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“Queremos la huerta viva, dejadla en paz”

Decenas de vecinos, agricultores y ecologistas protestan en Valencia contra la ampliación de una autovía que devora miles de metros de los campos de cultivo que rodean la capital

Cristina Vázquez
Decenas de personas han protestado este jueves ante la alquería Forn de Barraca, que será demolida para ampliar una autovía.
Decenas de personas han protestado este jueves ante la alquería Forn de Barraca, que será demolida para ampliar una autovía. MÒNICA TORRES

Amanece y una docena de jóvenes, que han pasado la noche en tiendas de campaña, protegen de las excavadoras una alquería histórica en medio de la huerta de Valencia [los menguantes campos fértiles que rodean la capital]. A veces en silencio a veces con cánticos, tristes pero resueltos a no moverse, estos jóvenes custodios han protestado contra la ampliación de la autovía V-21, acceso norte a la capital, que se llevará por delante más de 60.000 metros cuadrados de huerta, un patrimonio natural que han defendido reputados académicos de universidades extranjeras por Berkeley, Boston, Harvard o Edimburgo.

A las siete de la mañana, agentes de la Guardia Civil ha obligado a los concentrados a apartarse y dejar pasar a los operarios encargados de los trabajos previos al derribo de la construcción. Pero ahí han permanecido y se han hecho fuertes gracias al goteo de vecinos, ecologistas y agricultores que se han ido sumado a la simbólica protesta. “Es un proyecto innecesario, negacionista del campo climático y que fomentará el tráfico de vehículos en contra de las políticas de movilidad en boga”, defiende Javier Canales, activista de Per l’Horta, una plataforma ciudadana que defiende la supervivencia de esta superficie fértil.

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Los activistas velan desde hace dos días el Forn [Horno] de Barraca, una alquería con más de un siglo de antigüedad, que se ha convertido en símbolo de la lucha contra la destrucción de estos campos, despensa de la población circundante desde la época de los romanos. "La alquería es una construcción de principios del siglo XX, con un gran horno en el interior que abasteció de pan a la gente que trabajaba en la huerta", prosigue Canales, que ha llegado cuando despuntaba el día, caminando por el murete de las acequias pues dos patrullas policiales controlaban los accesos por los caminos.

Los protectores de este trozo de historia viva del área metropolitana de Valencia han defendido el edificio "con tranquilidad pero con convicción", describe Alba Mompó, universitaria de 21 años que ha pasado la noche en una de las tiendas de campaña. "No quiero que conviertan lo que queda de huerta en cemento", exclama. Han pasado un poco de frío "pero vale la pena defender lo que queda", explica la joven. Sobre las seis de la mañana les ha despertado un tractor, que ha sulfatado una de las parcelas próximas y después ha llegado la Guardia Civil, que les ha urgido a retirar las tiendas de campaña en cinco minutos de forma "un tanto brusca", cuentan. 

"Es una protesta pacífica, solamente queremos mostrar nuestra opinión, hacernos escuchar y concienciar a la sociedad de que esto no es bueno. La huerta es uno de nuestros patrimonios y hay que defenderlo y si los políticos no lo hacen, lo haremos nosotros", zanja. Los operarios han desmontado el cableado, retirado los materiales peligrosos y vaciado la casa, perforando uno de los muros.

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Las decenas de personas concentradas han asistido, con lágrimas de rabia, como la pintada Huerta es vida sucumbía a los mazos. La actriz y política Rosana Pastor ha sido testigo de ello: "Los vecinos están alarmados porque lo que se está proyectando es irreversible para la huerta y los habitantes de la comarca", comenta en alusión no solo a la ampliación de la autovía sino a las urbanizaciones que proyectan los planes generales de ordenación urbana.

Un agente de la Guardia Civil, ante la alquería que hoy han vaciado antes de demolerla.
Un agente de la Guardia Civil, ante la alquería que hoy han vaciado antes de demolerla.MÒNICA TORRES

El Ministerio de Fomento aprobó el pasado mes de julio de forma definitiva las obras de ampliación a tres carriles de uno de los tramos de la V-21, y ordenó el inicio del proceso de expropiación forzosa de los terrenos. Por esta vía transitan a diario unos 77.000 vehículos y el propósito de la obra es evitar las congestiones de tráfico. El proyecto ha sido muy contestado socialmente, incluso Compromís, socio del Gobierno valenciano, presentó un plan alternativo pero, al final, lo único que se ha conseguido es reducir la afección a la huerta en unos miles de metros. Insuficiente para Per l'Horta.

La regresión de la huerta en los años del desarrollo urbanístico ha sido importante. Según un estudio del geógrafo valenciano Víctor Soriano, en el último medio siglo este suelo de alto valor agrícola —capaz de ofrecer hasta cuatro cosechas en solo un año— ha retrocedido en un 64%.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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