Sunil Gupta: “El poder del ‘big data’ se ha exagerado mucho”
Este catedrático de Harvard no cree que el uso de grandes bases de datos sea siempre útil
Big data es ya un término habitual en el entorno empresarial. Las grandes compañías se devanan los sesos buscando formas de aprovechar la ingente cantidad de datos que generan a diario sus clientes. Las pymes, por su parte, no dejan de idear aplicaciones que exploten este maná de información. Entre tanto, decenas de gurús azuzan a los CEOs de unas y otras organizaciones convenciéndoles de que saber analizar y explotar el big data va a ser (o mejor, ya lo es) una de las claves para ofrecer servicios de calidad.
El profesor Sunil Gupta (Jind, India, 1958) opina que tampoco hay que dramatizar. “Creo que se ha exagerado mucho el poder del big data. Es cierto que podemos recopilar muchísima información relevante para los negocios. La cuestión es si estamos almacenando los datos correctos y cómo los procesamos”, aseguró este catedrático de gestión empresarial de la Harvard Business School en una entrevista publicada en Cinco Días. “Algunas compañías lo han hecho bien porque han usado el big data para solucionar problemas. Por ejemplo, Amazon es capaz de predecir qué producto quieren comprar sus clientes gracias al estudio de su comportamiento y lo recomiendan. Lo mismo pasa con Netflix. Como usuario, si la recomendación me gusta, en adelante me fiaré de ellos. Almacenar grandes cantidades de información sin criterio puede ayudar al FBI o la CIA a capturar terroristas, pero no estoy seguro de que le sea útil a las compañías”, sentencia.
Gupta lleva años investigando cómo afecta la tecnología al comportamiento humano y a la estrategia empresarial. Nada ni nadie escapará a la digitalización. “Los distintos sectores están en diferentes estadios de la transformación. Algunas industrias, principalmente las vinculadas con la información, optaron por digitalizarse de forma muy temprana; otras son más lentas, como la industria manufacturera ligera. Las impresoras 3D han hecho que se pongan las pilas, porque ya no les es necesario mantener tantos almacenes y producir cambios en la distribución. Al mismo tiempo, los robots están mejorando la eficiencia en las fábricas”. Esta escalada tecnológica no se puede parar.
Por supuesto, la automatización comportará la destrucción de empleo. “Pronto no harán falta radiólogos porque hay programas informáticos capaces de hacer una lectura bastante precisa de las radiografías. Lo mismo pasa con los contables o juristas, cuyo trabajo empiezan a desarrollar los algoritmos”, asegura. “Si las máquinas pueden hacer más trabajos, eso significa más productividad, lo que conllevará más eficiencia. Pero mucha gente perderá su trabajo, por supuesto. Aunque eso ya ha pasado a lo largo de la historia. La máquina de vapor destruyó muchos empleos y creó otros. La clave es que la gente debe ser capaz de reconvertirse y dedicarse a algo que las máquinas no sean capaces de hacer”.
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