El odio se disparó en Twitter tras la llegada de Elon Musk y su impacto es más profundo de lo esperado
La cifra de mensajes tóxicos subió un 50% en los meses que siguieron a la compra de la red social, que además recibieron un 70% más de ‘likes’
![Elon Musk en el Despacho Oval de la Casa Blanca, este martes en Washington.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5QFNWNLXX5DLFHXL4W5LZQEYGM.jpg?auth=843f5782242b28c0ba8608afd696b6380651f68f5c7010257093144f1f225510&width=414)
La cifra de mensajes de odio en Twitter (ahora X) subió un 50% desde que Elon Musk lo compró en octubre de 2022 hasta junio de 2023, cuando bloqueó el acceso a los datos de la red para investigadores y periodistas. Los mensajes con odio recibieron también un 70% más de likes en ese periodo. Respecto a los meses anteriores a la compra, la actividad solo subió un 8% y los likes generales un 4%, lo que demuestra que el contenido de odio aumentó mucho más de lo que debiera, según un artículo científico publicado este miércoles por investigadores de la Universidad de California en Berkeley y Los Angeles y de la Universidad del Sur de California.
Estos datos contrastan con las declaraciones públicas de Musk, que en diciembre de 2022 dijo que “las impresiones de discurso de odio (es decir, las veces que se ve un tuit) siguen disminuyendo, a pesar del significativo crecimiento de usuarios”. Un usuario corriente de X ya habría podido con poco esfuerzo observar esta tendencia en los últimos años, pero este artículo es el primero que da una cifra concreta sobre este aumento de odio en la red.
A pesar de estas cifras claras, los autores no saben cuál es el motivo específico que ha causado este crecimiento del odio. “Por los comentarios que hizo Musk sobre la reducción de moderación en la plataforma, sumado al hecho de que despidió a muchos trabajadores del equipo de confianza y seguridad y disolvió el consejo asesor de seguridad, no me sorprende este aumento”, dice Dan Hickey, profesor de la Universidad de California en Berkeley. “Pero no podemos decir con certeza por qué creció”, añade.
Otro de los fenómenos comprobados por este grupo de investigadores es que la actividad de bots tampoco ha disminuido y “potencialmente ha crecido”, dicen los autores. La eliminación de bots o cuentas falsas fue uno de los objetivos prioritarios de Musk y el motivo por el que impulsó el pago de suscripciones. Tampoco ha logrado cumplir su palabra.
“Aunque las tendencias que reportamos sobre X son preocupantes, las plataformas no tienen por qué tener niveles tan altos de discurso de odio o actividad falsa”, dice Hickey. “Son siempre las plataformas las que deciden qué tipo de contenido es aceptable y cómo diseñan sus algoritmos de recomendación. Tienen la oportunidad de mejorar el entorno informativo promoviendo contenido que fomente la cooperación en lugar de la división”, añade.
El odio se cuela en las cabezas
Estos cambios en X pueden parecer solo ligados a una red social de internet y con poca implicación en nuestras vidas reales. Pero, según otro nuevo estudio, no es así: la cantidad de odio que vemos en redes y medios es más importante de lo que parece porque afecta a ciudadanos sin que sean plenamente conscientes.
¿Cómo reacciona un usuario cuando ve tanto discurso de odio sobre minorías? ¿Le provoca ansiedad o aversión, le provoca una resistencia y le dan ganas de actuar? Muy poco. “Es un resultado extremadamente interesante porque muestra que no hay nada significativo, el contenido mismo no provoca reacción”, dice Pablo Madriaza, profesor chileno-canadiense de la Universidad de Quebec (Canadá) que acaba de publicar un estudio que revisa, analiza y compara docenas de artículos científicos sobre discurso de odio. “Está como banalizado, normalizado” y cuanto más hay, menos sensibilidad a su presencia.
Pero esa reacción de aceptación anodina no es la consecuencia más sorprendente en individuos del discurso de odio. Lo más extraordinario es que realmente lo que se ve y lee, influye: la opinión personal sobre la minoría insultada empeora. “Ese discurso produce cambios en las personas que están expuestas sin que el contenido en sí mismo provoque una reacción evidente”, dice Madriaza. “Las personas cambian la actitud hacia las minorías sin que consideren que el contenido mismo es necesariamente negativo”, añade.
Estos resultados son la confirmación científica de que el viejo dicho de “miente que algo queda” es literalmente real. “Es muy sorprendente y es triste también. No es voluntario. Yo no decido que voy a odiar a las minorías”, explica Madriaza, pero acaba ocurriendo tras consumir este tipo de mensajes. En estos experimentos se expone a personas a un contenido de odio, y se les compara con otras que no lo han visto. Luego pasa unos días o semanas y se mide el impacto de los mensajes originales; y confirman que influye.
Madriaza no puede inferir de esos estudios que provoque cambios sociales o en el voto de los individuos analizados: “Estoy desensibilizado frente al discurso. No lo veo necesariamente como algo positivo o negativo. Pasa, lo veo y luego mi opinión sobre los gais es peor. Pero de ahí a vincularlo con el plano político o con unas elecciones o con el voto, no”, añade.
Aunque parezca sorprendente, no lo es: confirma estudios clásicos de la influencia de este tipo de discurso en otras sociedades y con otros medios previos a internet y las redes. Madriaza ha observado también un modo de contrarrestar este tipo de discurso: el llamado contradiscurso funciona. Igual que el odio, los mensajes empáticos tienen consecuencias concretas en lo que piensan las personas sobre minorías raciales, sexuales o religiosas.
“En un experimento donde se mostraba un mensaje como ‘no te das cuenta del dolor que estás causando’, apelando a la empatía de las personas, disminuía el número de tuits insultantes, lo que mostraría eventualmente que hay un efecto de moderación”, dice Madriaza. “Esto quiere decir que lo que favorece el discurso del odio, también funciona para el otro lado. No es unidireccional. Esa sería la esperanza, mientras esto sea conducido sobre todo no por gobiernos, sino por personas”, añade.
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![Jordi Pérez Colomé](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F0b3f272b-9d7d-407e-b84c-01cf660dcaea.jpg?auth=968bebb588157e06e68df1a9803a259354e7463de5ca67f3aaa957cfbf77142b&width=100&height=100&smart=true)