El paisajista Steinitz defiende desde Harvard la huerta de Valencia
Este experto escribe a la alcaldesa de Valencia que retire la revisión del PGOU El Colegio de Ingenieros Agrónomos rechaza la reclasificación de más suelo agrícola
El profesor de la Escuela de Arquitectura del Paisaje Carl Steinitz ha salido desde su puesto en la Universidad de Harvard en defensa de la huerta de Valencia. El profesor ha enviado una carta a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, en la que pide la retirada de la revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Valencia, en tramitación. Steinitz muestra su preocupación por la desaparición irreversible de una gran cantidad de "huerta ancestral, que por eso mismo se ha de proteger".
La plataforma Per l'horta, que ha liderado una campaña en defensa de la huerta que ha culminado con la presentación de 20.000 alegaciones contra el PGOU, recaba firmas de prestigiosos expertos en favor de estas zonas periurbanas con alto valor agrícola y ecológico.
Steinitz, uno de los máximos referentes de la arquitectura del paisaje, opina que la conservación del paisaje es un indicador tan valioso como otro para medir la competitividad de una ciudad y en el caso de Valencia, su huerta, que le otorga una identidad y una singularidad única en el mundo.
Según el profesor de Harvard, es alarmante que el PGOU no recoja ninguna medida para el futuro de la huerta y, en este sentido, exige a la alcaldesa que retira el plan y planifique un nuevo documento que tengan en cuenta este cinturón verde que sutura la ciudad y lo considera bien estratégico. El experto ofrece incluso su asesoramiento para la elaboración de un nuevo plan general que proteja la huerta.
Los ingenieros agrónomos se suman
El Colegio de Ingenieros Agrónomos se ha sumado a las muestras de apoyo a la huerta. Este órgano considera innecesaria la propuesta de reclasificación de más superficie agrícola, de ahí las alaegaciones presentadas en las últimas horas.
La entidad ha la entidad se queja de que “entre el equipo redactor de esta revisión no ha participado ningún ingeniero agrónomo, aspecto que sin ninguna duda ha condicionado el tratamiento que se le ha dado al suelo agrario de la ciudad”. Destacan que un Plan General lo es de todo un término municipal y no sólo de la parte que ya es urbana o de aquel suelo que lo será.
Según ha explicado el COIAL, el Ayuntamiento de Valencia ha establecido un techo poblacional significativamente superior al resto de previsiones de organismos oficiales. Por tanto, “si no hay previsión de incremento de la población, no existen nuevas necesidades y por lo tanto, no hay necesidad de ocupar más suelo”.
En el escrito se recuerda que la Ley de Ordenación del Territorio, Urbanismo y Paisaje de la Generalitat, aprobada el pasado año, “prioriza la culminación de los desarrollos existentes y las actuaciones de rehabilitación y renovación urbana frente a nuevas ocupaciones del territorio” y, además, que parte de la superficie de huerta que se propone reclasificar “está incluida dentro de la Infraestructura Verde de la Comunitat Valenciana”, una herramienta de planificación supramunicipal que debe atenderse, por lo que no cabe su reclasificación.
Otra de las alegaciones hace referencia a la naturaleza multifuncional de la superficie agrícola que se propone reclasificar: “Constituye un activo agrario, ambiental y paisajístico excepcional por su escala y naturaleza que contribuye a la singularidad y atractivo de la ciudad Valencia, de manera que la reclasificación propuesta compromete de forma irreversible la conservación y preservación de este espacio agrario periurbano”.
La Agencia Europea del Medio Ambientesólo identifica cinco paisajes similares a la huerta de Valencia en toda Europa, tres de ellos en Italia. Según el colegio, esta superficie agrícola “forma parte de un agrosistema multifuncional de gran valor que convierte a la ciudad de Valencia en un ejemplo único de conservación y preservación de espacios agrarios periurbanos”. Es decir, la huerta de Valencia, además de producir alimentos, produce una serie de externalidades que impiden compensar el impacto de su destrucción.
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