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La belleza de los drones también está en el interior

Airk se desmarca de las tendencias de fabricación de "drones cuquis" para centrarse en tres claves: que vuelen, que no se rompan, que el cliente pueda encargarse del mantenimiento

Los drones de Airk son huesudos. Se les ve todo. Sus piezas negras y naranjas se parecen más a las del clásico juego de ensamblaje, Knex, que a las que suelen llevar sus congéneres. Los demás drones nacen cada vez menos esqueléticos, menos asimétricos, menos rugosos... "Más cuquis", sentencia David Matanza, director ejecutivo de la startup.

¿Qué está pasando? Salvando las distancias, lo que en las pasarelas. Nos estamos aficionando a drones con medidas imposibles y atuendos que no necesariamente facilitan el vuelo. "Se está tendiendo a hacer cosas cuquis porque es más fácil colocarlas en el mercado. Nosotros optamos más por la parte funcional que por la estética", explica Matanzas.

Hasta hace poco, el punto fuerte de Airk eran los multirrotores, que son las típicas aeronaves con varias hélices. "Tenemos una familia muy versátil, diseñada para que sea muy fácil anclarles accesorios". Con este catálogo, la empresa con sede en Barcelona podía afirmar que fabricaba soluciones autónomas aéreas. "Pero hemos ampliado un poquito", añade Matanzas señalando un coche algo mayor que una caja de zapatos.

Todos los modelos de Airk siguen la misma máxima. "Creemos que es una herramienta y como tal ha de ser útil. Las grúas no son bonitas, pero cumplen su función lo mejor posible. Por eso no nos preocupa especialmente el aspecto del dron. Si podemos ahorrar peso quitando una carcasa para que vuele tres minutos más, lo hacemos. Si el brazo es de plástico en lugar de fibra de carbono, mejor, porque absorbe las vibraciones y da calidad al vuelo", insiste el director ejecutivo.

 Matanzas está convencido de que aún estamos descubriendo el verdadero potencial de las aeronaves no tripuladas. "Las aplicaciones son infinitas", asegura. Por ahora, los drones de Airk se emplean en tareas de mantenimiento de parques eólicos, en control de masas para la policía, combinados con cámaras térmicas y de zoom para buscar personas en entornos de montaña...

Entre los casos más extraños figura el dron lobo de mar: "Con una cámara busca el banco de peces, lleva el anzuelo y lo suelta sobre este", explica Matanzas. Mientras tanto, el pescador se queda con la caña en la orilla, mientras su cebo flota entre los señores peces grandes de las aguas más profundas.

La línea 'terrestre' está más enfocada a tareas de vigilancia. "El coche es para todo lo que sean interiores o grandes naves donde hay un cuerpo de seguridad. Es autónomo, tiene un sistema de control muy parecido al de los drones, se pueden programar rutas. Y si encuentra algún obstáculo se para o lo esquiva", explica. Así, ante la presencia de un intruso, el vigilante puede implementar medidas disuasorias -por ejemplo, con megafonía o luces- sin asumir el riesgo que entraña acudir a su encuentro.

El último en llegar a la sección aérea es el Airk Exos; también conocido como el dron pelota. En este sistema, la estructura de la aeronave está encerrada en una esfera pivotante perfecta para el vuelo por espacios cerrados. "Aquí el piloto ya no tiene que ser un genio para volar en una alcantarilla. Si choca, no pasa nada", señala Matanzas. Además, surge la posibilidad de hacer que el dron ruede por el techo, de manera que se simplifica la navegación. "Que la pared no sea un problema, sino una solución".

Si eres de los que quieren fardar de dron, tal vez no te interesa. Si prefieres pagar lo mismo por una aeronave menos bonita pero más útil, Airk está pensando en ti. "Además, el mantenimiento es más fácil", añade Matanzas. Con los cada vez más numerosos y aerodinámicos drones de carcasa cerrada, la interacción e integración con otras herramientas se complica. "Nosotros imprimimos en 3D todas las piezas estructurales que no van a estar sometidas a esfuerzos críticos". Así, si se te rompe una pieza no tienes que andar llamando a la fábrica ni necesitas esperar una semana a que llegue el repuesto. Te la imprimes tú mismo.

El futuro de Airk está más centrado en la tecnología que en crear nuevos vehículos. "Estamos empezando a trabajar con redes 5G para el control de los drones", adelanta. Estos sistemas cobrarían protagonismo en zonas montañosas, donde los mandos comunes pierden cobertura. "Con el 5G desplegado, habría cobertura en cualquier lugar don de haya cobertura móvil. Y sin él, se pueden montar repetidores portátiles y construir una red".

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