ERC se hace con el cetro independentista

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Los pronósticos se han cumplido. Esquerra Republicana ha relevado a la vieja Convergència, ahora reconvertida en Junts per Catalunya (JxCat), como primera fuerza municipalista en Cataluña. Los exconvergentes se mantienen en las grandes ciudades del interior de la comunidad, pero Esquerra logra representación en los pequeños municipios, como antaño lo hiciera el viejo partido de Jordi Pujol. Y desde luego, los de Oriol Junqueras consiguen sumar la joya de la corona a su proyecto, al ser la fuerza más votada en la ciudad de Barcelona, desplazando a los comunes de Ada Colau. Los concejales que Esquerra ha obtenido en Barcelona —10— son los cinco que tenía más otros tantos a costa de JxCat.

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El secesionismo ha seguido inmerso en una suerte de política líquida con los resultados de este domingo. Los vasos comunicantes hacen que se produzcan trasvases entre las dos grandes fuerzas, pero el voto independentista municipal se mantiene en un 42% de los votos emitidos. Los republicanos son hegemónicos con el 23,5% de los votos emitidos, siete puntos porcentuales por encima de Junts per Catalunya (15,1%). Los exconvergentes resisten en feudos como Girona, Vic o Igualada, pero la gran mayoría de las pequeñas localidades, donde antaño pertenecer al partido de Pujol era una suerte de estado natural, han pasado a manos de Esquerra Republicana.

A pesar de los buenos resultados de ERC, hay elementos que empañan su victoria en número global de concejales: el triunfo de la candidatura de Carles Puigdemont en las europeas —que ha arrasado en las cuatro provincias catalanas— y la dificultad de consolidarse como fuerza central en el cinturón de Barcelona.

La marca Puigdemont —una candidatura en solitario, sin alianzas en el resto de España— ha obtenido 250.000 votos de ventaja sobre la lista de Oriol Junqueras en las europeas, lo que queda compensado por los 280.000 que ERC ha logrado por encima de Junts per Catalunya en el terreno municipal.

Está claro que en el mundo líquido del independentismo los liderazgos y el simbolismo siguen siendo un potente motor capaz de minimizar una maquinaria de partido como la que Esquerra ha puesto en marcha. Junts per Catalunya no pasaría de ser una fuerza irrelevante sin el tirón del expresidente de la Generalitat. Ambas formaciones suman un 49% del voto emitido en las elecciones europeas en Cataluña. Todo sigue en su sitio. Los bloques secesionistas o constitucionalistas siguen inamovibles en sus resultados de los últimos años.

En la batalla por la hegemonía del centroizquierda, a Esquerra le cuesta hincar el diente al cinturón de Barcelona, en cuya circunscripción el Partit dels Socialistes (PSC) es la fuerza política más votada, con 60.000 votos de ventaja sobre ERC. Su reputación de partido bisagra capaz de establecer acuerdos con la izquierda se verá en los próximos pactos.