Sestao, curar la herida del metal
Los Altos Hornos y La Naval convirtieron a Sestao en una de las ciudades industriales de España. Hoy cuenta con el paro más alto de Euskadi
Toda historia sobre el Gran Bilbao acaba desembocando en la Ría. El camino del Nervión pinta una línea que divide dos márgenes. La apertura al mar concedió a la derecha las casas opulentas donde la burguesía miraba a la playa, mientras que el cauce y las minerías hicieron de la margen izquierda una orilla de obreros y fábricas. Desde Santurtzi a Bilbao, florecieron Portugalete, Barakaldo, y, la más humilde, Sestao. Lo cantaba un verso tradicional: "es tan pequeño que no se ve en el mapa / Pero bebiendo vino, nos conoce hasta el Papa".
Pese a los augurios populares, durante el siglo XX emergió sobre sus cuestas la tumultuosa calle Txabarri con la que se convirtió en una de las ciudades más prósperas de España. Los Altos Hornos, dedicados al metal, y los astilleros de La Naval llenaron humedales vacíos que hoy cumplen su ciclo y vuelven al abandono. Dentro de unos meses no habrá barcos en aquel puerto que sigue empleando 200 trabajadores directos y más de 2.000 indirectos. Lo que se traduce en un Sestao que, con la tasa de paro más alta de Euskadi, un 18,49%, ya no luce la pantorrilla. Pero quizás haya luz al final de este lúgubre túnel de dos décadas.
Amazon abrirá antes de verano sede en la vecina Trapagarán, en las fábricas de Babwock & Wilcox que compartía con Sestao. En 2020 llegará Costco, segunda mayor cadena de distribución del mundo. Para Alberto Lozano, exalcalde que trabajó desde los 16 hasta los 56 para La Naval, es símbolo de cambio: "El parque está preparado y hay que aprovecharlo. La respuesta es modernizar la industria. Al emerger la clase media, todos querían ser universitarios. Ahora se dan cuenta de que esto da trabajo y vuelve a crecer la FP". Sestao superó los 40.000 habitantes en 1978. Tras la concatenación de diferentes crisis, este municipio con instalaciones para ser grande cuenta con 27.400 vecinos. Ya no suenan aquellas sirenas que les llamaban de vuelta a la fábrica.
Ese chisporroteante movimiento obrero convirtió a Sestao en cuna del socialismo vasco. Hoy la margen izquierda es todavía una isla socialista en las elecciones generales, aunque la alcaldía ha mutado con el resto de Euskadi. En 2003, con la industria ya famélica, los sestaotarras eligieron por primera vez alcalde del PNV, a Lozano: "Todos los alcaldes habían sido trabajadores de Altos Hornos. Estamos viviendo una serie de cambios y eso se nota en toda la sociedad".
En las generales, el cierre de La Naval se presentó como tema de debate entre los portavoces parlamentarios Irene Montero, de Podemos (que ganó aquí en 2016), y Aitor Esteban, del PNV. Ambos discutían sobre cómo se llegó aquí: unos culpaban a la poca protección del Gobierno vasco, y otros a la privatización y entrada en Europa. Pero Lozano es optimista sobre el futuro: "La Naval reflotará. Se pueden seguir haciendo barcos". La historia de Sestao, es, como el Nervión, al mismo tiempo salada y dulce. Porque todo nace en la Ría, y todo acaba en ella.
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