Iglesias vuelve a Barcelona para defender el fortín de Ada Colau
Las encuestas auguran una dura lucha entre el partido de la actual regidora y ERC el 26 de mayo
Pablo Iglesias ha vuelto este domingo a Barcelona. Es su segunda visita a la ciudad en esta campaña en la que se juega revalidar los denominados ayuntamientos del cambio, las ciudades que permitieron a Podemos y sus confluencias entrar en las instituciones hace cuatro años. La capital catalana es uno de esos bastiones donde la formación mantiene la esperanza de revalidar la alcaldía con Ada Colau, aunque las encuestas no le sean favorables. El candidato de ERC, Ernest Maragall, la superaría y lograría una mayoría muy precaria (11 de los 41 concejales), la misma que obtuvo la actual alcaldesa, predice el sondeo de 40dB para EL PAÍS. Colau bajaría a los 9 o 10 ediles. Este resultado obligaría a las formaciones a una coalición para mantener el Gobierno.
Colau le sirve a Iglesias para personificar una parte del ideario que ha desplegado en esta campaña. La alcaldesa es “el objetivo de los aparatos de poder y sus brazos mediáticos”. Es decir, es esa representante de la gente que ha resistido las presiones de los poderosos. Es también, el ejemplo de “la política que no se ha vendido y eso tiene mucho mérito”. Y es, sobre todo, la dirigente que ha materializado la ilusión de las promesas. “Barcelona es una ciudad que ha convertido el sí se puede en políticas de Gobierno”.
Barcelona es también la gran capital que le puede quedar a Iglesias. Por eso en su agenda de campaña solo repetirá en esta ciudad. Barcelona en Comú es una coalición en la que Iglesias solo tiene una representante de Podem en la lista, pero no es impedimento para que mantenga su apoyo a la alcaldesa y su plataforma. En Madrid, la otra ciudad donde hasta hace pocos meses el secretario general de Podemos albergaba la esperanza de volver a gobernar, el desencuentro con Manuela Carmena no se pudo resolver y el partido decidió no concurrir a la elección. Las capitales gallegas (Ferrol, A Coruña y Santiago de Compostela) pasarían a manos de los socialistas, como sucederá, auguran los sondeos, con Zaragoza y Valencia. Su otra posible garantía es Cádiz, pero su mala relación con el alcalde José María González, Kichi, le ha obligado a centrarse en la capital catalana.
“Cuando nos planteamos negociar un Gobierno de coalición, tener en Ada Colau una referencia que es una bofetada al cinismo reaccionario, nos llena de energía”, ha defendido Iglesias en referencia a la negociación que mantiene con Pedro Sánchez. “Estoy convencido de que mucha gente que no nos ha apoyado en otras citas, sabe quién representa a las clases trabajadoras. Ada Colau, cuatro años más”, ha resumido el dirigente apuntando al votante socialista.
El PSC no es el partido que hace cuatro años caía en todas las encuestas. Los socialistas están en remontada y pueden ser decisivos para que en la alcaldía de Barcelona haya una mayoría de izquierda. La candidatura de Jaume Collboni podría doblar su representación (pasarían de cuatro a siete u ocho ediles), según la encuesta de EL PAÍS. El votante socialista vuelve a casa y Barcelona en Comú alienta a la movilización para evitarlo.
Colau ha descartado que Collboni sea aspirante a regidor. “Esta elección va de quién queda primero. Barcelona volverá a tener una alcaldesa o un alcalde. O Maragall o yo”, ha zanjado la regidora situando la pugna entre el candidato de ERC y ella. Colau defiende una gran alianza de izquierda que incluirá a los socialistas y a los independentistas, al mismo tiempo que busca concentrar el voto en su candidatura con la teoría de que sus posibles socios están dispuestos a pactar con partidos de derecha. “Maragall quiere formar parte del Gobierno Torra, de CiU, la derecha catalana más corrupta”, ha asegurado. “Collboni quiere una coalición de Ciudadanos. No representa a la gente socialista de esta ciudad”.
Iglesias, Colau y Alberto Garzón, líder de IU, se han conjurado en Barcelona para tratar de mantener la ciudad con el recuerdo de 2015, cuando por primera vez la activista del movimiento antidesahucios llegó a regidora. “Entonces pasó una cosa muy importante, ganó una mujer y un gobierno popular de gente trabajadora que venía del activismo y de los movimientos sociales, que no pertenecían a las 200 familias catalanes que había gobernado hasta entonces. Todos estaban de acuerdo en que éramos intrusos que habíamos roto las reglas del juego. Estas políticas valientes están en juego”, ha resumido Colau.
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