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Si tu ‘startup’ gana un premio a la innovación estás dentro del circuito

Los galardones y programas de aceleración distinguen a las 'startups' con ideas más frescas. Un impulso que los emprendedores agradecen y los inversores vigilan

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Todas las empresas dicen ser innovadoras, un término sobreexplotado en los últimos años. Pero no siempre es cierto. Pasa lo mismo con las startups: la mayoría se presentan como una solución ingeniosa a problemas concretos, aunque muchas veces la realidad lo niegue. Precisamente porque emprender e innovar son conceptos que a menudo se presentan de la mano han proliferado los galardones que buscan reconocer a los proyectos más interesantes. ¿Estamos ante una burbuja o ante una explosión de creatividad empresarial?

Santiago Jiménez, cofundador de Light, se impuso en la categoría de medioambiente en la última edición de los premios Pascual Startup. “El premio supone un importante impulso. Un reconocimiento así es una validación más a nuestro proyecto. No solo de manera económica, sino también poniendo a disposición el know how de sus expertos, el espacio de trabajo y la visibilidad”, opina.

A través de mecánicas de gamificación y sistemas de smart city, aplicaciones como Light incentivan la sostenibilidad premiando hábitos cotidianos como el uso del transporte público, la bicicleta o el reciclaje.

La vida de Antonio Casal, cofundador de Livetonic y ganador del programa de aceleración de startups Santalucía IMPULSA, también cambió gracias a un premio a la innovación. “Llegamos con una idea y un proyecto…y en menos de cuatro meses hemos sacado el producto al mercado, está funcionando, cuenta ya con usuarios y clientes”, explica. Livetonic es un asesor financiero on line en riesgo, ahorro, inversión y jubilación, que ofrece un análisis de necesidades de cobertura y realiza una serie de recomendaciones de productos, comparando los de las diferentes compañías aseguradoras y permitiendo comprar online.

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El crecimiento del ecosistema de startups en España es un hecho. Aumentan los apoyos, la red de emprendedores, la inversión y los recursos, pero jóvenes innovadores como Jiménez, de 23 años, creen que el hecho de que grandes empresas tecnológicas traigan a ciudades como Madrid parte de sus oficinas para fichar desarrolladores, así como otros perfiles técnicos, no es suficiente. “Parece que montar algo está hecho para todos. Nada más lejos de la realidad. Estadísticamente hay muchas más posibilidades de fracasar que de triunfar. Por parte de las instituciones, sobre todo necesitamos menos trabas, para empezar con cuestiones tan básicas como el coste de la cuota de autónomos nuestro país que se sitúa a la cola de Europa y propicia la fuga de talento”, subraya.

“Muchos emprendedores, entre los que me incluyo, tienen la sensación de que en nuestro país se recurre a la promoción de la emprendeduría de forma muy electoralista”, opina Juan Zamora, CEO y cofundador de Signaturit, una compañía tecnológica que ofrece solución para la petición y realización de firmas electrónicas por su simplicidad de uso, así como por su validez legal. “Esa apuesta por la innovación nunca llega a concretarse en medidas valientes con una visión de largo plazo, una vez hemos pasado por las urnas”, se queja quien también recogió el Premio ESADE Alumni & Banco Sabadell a la mejor startup de 2017.

Porque talento, en nuestro país, no falta. Prueba de ello son las 8 startups españolas finalistas en la última edición de los Startup Europe Awards, una iniciativa de la Comisión Europea que ha puesto sobre la mesa 84 proyectos de 14 países distintos. Dos empresas de nuestro país resultaban vencedoras: la catalana Waynabox, organizadora de viajes sorpresa por Europa, que ganó en la categoría de Turismo, y la canaria APSU, desarrolladora de tecnologías de descontaminación, que se impuso en el área de Agua.

Otro caso de éxito en materia de innovación viene de la mano de la ganadora de la VII edición del encuentro nacional Santander YUZZ, Patricia Aymá, fundadora de VEnvirotech, una empresa dirigida a productores o gestores de residuos que quieran valorizar sus desechos orgánicos en un producto de alto valor añadido como el bioplástico mediante la biotecnología. Aymá tiene claro que hoy en día, el reconocimiento de la innovación proviene en mayor parte de iniciativas privadas y no tanto desde la Administración. “A escala local y municipal, existe ya una clara voluntad de incentivar el mundo emprendedor. Pero a nivel estatal, la innovación no está suficientemente valorada”, sostiene. VEnvirotech, además, pone en contacto a compradores con productores, facilitando así la venta del bioplástico.

La simplificación administrativa, así como la disminución de las barreras que dificultan la constitución de nuevas empresas, se hace imprescindible. Los emprendedores suelen reclamar incentivos fiscales (o financieros) a los nuevos proyectos que les permitan sobrevivir en unas fases iniciales caracterizadas por una tasa de mortalidad empresarial demasiado alta. Pero también piden que se incentive la inversión en proyectos maduros (desde el punto de vista regulatorio) para evitar que las empresas tecnológicas medianas se encuentren ante un abismo cuando completan sus primeras rondas a cargo de angel investors y de firmas de venture capital.

Si el sector público completa algunas de esas tareas pendientes y el privado realiza una apuesta real por la innovación externa como vía para complementar y enriquecer su I+D, Zamora no duda de que España puede llegar a contar con un sólido tejido emprendedor. “Ya reunimos varios aspectos imprescindibles: elevada calidad de vida, creatividad, una economía competitiva y gran dotación de talento", subraya. "Nuestro tejido empresarial integra a grandes compañías de sectores que pueden y deben beneficiarse de la innovación, como el de la automoción, el turismo o el farmacéutico”.

Por ello, la ampliación de la red de contactos que incentivan iniciativas como estos y otros premios o programas de aceleración, se traducen en potenciales oportunidades de negocio. El futuro más inmediato de la innovación en España pasa por apoyar en forma de subvenciones a las universidades, centros tecnológicos y empresas que fomentan el I+D. Apoyar y becar más proyectos de investigación, incentivando las nuevas startups con la dotación de fondos de capital riesgo que pueden impulsar, definitivamente, los trámites de generación de nuevas empresas.

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