El PNV acepta con condiciones una coalición entre Sánchez e Iglesias
Los nacionalistas vascos no se opondrían a esta fórmula que rechaza el PSOE siempre que haya una negociación programática con ellos
La investidura sigue lejos, pero empiezan a despejarse incógnitas. El PNV, que sería clave en la nueva mayoría como lo fue en la moción de censura, no se opone a un posible Gobierno de coalición PSOE-Podemos siempre que se acuerde con los nacionalistas vascos el programa. Fuentes de la dirección del Partido Nacionalista Vasco señalan que tienen experiencia en coaliciones y no les preocupa esa fórmula, pero insisten en que no se puede dar su voto por hecho: tienen que negociar con ellos. Este miércoles se reanudaron los contactos entre el PNV y el PSOE para la investidura.
“Si alguien sabe de coaliciones es el PNV, que las ha hecho con todos, incluso con su escisión, EA [Eusko Alkartasuna]. No es una línea roja para el PNV que haya una coalición con Podemos. Pero lo que nos preocupa es el programa. Si no nos convence sí nos abstendríamos en la investidura. No se pueden pactar políticas sin tenernos en cuenta ni dar nuestro voto por hecho. Pero a partir de ahí, nosotros queremos que esto salga, y que salga con Podemos, no con Ciudadanos ni el PP”, señalan fuentes del Euskadi Buru Batzar (EBB), la dirección del PNV, comandada por Andoni Ortuzar.
Según estas fuentes, precisamente el miércoles se reanudaron los contactos con los socialistas. El PSOE solo había hecho una breve reunión con el PNV en la que apenas se trató de contenidos. Este grupo es un especialista en negociaciones y se ha mostrado favorable a apoyar a Pedro Sánchez siempre que se acuerden asuntos concretos que les interesan.
En cualquier caso señalan que su voto no sería negativo, pero sí podrían abstenerse si no funciona la negociación. Sí dejan claro que para ellos no es un problema que entren ministros de Podemos, algo que Sánchez ha rechazado de plano hasta ahora.
Lo que sí exigirían los nacionalistas vascos a cambio es otra actitud de Podemos en el País Vasco, donde está rechazando con dureza los principales proyectos sociales del PNV. Fuentes del EBB insisten en que esta formación es muy “recentralizadora” en algunas medidas, pero se muestran abiertos a la negociación.
El presidente también se mueve, pero a ritmo tranquilo. La nueva ronda de consultas se hará la semana que viene, casi dos meses y medio después de las elecciones. Sin embargo, la mayoría en el Congreso no está tan lejos, siempre que haya acuerdo con Podemos, algo que ahora no parece cercano.
Con los nacionalistas vascos y el PRC, la formación de Miguel Ángel Revilla, la única que ya ha comprometido su apoyo a la investidura, sumados a Podemos y Compromís, Sánchez podría contar con 173 síes, y por tanto le bastaría con una abstención de ERC para sacar adelante su presidencia en la segunda votación, el 25 de julio.
El PSOE ha argumentado insistentemente que no quiere a Podemos en el Gobierno porque juntos no suman una mayoría y porque otros grupos se opondrían. Sin embargo, el más importante de ellos, el PNV, no tiene esa línea roja para ofrecer su apoyo, al contrario que Coalición Canaria.
En la partida de ajedrez, o más bien de póker, que juegan desde hace semanas Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, el miércoles le tocó mover al líder de Podemos.
Y lo hizo con un giro táctico para demostrar que el problema real no es que PSOE y Podemos no sumen suficientes diputados, sino que los socialistas no quieren gobernar con miembros de la formación a su izquierda, incluido su líder, dentro del Consejo de Ministros. Iglesias propuso, en un artículo publicado en La Vanguardia, una salida: que se negocie y se acuerde la coalición, y se lleve a votación el 23. Y si no sale, porque otros grupos la rechazan, entonces él se “replantearía” esa opción.
Iglesias sabe que muy probablemente esa coalición saldría adelante con la abstención de ERC. Sánchez también lo sabe, por eso no parece dispuesto a aceptar el envite, que los socialistas interpretaron como una forma de llevar al terreno público el pulso que ambos mantienen en privado. Iglesias ya le había planteado esta fórmula a Sánchez en la última reunión y el presidente la rechazó. Ahora la hace pública para aumentar la presión.
Los socialistas reaccionaron de forma rápida: la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, contestó que la investidura “no pasa por táctica” ni puede ir de “retos ni estrategias”. La tensión entre ambos sigue creciendo, a la espera de una nueva reunión entre Sánchez e Iglesias. El CIS, que augura que al PSOE le iría bien y a Podemos mal en una posible repetición electoral, también entró en juego para aumentar la presión. Pero de momento nadie se mueve en serio, salvo el PNV, siempre dispuesto a desbloquear las situaciones a través de pactos, la forma habitual de gobernar en el País Vasco pero no en España.
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