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Los puntos opacos del encuentro entre Ábalos y la vicepresidenta venezolana

Las tres versiones del ministro de Transportes no aclaran los pormenores de la reunión con Delcy Rodríguez en un avión en Barajas

El presidente Pedro Sánchez visita zonas afectadas por la borrasca Gloria en Castellón.
El presidente Pedro Sánchez visita zonas afectadas por la borrasca Gloria en Castellón.Paco Poyato (Europa Press)

El polémico encuentro entre el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, y la vicepresidenta del Gobierno venezolano, Delcy Rodríguez, de madrugada, en un avión en una terminal de Barajas el pasado lunes, no deja de generar chispas. El viernes, ante las dimensiones que ha alcanzado la controversia, fue el presidente Pedro Sánchez quien defendió a Ábalos: “Hizo todo lo que pudo para evitar una crisis diplomática y lo logró”. Sánchez pidió a la oposición que no rompa el consenso en política internacional ante una situación “tan compleja”. Ábalos, de quien la derecha pide su dimisión, respondió: “A mí no me echa nadie”.

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La reunión con Delcy Rodríguez, que tiene prohibida la entrada en la Unión Europea debido a las sanciones aplicadas a Venezuela por las políticas represivas de su presidente Nicolás Maduro, sigue sin estar del todo clara. Fue calificado de “fortuita” por Ábalos. Pero, pese a las distintas versiones ofrecidas por el propio ministro, aún quedan interrogantes por responder. El encuentro se produjo, además, solo cuatro días antes de la llegada a Madrid de Juan Guaidó, reconocido por España, Estados Unidos y otros 60 países, como presidente encargado de su país frente a Nicolás Maduro. Guaidó, sin embargo, no ha sido recibido por Pedro Sánchez, sino por la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya.

En su primera versión del encuentro “casual” desvelado por Vozpopuli, Ábalos argumentó que acudió al aeropuerto a recoger a su “amigo personal”, Félix Plasencia, ministro de Turismo venezolano que acudía a la feria Fitur y aprovechaba la “parada técnica” del avión con destino a Turquía para quedarse en Madrid. Ábalos dijo después, en una segunda versión, que su amigo le pidió que saludara a su vicepresidenta, que no podía bajarse del avión para no entrar en España y, en una tercera versión, añadió que fue hasta el aeropuerto a esas horas porque tenía una semana muy complicada y no sabía si podría ver a su amigo.

Sin embargo, fuentes policiales aseguraron que la presencia de Ábalos respondía al empeño de Rodríguez en bajarse del avión en su “parada de tránsito” junto a la tripulación y a los otros seis asesores que la acompañaban. Solo ella tenía prohibida la entrada en España. Según la versión policial, la “insistencia” de la mandataria venezolana habría obligado a que el ministro fuese hasta el avión acompañado de un comisario de la Policía Nacional para advertirle de que si tocaba suelo español tendría que ser detenida.

En su segunda versión, el ministro señaló que subió para saludarla y para “recordarle que lamentablemente no podía entrar en España”, además de destacar que “en todo momento” estuvo acompañado de miembros de la Policía y de la Guardia Civil. No aclaró, sin embargo, cuanto tiempo permaneció en la aeronave: “Lo justo”, resolvió. Ni qué fue lo que habló con Rodríguez durante “el rato” —según la policía— que estuvo en su avión.

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El ministro se limitó a decir que “no hubo reunión”, puesto que entiende por reunión “cuando uno se convoca y está debatiendo e intercambiando, aunque sean puntos de vista”. “En ese sentido le digo que no”, aclaró.

Tampoco quedó claro cuántas personas presenciaron el encuentro, ni donde pasó la noche la vicepresidenta venezolana, ya que su avión partió el lunes a las 14.42. Ábalos aseguró que, mientras él estuvo allí, ella no se bajó de la aeronave. Aunque también señaló que “hay unas salas internacionales”, que están en la zona de tránsito, y que no se consideran suelo español.

Ya en una tercera versión, en una entrevista a La Razón, el ministro asegura que “llegando al aeropuerto” le llamó el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, para informarle de que en ese vuelo viajaba también la número dos de Maduro. Según Ábalos, a Marlaska —que le dice: “Ya que vas, procura que no se baje del avión”—, le había informado, a su vez, la ministra de Exteriores, alertada por la embajada de España en Caracas.

Por su parte, Interior declina dar ninguna explicación al respecto. “El Ministerio del Interior se limitó a hacer las gestiones en el ámbito de su competencia para que la vicepresidenta de Venezuela no entrara en territorio nacional”. Pero no responden ni sobre la hora de esa llamada ni confirman que fuese Marlaska quien advirtió a Ábalos de la presencia de Rodríguez en el vuelo. La oposición pidió la comparecencia de Marlaska en el Congreso.

Así las cosas, la ministra de Exteriores defendió desde Rabat la gestión de Ábalos del asunto, por lograr que Delcy Rodríguez no pisara suelo español. Y el viernes, el presidente del Gobierno mostró su respaldo sin fisuras al ministro: “Tiene todo mi respaldo y apoyo político y personal. Hizo todo lo que estaba de su parte para evitar una crisis diplomática y lo logró”. Por su parte, Ábalos despachaba la lluvia de críticas procedentes de la oposición pidiendo su dimisión con esta frase en un mitin en Santiago de Compostela: “Otros quizá estén en política de paso. Yo vine para quedarme y no me echa nadie”.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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