Villarejo lanza nuevas amenazas para intentar salir de la cárcel
La Fiscalía Anticorrupción pide prorrogar otros dos años la prisión preventiva del comisario jubilado
El comisario jubilado José Manuel Villarejo lanzó este jueves, durante la vista celebrada para decidir si se prorroga su prisión preventiva otros dos años, nuevas amenazas en su intento de ser excarcelado al asegurar que tiene “100 veces más material” del incorporado hasta ahora al sumario. El policía retirado, que hasta ahora se ha negado a facilitar las claves para desencriptar el abundante material informático que se le intervino tras su arresto en noviembre de 2017, reclamó al juez Manuel García-Castellón que extienda la investigación más allá de “donde quieren los investigadores”. Villarejo apunta así que las pesquisas solo se limitan a su figura para no perjudicar a más personas.
El policía volvió a solicitar su puesta en libertad alegando motivos de salud y la supuesta indefensión que sufre por estar encarcelado, señalan varias fuentes presentes en la vista. La Fiscalía Anticorrupción, la acusación popular ejercida por Podemos y una de las particulares, pidieron que se prolongue el encarcelamiento de Villarejo por riesgo de fuga, destrucción de pruebas y reiteración delictiva, los tres motivos previstos por la Ley de Enjuiciamiento Criminal. El magistrado tiene hasta el 3 de noviembre para tomar una decisión.
Villarejo estaba citado en la Audiencia Nacional para dos diligencias judiciales. En primer lugar, por la vista sobre la prisión provisional. En segundo, para que declarara de nuevo dentro de la pieza del macrosumario bautizada como Land. En ella se investiga el supuesto encargo de Susana García Cereceda, hija mayor del empresario y promotor de La Finca, Luis García Cereceda, al comisario jubilado para que investigara a la otra parte de la familia en plena disputa por la herencia. Esta declaración fue suspendida tras alegar el comisario problemas de salud.
Una parte de la vista sobre la prórroga de la prisión ha girado, precisamente, en torno a la salud de Villarejo, que volvía a comparecer por videoconferencia desde la cárcel de Estremera (Madrid). Su defensa alegó que la hipertensión que sufre pone en peligro su vida si continúa encarcelado. El propio policía mostró su temor a sufrir un ictus. “No quiero morir en prisión”, dijo. Como alternativa, la defensa planteó que se le retire el pasaporte, se le prohíba salir de España y se le fijen comparecencias diarias en un juzgado. Alternativamente, propuso el arresto domiciliario o el control mediante una pulsera telemática.
Por el contrario, las acusaciones insistieron en que se mantienen las razones que aconsejaron su entrada en prisión cuando fue detenido. Recordaron que el comisario mantiene un elevado patrimonio en el extranjero que podría facilitar su huida, además de recordar que “su historial” hace temer que pueda reincidir, ya que parte de la documentación que posee aún no ha sido descubierta. El propio comisario aseguró este jueves en dos ocasiones que aún conserva material.
Durante la vista, Villarejo volvió a defender su inocencia y a recalcar que toda su actuación estuvo supeditada a las órdenes que, como policía, supuestamente recibió de los diferentes Gobiernos. También reclamó al juez García-Castellón que ponga fin a lo que calificó de “filtraciones”, en referencia a la publicación en diferentes medios de fragmentos de sus grabaciones, a algunas de las cuales los investigadores aún no habían accedido cuando salieron a la luz. El policía negó ser el autor de estas “filtraciones” y destacó que le perjudicaban tanto a él como a sus “amigos”, entre los que citó a la actual ministra de Justicia, Dolores Delgado, a la que nombró solo por el cargo, según fuentes presentes en la vista.
La supuesta red de corrupción liderada por el comisario jubilado se ha erigido como uno de los escándalos públicos de mayor dimensión de los últimos años. A finales de agosto sumaba ya 13 piezas separadas —en las que se investiga, entre otros asuntos, el espionaje al extesorero Luis Bárcenas, la guerra sucia contra Podemos y los presuntos encargos del BBVA a Villarejo—. Los investigadores calculaban entonces que iban a tener que abrir, al menos, una veintena de nuevas causas después de que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) lograra desencriptar cerca de la mitad de los archivos informáticos intervenidos al comisario jubilado.
Durante sus dos años en prisión, Villarejo no ha dejado de emitir comunicados para defenderse. Aunque su estrategia ha evolucionado. Primero incidió en que sus acciones contaban con el aval de los responsables del Ministerio de Interior. Después, hizo hincapié en la supuesta inconsistencia de las acusaciones vertidas contra él. Y, a continuación, comenzó a alegar que su salud se había visto deteriorada durante su estado en prisión. Las arremetidas del comisario también se han centrado en las últimas semanas en el juez instructor. Este mismo octubre, en una nueva ofensiva acometida días antes de la vista para decidir sobre su continuidad en la cárcel, pidió recusar a García-Castellón por la “pérdida de la debida imparcialidad objetiva y subjetiva”. El juez ha rechazado esa solicitud.
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