrasos que surgen de manejar los programas de software dedicados a tratar los datos recogidos por los satélites. 

El CEO de AWS, Andy Jassy, explicó en su discurso que las comunicaciones por satélite son cada vez más importantes, pero que esta es una actividad que “no es tan simple”: hacen falta muchas antenas o estaciones base por todo el planeta para recibir los datos de los satélites y servidores cerca de las antenas para procesar los datos. Ahí es donde entra en juego Amazon, que promete ahorros del 80%.

El servicio promete hacer fácil y asequible el uso de estos datos gracias a una futura red de 12 estaciones terrestres. Cuando los clientes acceden a su información pueden dejarla en la nube de AWS, donde la almacenan y la analizan con machine learning

El negocio de la nube

AWS es el líder en el negocio de la nube, con el 34% de la cuota de mercado, seguido de una pujante Azure (la división equivalente de Microsoft, con el 14% del negocio) y con Google lejos, pero también creciendo (un 6%) de la cabeza de carrera, según datos de la consultora Sinergy. Gartner, una de las consultoras líder tecnológicas, apunta a que este año la industria habrá superado los 270.000 millones de euros. Para 2020, apenas dos años, se espera un crecimiento que en otros sectores se consideraría absurdo: superaría los 360.000 millones de euros, un crecimiento del 33%.

Recientemente, la misma Amazon Web Services llegó a un acuerdo con Iridium Communications, una compañía que dispone de 66 constelaciones de satélites, para desarrollar de forma conjunta una red espacial denominada CloudConnect para aplicaciones de Internet de la Cosas. Estará operativa el próximo año. 

La alianza de las empresas pretende, según ha confirmado Iridium, extender la velocidad de comunicaciones de banda ancha por tierra, mar y aire. Además, el Internet de las Cosas (la interacción de cualquier electrodoméstico, vehículo y maquinaria a través de la Red) será clave en el crecimiento de abonados de los servicios.

El servicio de ambas compañías llegará al 80% del planeta que ahora carece de conexión al móvil y facilitará la interconexión entre todos los dispositivos.

Volvamos a Amazon Ground Station, ¿Suena demasiado lejano? Este nuevo servicio, aseguran, podrá salvar vidas. Para ello hay que imaginar un cayuco en plena noche, en el Mediterráneo, cargado de vidas. El mar está en plena estampida. El cielo también. Es solo cuestión de tiempo que la tragedia suceda: una ola demasiado grande y el cayuco volcará, llevándose por delante docenas de vidas.

El lado frívolo

Re:Invent es también una feria con su lado frívolo (las múltiples camisetas, pelotitas y juegos para hacer más tragable tal o cual solución de machine learning) y hasta ridículo (las banderas que llevan a las espaldas los asistentes a pie de pista del Re:Invent para que uno pueda dirigirles las preguntas). Hay también algo de ese humor surrealista a lo David Lynch, de ese grito (hellooooooo!) que pegaba el agente Cooper en la última temporada al ganar en el casino al primer intento.

Eso hubiera ocurrido en 2016, cuando se llegó al pico de muertes en el Mediterráneo de inmigrantes jugándose la vida en una patera. Dos años después, la tasa de muertes ha bajado radicalmente (un 40%). Y bajará todavía más. ¿Por qué? Por la nube, por ese computador invisible que genera un enorme poder de cálculo para acometer cualquier tarea imaginable. Por ejemplo, salvar vidas en el Mediterráneo.

El ejemplo no lo puso Amazon, sino uno de sus múltiples clientes, Maxar Technologies. Desde la tarima, Walter Scott, su vicepresidente, lanzó un vídeo en el que se veía cómo la computación en la nube está permitiendo que el trabajo de monitorización de satélites se acelere radicalmente.

Esta aceleración es esencial cuando se trata de salvar vidas, bien sean las que viajan en cayuco por el Mediterráneo, las cercanas a un desastre como Fukushima o las que pudieran verse amenazadas por una catástrofe en marcha, como un incendio o un huracán. Scott destacó que todas estas situaciones, “en las que corren peligro vidas humanas”, se van a ver beneficiadas por el nuevo lanzamiento de Amazon Ground Station.

Las estaciones de Amazon Ground Station funcionarán con una red dedicada de antenas low cost de la compañía armamentística Lockheed Martin. Amazon se ha asociado con ella para bajar radicalmente los precios de conectarse a múltiples satélites y aprovechar los datos que reciben.

Con estos dos nuevos servicios, el acceso a esta información, que hasta ahora estaba reservada a las grandes compañías o gobiernos, se democratiza. Rick Ambrose, vicepresidente de Martin, destacó cuánto va a bajar los precios este enfoque: “Ahora cualquier estudiante o startup podrá permitirse el acceso a los satélites y utilizar su información para inventar nuevos modelos de negocio”, pronosticó desde el escenario.

Falta palpar el impacto sobre la vida del ciudadano común: esa aplicación para salvar al cayuco, ayudar a predecir una enfermedad o permitir algo tan frívolo (y divertido) como jugar a un videojuego online con decenas de miles de jugadores en la misma partida. 

Así es el Re:Invent

Las mañanas arrancan con un largo y multitudinario paseo en el que una expedición de ingenieros, periodistas, hombres de negocio de cualquier industria imaginable se mezclan en un collage de razas atravesando las entrañas de los principales casinos de Las Vegas (el Venetian centraliza lo más granado de las charlas, pero también el MGM, el Mirage o el Bellagio se suman a la fiesta). Mientras los más madrugadores o trasnochadores de las tragaperras se dejan los ojos entre neones, el ejército de asistentes, con sus bandas al cuello de múltiples colores según quien sea cada uno, deja atrás mesas de blackjack, ruletas y hasta recreaciones con caballos y jinetes en miniatura de un Gran Derby equino.

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