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Sánchez y Casado pactan en La Moncloa abrir un diálogo sobre Cataluña

El líder del PP invita a Ciudadanos a abstenerse para facilitar la investidura del nuevo Gobierno

Pedro Sánchez recibe en el Palacio de La Moncloa al líder del PP, Pablo Casado. En vídeo, declaraciones de Casado tras la reunión.Foto: atlas | Vídeo: SAMUEL SÁNCHEZ / ATLAS

El giro de 180 grados de Pablo Casado tras su dura derrota electoral se completó este lunes en La Moncloa, donde inauguró un tono muy diferente con Pedro Sánchez, al que hasta hace poco llamaba traidor, felón, okupa o sucedáneo de presidente. Las elecciones han marcado un cambio de rumbo de tal calibre que ambos pactaron abrir un canal de comunicación permanente sobre Cataluña, algo impensable hace unas semanas. Casado explicó que el PP no facilitará con su abstención la investidura de Sánchez, pero invitó a Ciudadanos a hacerlo para evitar que el Gobierno de España dependa de los independentistas.

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Todo parecía pensado para un claro cambio de tercio tras las elecciones. Sánchez reservó para Casado todo el protagonismo del primer día de su ronda de contactos, que hoy seguirá con Albert Rivera, líder de Ciudadanos, y Pablo Iglesias, de Unidas Podemos. Así dejaba muy claro que para él no hay discusión: Casado es el líder de la oposición, el puesto al que aspira Rivera. Además le cedió la sala de La Moncloa destinada a las ruedas de prensa posteriores al Consejo de Ministros, y no la pequeña. Casado, que necesita consolidar ese liderazgo después de quedarse a poco más de 200.000 votos de distancia de Ciudadanos, insistió mucho en esa idea. “Es algo que nadie nos puede quitar. Es un debate pueril. El líder la oposición es el segundo en votos. Y nadie lo puso en cuestión tampoco cuando el PSOE tenía una diferencia similar con Podemos”, subrayó el presidente de los populares.

Lo más llamativo del cambio de tono fue la forma en la que ambos afrontaron la crisis catalana, que hasta ahora había abierto entre ellos una brecha aparentemente imposible de cerrar. Según señaló La Moncloa y confirmó Casado, aunque sin dar muchos detalles, ambos acordaron abrir un diálogo sobre la situación en Cataluña. La última vez que se reunieron en La Moncloa, el pasado 2 de agosto, el presidente popular salió diciendo que no se “fiaba” de que Sánchez no fuera a ceder al chantaje del independentismo. Este lunes, en un tono mucho más conciliador que el de la campaña, ambos se han comprometido a seguir hablando del asunto. Desde agosto no lo hacían. Ahora, según La Moncloa, tendrán “comunicación permanente” sobre el desafío independentista, un diálogo que lograron consolidar Mariano Rajoy y Sánchez, pero que el presidente dio por roto el pasado octubre después de que Casado le llamase en el Congreso “cómplice de golpistas”. El líder del PP recordó ese periodo sin interlocución presentándose como víctima del “cordón sanitario” que el PSOE tendió en torno al PP y subrayó, en todo caso, que su partido, con 66 escaños, estará “muy vigilante” ante “cualquier cesión” a los independentistas, ya sea “en materia presupuestaria o de competencias”. Pero no insistió en la aplicación inmediata del artículo 155 en Cataluña, como venía haciendo desde hace meses.

En ese nuevo ambiente, ambos hablaron de la necesidad de llegar a acuerdos sobre las pensiones, violencia de género, el impulso a la ciencia, la transición ecológica, cuestiones de defensa o la situación del opositor venezolano Leopoldo López.

Tras una reunión de hora y media con el presidente en funciones, en una larga rueda de prensa —Sánchez no ha concedido aún ninguna desde las elecciones; Casado lleva ya dos— el líder del PP mostró en varias ocasiones ese cambio de tono, pero también dejó claro que las cosas no han cambiado tanto como para que los populares faciliten la investidura de Sánchez con una abstención, como hicieron los socialistas con Mariano Rajoy en 2016.

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Casado explicó que el PP en ningún caso puede facilitar la investidura del socialista, porque ellos son la oposición y porque existen grandes diferencias en cuestiones económicas, como la política fiscal, pero pasó la pelota a Ciudadanos. Recordó que Rivera ya ha pactado con el PSOE “a nivel nacional, autonómico y municipal” y casi le invitó a abstenerse para que el PSOE no necesite los votos nacionalistas. “Nosotros no podemos facilitar este Gobierno, pero podemos entender que otros partidos que respetan la Constitución y la unidad de España consideren hacerlo”, aseguró. El PP no lo criticaría, llegó a decir. Ese movimiento permitiría a los populares marcar distancias con el partido que le pisa los talones y reforzar su imagen de líderes del centroderecha.

Precisamente por eso, Rivera parece muy lejos de esa abstención que le plantea Casado. “Lo que sabe toda España es que Sánchez ya tiene su Gobierno con Iglesias y apoyado en los nacionalistas”, dijo este lunes Inés Arrimadas, portavoz en la Ejecutiva de Cs, informa Elsa García de Blas. “Yo lo que espero es que el Gobierno de España no dependa de los independentistas”, insistió Casado, que aseguró que España tendrá “un Gobierno débil”.

El secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos, recogió rápidamente ese guante de Casado y dejó entrever que Rivera puede sufrir una pinza entre los socialistas y el PP, ambos interesados en debilitarlo. Ábalos sostuvo en Sevilla que Ciudadanos debería seguir la sugerencia de Casado y abstenerse, informa Eva Sáiz. “En el pasado, ellos eran los que reclamaban estabilidad para España. Esa sería la postura coherente, aunque no es lo que están demostrando”, señaló.

El Gobierno tenía especial empeño en trasladar que la reunión, que fuentes del Ejecutivo definieron como “toma de contacto”, había ido muy bien. Sánchez es el principal interesado en transmitir la idea de que después de las elecciones vuelve la normalidad a la política española. “Fue cordial, afable y fluida”, indicaron fuentes de La Moncloa.

Pese a los duros ataques que ambos se han lanzado en campaña —y que Casado encuadró dentro de la “confrontación partidista”— la relación entre los dos es mucho mejor que la que tiene Sánchez con Rivera, como se puede apreciar tanto en las sesiones en el Congreso como en los debates en televisión. Rivera y Sánchez compiten además por el electorado de centro, mientras la frontera de votos entre el PSOE y el PP que un día existió parece haber desaparecido.Hoy se podrá ver ese contraste tras la reunión con Rivera. Más significativa será aún la cita con Iglesias, el socio clave con el que tiene ahora un pulso para ver si finalmente hay coalición como quiere Podemos o Gobierno en solitario como reclama el PSOE.

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