PSOE y Podemos pactan una Mesa del Congreso sin independentistas
Con ese acuerdo PP y Ciudadanos no podrán achacar a los socialistas que facilitaron puestos a cambio de la investidura de Pedro Sánchez
Las negociaciones entre el PSOE y Unidas Podemos —en paralelo con las conversaciones de los socialistas con PP y Ciudadanos— se saldarán con la representación de los cuatro partidos en la Mesa del Congreso: el PSOE tendrá tres asientos en la Mesa, fundamental para el funcionamiento del Parlamento; PP, Cs y Podemos tendrán dos cada uno. Ese pacto deja fuera a Vox y a los independentistas, y abre la puerta a una mayoría del bloque de izquierdas, aunque el PSOE sumaría también con Cs. Se trata del primer pacto de la legislatura, pero Podemos desvinculó este lunes el acuerdo de la negociación para formar Gobierno.
El PSOE no ha ofrecido finalmente a los independentistas un puesto en la Mesa del Congreso a cambio de su apoyo en la investidura de Pedro Sánchez para la presidencia el Gobierno. No hubo ofrecimiento y no habrá contrapartidas: este fue el planteamiento inicial del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, como adelantó EL PAÍS el pasado 5 de mayo, y así se mantiene hasta hoy mismo. La composición de la Mesa está prácticamente cerrada, salvo imprevistos, y la negociación en sentido estricto se ha llevado entre el PSOE y Unidas Podemos. Pese a que ha habido “conversaciones” del PSOE con el PP y Cs, estos no consideran que hayan participado de ningún acuerdo toda vez que con sus propios votos el próximo día 21 podrán obtener dos puestos cada uno. Solo una maniobra del resto de los grupos podría impedirlo, pero no hay el menor atisbo de que eso vaya a suceder. Ni independentistas ni Vox: en la Mesa solo se sentarán los cuatro primeros partidos por orden de representación parlamentaria.
Los malos ratos que en la legislatura pasada tuvieron el PSOE y Unidas Podemos ante la mayoría que tenían el PP y Ciudadanos en la Mesa, con capacidad para bloquear, dilatar o rechazar iniciativas, no se repetirán. Ahora la mayoría la tendrán los socialistas, con tres puestos, sumados a los dos de Unidas Podemos: cinco a cuatro, al revés que en la legislatura anterior. Aunque el PSOE podría pactar también con Cs, a pesar del veto que mantiene el partido de Albert Rivera hace parecer remota esa posibilidad.
Para llegar a este punto no ha habido grandes dificultades: los números apuntaban por ese camino. Una vez resuelta la Mesa, tendrán que aclararse tanto la presidencia del Congreso como las alianzas para formar Gobierno. Podemos insiste en un Ejecutivo de coalición, y el PSOE reitera que prefiere un Gobierno con independientes y con apoyos desde fuera. La portavoz socialista, Adriana Lastra mantiene conversaciones continuas con la portavoz de Unidas Podemos, Irene Montero. Pero la formación que lidera Pablo Iglesias aclaró este lunes de manera enfática que su presencia en la Mesa nada tiene que ver con las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez.
Son dos vías de trabajo que discurren de manera paralela y, la segunda, aún muy despacio. Podemos desligó este lunes el acuerdo para formar la Mesa de las conversaciones con el PSOE: la batalla por el futuro Gobierno no se dirime con el reparto de los cargos de la Mesa del Congreso, sino en otra mesa, informal, privada y discreta en la que deberán sentarse los equipos de Sánchez e Iglesias a partir del 27 de mayo, una vez celebradas las elecciones municipales, autonómicas y europeas, señalan fuentes de ambos partidos. “Estoy convencido de que vamos a gobernar juntos”, dijo este lunes Iglesias. “Pero ese punto de llegada va a implicar un proceso largo que se iniciará después de las elecciones”, añadió. El dirigente de Unidas podemos augura una negociación plagada de presión y con los altibajos propios de un proceso que cambiará la manera de conformar gobiernos en España.
No es que desde Unidas Podemos se desdeñe la presencia del partido en la Mesa: al igual que el PSOE, Podemos juzga imprescindible tener expedita esa vía para agilizar sus propuestas legislativas. Pero ese acuerdo puntual no es un trueque que valga para disminuir las expectativas de Iglesias de entrar en un Gobierno de coalición con Pedro Sánchez.
Más acuerdos
Lo urgente ahora es llegar con acuerdos suficientes para constituir el próximo día 21 las Mesas del Congreso y del Senado. Pero también hay que hablar de asuntos de intendencia entre los grupos, desde el reparto de despachos y dependencias para los partidos hasta las presidencias y composición de las comisiones. Sobre estos asuntos ha hablado la portavoz socialista, Adriana Lastra, con el secretario general del PP, Teodoro García-Egea; el secretario general del grupo parlamentario de Ciudadanos, Miguel Ángel Gutiérrez, y también Gabriel Rufián, de ERC, y Miriam Noguera del PDeCAT. Por el PNV, el interlocutor es su portavoz, Aitor Esteban.
El pacto para conformar la Mesa se da prácticamente por hecho, según reconoció este lunes la vicepresidenta el gobierno en funciones, Carmen Calvo en el Congreso. “Todos los grupos parlamentarios no tienen por qué estar presentes en la Mesa; sí tienen que estar en la Junta de Portavoces”, explicó. Con ese pacto casi listo desaparece una de las críticas de PP y Ciudadanos: los socialistas irán a las elecciones del 26 de mayo sin que se les pueda achacar que cinco días antes facilitaron puestos en la Mesa a los independentistas como contrapartida a cambio de la investidura de Pedro Sánchez.
Un órgano acusado de bloquear leyes
La Mesa del Congreso es el órgano que dirige y ostenta la representación de la Cámara, la componen nueve miembros (el presidente, cuatro vicepresidentes y cuatro secretarios), y entre sus funciones está organizar el trabajo de la institución, elaborar y controlar su presupuesto, los gastos internos y calificar y dar salida a las distintas actividades e iniciativas parlamentarias de sus señorías.
La programación de los asuntos es algo mucho menos burocrático de lo que pueda parecer, como se ha observado en este último mandato de 10 meses en los que ha gobernado Sánchez y en los que la Mesa ha ostentado una mayoría conservadora. La minoría progresista se ha quejado todo este tiempo de que se han paralizado, postergado o prorrogado decenas de propuestas. El PSOE llegó incluso a presentar recursos en el Tribunal Constitucional por bloquear leyes admitidas a trámite por el pleno y que ese órgano bloqueaba. PSOE, Podemos, pero también PNV y los partidos nacionalistas catalanes, acusaron a PP y Cs de convertir ese órgano teóricamente técnico en un árbitro no neutral. Los socialistas fueron especialmente críticos con la función partidista que achacaron a la presidenta, Ana Pastor, del PP. El asunto se encrespó especialmente en temas como en leyes de igualdad de género, la eutanasia o la reforma de la ley mordaza.
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