Una jueza acredita episodios “intimidatorios” a inmigrantes en el CIE de Aluche
La magistrada ve indicios de delito por parte de los policías durante un cacheo en el centro de internamiento de Madrid
Una juez ha acreditado que en el Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE) de Aluche se violaron los derechos fundamentales de los internos durante un cacheo realizado el pasado 18 de abril. La magistrada describe en su auto un "clima intimidatorio evidente" en el episodio, en el que un grupo de 20 policías, equipados con cascos y defensas, registró a los internos en el patio del recinto. Aquella mañana, a pesar de la lluvia y las bajas temperaturas, los agentes pusieron en fila a los internos, lanzaron al suelo las prendas de abrigo de al menos tres de ellos y los obligaron a mantenerse contra la pared, sin ropa y con los brazos en alto más de 12 minutos.
La magistrada, que realiza funciones de control del CIE desde el Juzgado de Instrucción 19 de Madrid, considera que se adoptaron "medidas de seguridad desproporcionadas" y ve en los hechos un posible delito de tortura. El expediente será remitido al Juez Decano de Madrid para que se lo asigne al juzgado de instrucción que corresponda e investigue los hechos y a sus responsables.
El auto responde a una queja —presentada el pasado 7 de mayo— por tratos vejatorios formulada por todas las ONG acreditadas para entrar en el CIE y firmada con nombre y apellidos por 69 internos. Tras recibir el escrito, el juzgado inició una investigación que incluyó dos visitas al centro, audiencia con varios internos y el visionado de las imágenes de aquel día grabadas por las cámaras de seguridad. "No se alcanza a comprender cómo se decide un cacheo en el patio un día lluvioso con bajas temperaturas", afirma la juez, que destaca cómo se obligó a los internos a permanecer en el lugar durante más de 30 minutos.
Tras ver las imágenes, a la juez le llama la atención el "elevado número de efectivos policiales" sin una causa aparente que lo justifique. La magistrada también comprueba "la existencia de indicios de comisión de delito" por parte de los agentes. "Olvidando el deber legal que les incumbe de respeto a la vida, integridad física y salud de los internos", dice el auto, "han podido someterles a tratos degradantes [...] violando su honor y dignidad".
La magistrada recuerda en su escrito que los centros de internamiento no tienen carácter penitenciario y que su estancia en ellos es una medida preventiva y cautelar. El ingreso de inmigrantes en los CIE se ejecuta por su situación administrativa irregular, un paso previo a una posible expulsión del país, y no por la comisión de ningún delito.
Las ONG que firmaron la queja que motivó la investigación, entre ellas la Asociación Karibu, mantienen que los hechos reflejan que "la gestión policial del CIE de Aluche prioriza de forma sistemática las medidas de seguridad sobre el respeto a los derechos de los internos". Las organizaciones denuncian violaciones habituales de la dignidad y demás derechos fundamentales de las personas internas, "más allá de las limitaciones derivadas de su situación de internamiento". "Denunciamos el fracaso absoluto de estos lugares de desprotección y sufrimiento, que llevan años causando un efecto devastador sobre la vida de miles de personas", mantienen en un comunicado.
El director del centro justificó en un oficio que el cacheo se realizó cuando los agentes se percataron de que algunos internos se encontraban manipulando la puerta que da acceso a la cocina. El registro tenía como objetivo localizar "posibles elementos que pudieran posibilitar una fuga", según el director, que garantizó que se respetó la dignidad de los internos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.