Cómo amortiguar el golpe de la precariedad en las plataformas de trabajo
Un estudio plantea medidas para que la llamada 'gig economy' nos afecten en positivo. Exige dar voz a los trabajadores (o colaboradores) y garantizar las coberturas mínimas
El mercado laboral está mutando. Los modelos de trabajo bajo demanda, nos gusten o no, se han integrado en la ecuación del empleo, si bien todavía son fórmulas minoritarias. Las recientes protestas de los llamados riders de Deliveroo en Barcelona prueban que la gig economy no está exenta de controversia. Su lado positivo reside en la flexibilidad: la idea es que quien quiera pueda emplearse durante unas horas, sacándole rendimiento a su tiempo gracias a percibir un mayor retorno por hora al contar con menos intermediarios.
La otra cara de la moneda también es conocida. Tal y como se subraya en un estudio de Platform Desgint Toolkit, las plataformas de trabajo, una de las principales herramientas de este nuevo paradigma, “han sido acusadas de precarizar la situación de los trabajadores, de impactar negativamente en las ciudades y naciones según las regulaciones existentes y de comportarse como nuevos intermediarios, desplazando a los antiguos”. En España operan varias de estas webs o aplicaciones, de las que os hablamos en este artículo.
Algunas proyecciones sugieren que las plataformas de trabajo tendrán para 2025 hasta 540 millones de usuarios. ¿Es eso bueno o malo para la sociedad? Hay quien opina que, si se hacen bien las cosas, este tipo de empleo puede ser beneficioso para las personas. Dos investigadoras españolas acaban de publicar un estudio impulsado por el Institute for the Future sobre el diseño de plataformas positivas. Entienden por ello organizaciones en las que la toma de decisiones sea compartida con los contribuidores (se evita el término trabajadores) de la plataforma y en las que los profesionales implicados accedan a una “serie de prestaciones mínimas por el servicio y el valor que producen”.
La guía elaborada por Ana Manzanedo y Alicia Trepat, conectora y miembro de OuiShare, expone los cinco principios clave del diseño positivo que en su opinión ayudará a conseguir crear plataformas responsables e inclusivas.
- Las cinco medidas
El primer elemento es la inclusión del máximo número de stakeholders en la toma de decisiones. Eso permitirá “cuidar los intereses de todo el ecosistema afectado por la actividad de la organización”.
Fomentar la participación de la comunidad a través de transparencia y claridad de procedimientos también ayudará a que la actividad que realice la cooperativa u organización sea más inclusiva.
Es importante también incorporar la autonomía en la toma de decisiones para mantener la agilidad mientras la organización crece de tamaño, pero asegurando que todos los contribuidores afectados por esas decisiones puedan participar de alguna manera.
Conviene establecer un sistema de retribución o recompensa justo para los contribuidores de la plataforma.
Por último, y teniendo en cuenta que “no está claro cómo los profesionales que contribuyen en las plataformas pueden acceder a la atención médica, la cobertura del desempleo, el apoyo organizativo, etc”, estos “deben poder seguir teniendo acceso a las coberturas mínimas laborales”. El informe señala que una forma de conseguirlo es “a través de la mutualización entre los miembros de una misma organización”.
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