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Arsenio Otero: Acceso al talento

Para retener a los mejores, las empresas deben aprender a prescindir de las jerarquías tradicionales y fomentar los valores.

Andreu Zaragoza

La captación y retención del talento se ha convertido en una obsesión para la mayoría de empresas inmersas en un proceso de digitalización. Bien por desconocimiento, por falta de músculo o, simplemente, por un cambio de paradigma, las organizaciones luchan por contratar a los mejores en campos que antes ni existían. Arsenio Otero, vicepresidente de operaciones de Salesforce, multinacional de servicios en la nube, simplifica este cambio de tendencia en una sola palabra: personas.

Arsenio Otero es vicepresidente sénior de operaciones de Salesforce EMEA.
Arsenio Otero es vicepresidente sénior de operaciones de Salesforce EMEA.

“No hay talento sin personas detrás. La transformación digital es poner a las personas en el centro. No podemos entender un proceso estratégico sin ellas”, afirma.Tiene muy claro que el mayor reto que afrontan las compañías es el de mantener la motivación de los trabajadores.

Todo se ha convertido en un entorno tan líquido que las jerarquías, el puesto fijo y el inmovilismo carecen de sentido. Tal y como explica Otero, el talento tiene que adaptarse a un modelo de negocio digital, social y móvil. “Mi generación hablaba de un equilibro en la vida laboral que consistía en trabajar de lunes a viernes durante ocho horas. Ahora, en cambio, se busca integrar el trabajo en la vida de cada uno. El talento se ha deslocalizado y es más accesible cuando se dispone de las capacidades para buscarlo”. Una de las preguntas que se hace Otero en voz alta es si España valora la brillantez de sus propios empleados. La respuesta es contundente: “El talento que hay en nuestro país es muy bueno y de gente muy capacitada, pero no lo valoramos”.

“No hay nada peor en este entorno que la decisión no tomada”, explica. “En otras partes del mundo, se fomenta la equivocación, el intentar las cosas o apreciar lo que se tiene alrededor”. Su dilatada trayectoria, que le ha llevado por grandes empresas internacionales como Oracle y McKinsey, le permite asegurarlo.

Uno de los principales cambios que la política ha de emprender para mejorar el desarrollo del talento es el de la educación. En determinadas formaciones se han creado unas brechas en comparación con el resto del mundo que convendría corregir. “Los conocimientos previos en ventas, por ejemplo, son inexistentes. Los estudios universitarios no entienden que se trata de una ciencia desarrollada durante décadas”, explica. Es consciente de que ahondar en nuevas áreas como la inteligencia artificial o el análisis de datos resulta fundamental para operar en esta sociedad digital.

Para retener el talento, las empresas tienen que esforzarse en fomentar proyectos atractivos y llenos de valores, como la igualdad de género. Los empleados trabajan mejor si se sienten identificados con la cultura corporativa. Programas de coaching, formación continua y desarrollo personal dentro de la organización son capitales para las nuevas generaciones. “La gente termina yéndose porque está harta de la compañía o del jefe”, concluye.

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