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Pedro Sánchez ignora la negociación con Podemos y pide la abstención del PP “para no repetir elecciones”

Casado, al líder socialista: “La cabra tira al monte. Ha salido del espacio del constitucionalismo”

El líder del PP, Pablo Casado, este lunes en el hemiciclo del Congreso. En vídeo, Sánchez pide al líder del PP que facilite el Gobierno.Foto: atlas | Vídeo: Álvaro García/ ATLAS
Natalia Junquera

Pablo Casado explicó el voto en contra del PP a la investidura de Pedro Sánchez asegurando que el líder socialista “no es de fiar” porque “la cabra tira al monte” y volverá a pactar con independentistas. Acusó al PSOE de haber “salido del espacio constitucional” y explotó la contradicción de que quien dimitió por no abstenerse en la investidura de Rajoy exija ahora al PP que lo haga. Su tono, sin embargo, era deliberadamente más suave. Casado quiere subrayar su liderazgo de la oposición marcando distancias con el estilo agresivo de Rivera.

Con una cabra y dos elefantes construyó este lunes Pablo Casado su discurso para argumentar el voto en contra del PP a la investidura de Pedro Sánchez. El “elefante” número uno era Unidas Podemos, al que el candidato a la investidura apenas se había referido durante su discurso de dos horas, pese a estar negociando in extremis con ellos un Gobierno de coalición. El elefante número dos era el desafío soberanista, también orillado en su intervención. La “cabra” representaba la supuesta tendencia del presidente en funciones a “contemporizar” con los independentistas y el motivo fundamental por el que Sánchez no era “de fiar” para el PP: “La cabra tira al monte. Usted quiere revalidar los apoyos de la moción de censura. Ha salido del espacio del constitucionalismo y no está a la altura para ser presidente”. Casado volvió a insinuar que Sánchez indultará a Oriol Junqueras, pendiente de la sentencia del procés, y advirtió que “con los radicales” el líder del PSOE podría ser investido, “pero no gobernar”.

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Se lanzaron ataques y reproches. Sánchez pidió con malicia que levantaran la mano “los diputados del PP por el País Vasco”, sabiendo que tras el batacazo electoral del 28 de abril no había ninguno y que el cabeza de lista por Álava, Javier Maroto, había tenido que ser recolocado por el PP en el Senado tras empadronarse en Segovia. En un momento de su intervención, Casado llegó a decir: “Viene aquí a decir que en Cataluña no pasa nada. Viene a ser igual de supremacista que sus socios”. Pero el intercambio entre ambos fue mucho menos virulento que el de Sánchez y Albert Rivera y el tono del presidente popular deliberadamente distinto al de hace unos meses, cuando dedicaba al jefe del Ejecutivo ristras de 20 insultos seguidos. Casado quiere imponerse a Rivera como líder de la oposición, pero tratando de ofrecer un perfil de hombre de Estado. Por eso —al contrario que el líder de Ciudadanos— decidió acudir “por lealtad institucional” a todas las reuniones a las que le convocó Sánchez y por eso este lunes, junto al “no” tajante de su grupo a la investidura, Casado llevó la oferta de 11 pactos de Estado genéricos sobre política de Defensa, infraestructuras o lucha contra la violencia machista.

“Señor Casado, me alegra oírle de nuevo. Ha estado usted un tiempo sin prodigarse mucho en los medios de comunicación, hablando más bien poco”. Sánchez hizo notar que se había dado cuenta del cambio de estrategia del líder del PP y a continuación, ignorando la negociación con Unidas Podemos y las sumas alternativas, volvió a pedir la abstención del grupo popular en su investidura: “Si no quiere repetición electoral, ni que el Gobierno dependa de los independentistas, tengo una mala noticia que darle: se tiene que abstener”, dijo ante Iglesias, muy serio en su escaño.

Casado explotó la contradicción de que Sánchez, “el adalid del no es no” pidiera ahora la abstención del PP cuando en su momento dimitió para no dársela a Mariano Rajoy después de unas segundas elecciones generales. “Si nos llega a insultar un poco más, a lo menor nos abstenemos”, bromeó. “Seguimos siendo tan malos como siempre, pero está dispuesto a absolvernos, cree que podemos redimirnos haciéndole presidente. Hemos pasado del no es no al sí porque sí. Pero esto es una sesión de investidura, no de impostura. Y está en una tribuna, no en un pedestal”, replicó el presidente popular.

Sánchez se revolvió: “Ustedes viven del conflicto territorial. Y que lo haga Ciudadanos, o la ultraderecha, tiene un pase, pero que lo haga el PP, que ha estado gobernando, me parece una hipocresía colosal”, añadió. El presidente en funciones dejaba claro que da por perdido a Albert Rivera, con quien llegó a firmar en 2016 un acuerdo de investidura conocido como “el pacto del abrazo”. “El PP es un partido de Estado, Ciudadanos, claramente no”, zanjó, tras escuchar una vez más la negativa de Casado a facilitar la votación para hacerle presidente.

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El rechazo a la memoria histórica une al PP, Cs y Vox

Uno de los asuntos que explotaron  el PP, Ciudadanos y Vox para oponerse a la investidura de Pedro Sánchez fue la memoria histórica. Tanto Pablo Casado, como Albert Rivera y Santiago Abascal se refirieron a los planes del Gobierno en este área, incluido el de exhumar los restos de Franco del Valle de los Caídos, que el propio presidente en funciones había recordado en su discurso.

Casado afeó a Sánchez su “habitual apelación a la Guerra Civil, ochenta años después”. Rivera le pidió que dejara de “boxear con los restos de Franco” y Abascal aseguró que la ley de memoria histórica “es un ataque a la libertad, un insulto a la inteligencia que quita las cruces a víctimas del odio y erige estatuas a los asesinos”.

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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