Pablo Iglesias, el vetado que logró llegar a vicepresidente

No es fácil que un mal resultado tenga un buen final, pero Pablo Iglesias (41 años, Madrid) ha conseguido rentabilizar el peor resultado de su partido en unas elecciones con su mayor logro político. El líder de Unidas Podemos será el próximo vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030, un cargo al que llega de la mano de Pedro Sánchez contra todo pronóstico.

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Iglesias fue el improbable vencedor de la repetición electoral. Tras el 28-A, el líder del PSOE vetó su presencia en un Gobierno de coalición con Unidas Podemos alegando falta de confianza. Iglesias dio un paso atrás, pero el acuerdo tampoco fue posible. La negociación apenas avanzó y la relación entre ambos líderes se tensó hasta casi el insulto. La investidura fallida de julio mostró públicamente el desprecio mutuo.

Por eso nadie esperaba el abrazo con el que Sánchez e Iglesias sellaron el preacuerdo de Gobierno apenas dos días después del 10-N, cuando ambos habían cosechado unos resultados peores que siete meses antes. Pero la matemática electoral se impuso y el líder socialista no vio más alternativa que la coalición para mantener la presidencia. El líder de Unidas Podemos ya había advertido que no aceptaría un nuevo veto.

Iglesias, que fundó Podemos en 2014 al calor del 15-M, había vivido en el último año su etapa más difícil al frente del partido. La crisis que rompió en dos Podemos, con la salida de Íñigo Errejón, y las voces que pedían un cambio de liderazgo se ven ahora lejanas con la entrada en el Gobierno. Un golpe maestro por el que nadie, salvo él mismo, habría apostado. Iglesias, que destaca por su habilidad como orador, llega a la vicepresidencia con un tono mucho más moderado que el de sus inicios pero dispuesto a aprovechar su papel de coprotagonista. De su relación con Sánchez depende en gran parte el éxito del Ejecutivo.