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Rebeca Minguela: “España está a la cola de Europa en interés en productos de inversión sociales”

Su 'startup' trabaja en un algoritmo para que las carteras de inversión valoren el impacto social y la ética de las organizaciones, no solo la rentabilidad. Está entre los 100 líderes jóvenes del Foro de Davos

Acepta a regañadientes la visibilidad que da la lupa de Davos, pero admite, “me sirve para que gente de distintos países y sectores valide nuestra metodología y para captar potenciales clientes”. Antes de saltar definitivamente al emprendimiento, tomó carrerilla en la gran empresa. Vistas las entretelas de IBM, Siemens y el Banco Santander, se inclinó por la agilidad de las startups y la posibilidad de sentir el impacto real de su trabajo.

Las horas de la segoviana se las llevan los últimos retoques de Clarity: “Es mi vida y mi todo”. Su propuesta es una mirada nueva a las carteras de inversión. Un algoritmo que, además de la rentabilidad, valore la eficiencia en el manejo de recursos, la ética y el impacto social de las organizaciones. “Si en lugar de invertir dinero en iPhones, lo destinamos a que tengan agua corriente en Bangladesh, poco a poco iremos llevando la primera revolución industrial a otros países”, explica.

Estamos a la cola de Europa en interés por los productos de inversión social

El sector es nuevo, pero ya concentra un tercio del dinero que se mueve globalmente: 23 billones de dólares invertidos de forma sostenible. “Uno ya no sabe qué es social y qué no. No hay un estándar. No sabes en quién confiar. Nosotros queremos cambiar esto. Daremos una puntuación y explicaremos cuál es el criterio”, explica. ¿Funcionará en España? “Estamos a la cola de Europa en interés en productos de inversión sociales. Pero ya se nos han acercado carteras de fondos españolas”.

La emprendedora que sacó adelante Blink, una app para buscar hoteles comprada por los titanes de Groupon al año y medio de andadura, tiene un pie aquí y otro en Estados Unidos. “Cada vez hay más interés en nuestras startups. Pero no nos vendemos como deberíamos. Además, hay un tema de ambición: no sé si los emprendedores españoles pensamos suficientemente grande. Nos falta vernos capaces de que una empresa de España sea líder”, añade.

La mentalidad del emprendedor no es el único problema: “Estamos en medio de una transformación digital que está llegando a muy pocos. Entre las empresas grandes hay algunas que se están poniendo bastante las pilas y lo están haciendo muy bien. El sector público, salvo excepciones regionales o locales, está muy lejos de esta revolución. En la Universidad, que es lo que más me preocupa, nos estamos quedando fuera. Y en las pymes cuesta bastante la adopción de nuevas tecnologías”.

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