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Tecnología para ayudar a la integración de los inmigrantes

La gestión de la identidad digital a través de blockchain aún está por explotar pero expertos consideran que si se exprimen sus posibilidades, en el futuro cada persona podrá gestionar la información sobre su identidad

Getty Images

La crisis de los refugiados ha traído a Europa a muchas personas solicitantes de asilo que no tienen documentos oficiales de su país de origen, lo que muchas veces se convierte en un problema para avanzar en sociedad (abrir una cuenta bancaria, alquilar una vivienda o encontrar trabajo). Cada país europeo receptor se encargan de identificar a estas personas y de asegurar la privacidad de sus datos pero, ¿qué puede aportar blockchain en este proceso? Aunque el desarrollo de la identidad digital a través de esta tecnología aún está por definir, hay proyectos en activo como el del Servicio de Inmigración de Finlandia (Migri) que autentifican la identidad de estas personas y les permite, por ejemplo, abrir una cuenta bancaria. “Utilizamos blockchain para construir una nueva relación entre el gobiernos y los ciudadanos”, dice el director, Jouko Salonen.

"Hemos desarrollado una fórmula basada en Ethereum que permite que un tercero, que requiera información sobre estas personas, tenga una prueba suficiente sobre su identidad sin necesidad de revelar sus datos, es decir, preservando la privacidad” explica Salonen. Para facilitar los primeros pasos en el país extranjero de las personas asiladas, las instituciones finlandesas junto a la start-up MONI lanzaron en 2015 una tarjeta bancaria de prepago donde reciben las ayudas económicas del estado. Esto les permite el acceso a servicios como pagar facturas, hacer compras o recibir un salario en caso de que consigan un empleo. “En este caso el servicio de inmigración finlandés funciona como un intermediario de confianza”, apunta el director. Salonen considera que en el futuro cualquier individuo deberá tener una herramienta como Ethereum para gestionar su identidad.

El proyecto finlandés es un ejemplo de cómo la cadena de bloques, por su traducción en castellano, se puede utilizar desde las instituciones públicas con fines sociales. Esta tecnología consiste en el registro de transacciones que se comparten a través de ordenadores conectados a un software sin necesidad de una autoridad central las supervise. “Desde sus inicios blockchain ha aspirado modelos económicos más democráticos para ayudar a personas desfavorecidas. Uno de los fundadores de Ethereum (la moneda digital alternativa al bitcoin), Vitalik Buterin, insiste regularmente en la importancia de contribuir con proyectos sociales”, explica Alex Preukschat, coordinador del libro Blockchain: la revolución industrial de Internet y Nodo Coordinador de Blockchain España.

Y así hizo el Servicio de Inmigración finlandés. Hasta el año 2015 el estado pagaba en efectivo un subsidio económico a los solicitantes de asilo. “Era una fórmula poco segura y con riesgo de fraude, especialmente porque la demanda había aumentado mucho y nos había sobrecargado. Abríamos centros de recepción a diario”, explica Salonen. En este contexto crearon la tarjeta para depositar las ayudas y distribuyeron 3.000 plásticos que, según el director de inmigración, se han ido ampliando.

MONI, la empresa con sede en Helsinki que facilita las tarjetas, investiga la aplicación de la tecnología blockchain para mejorar el servicio a sus clientes. “Abrir una cuenta criptográfica (bitcoin, ethereum, etc.) es tan simple como descargar una aplicación y no requiere permiso de nadie, lo que puede ser una herramienta para facilitar la inclusión financiera”, apuntan fuentes de Ia empresa. Según datos del Banco Mundial, en el mundo hay dos mil millones de adultos que no tienen una cuenta bancaria moderna. 

La gestión de la identidad digital a través de blockchain aún está por explotar pero Preukschat considera que, si se exprimen sus posibilidades, en el futuro cada persona podrá gestionar la información sobre su identidad sin depender de gobiernos o empresas. “Sobre la base de la identidad digital descentralizada se podría crear una economía también descentralizada, por eso nacen iniciativas que utilizan esta tecnología, para buscar soluciones diferentes”, explica este experto. Íñigo Melero, coautor del libro antes citado, coincide con este argumento. Defiende que la cadena de bloques va más allá de un sistema de pago y que puede ser muy útil para gestionar otras informaciones como identidades digitales. “Aunque aún es algo muy nuevo, poco a poco surgen proyectos positivos como este del gobierno finlandés”. Melero destaca que ya se han diseñado aplicaciones para hacer donaciones internacionales a muy bajo coste destinadas a fines sociales. “También hay proyectos en países en vías de desarrollo para que las personas más pobres inscriban sus títulos de propiedad en una blockchain, para protegerse de la corrupción de la administración de sus países”, defiende.

La apuesta por explorar los límites de esta tecnología no se reduce a escala nacional. Naciones Unidas también ha dado su apoyo a un grupo de trabajo que estudia la posibilidad de dar una identidad legal a través de un sistema basado en la cadena de bloques a los más de mil millones de personas que no tienen documentos oficiales en el mundo. Este es uno de los objetivos de la agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, que todas las personas del planeta tengan una identidad legal.

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