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La izquierda intenta limar diferencias para reeditar el Gobierno valenciano

El PP pugna por su liderazgo con Ciudadanos a la espera de desvelar el enigma sobre Vox

Ferran Bono

El bloque de la izquierda, formado en la Comunidad Valenciana por el PSPV-PSOE, Compromís y Unides Podem, se ha conjurado en los últimos días para reeditar el Gobierno del Botànic que puso fin a dos décadas de mayorías absolutas del PP. Las críticas entre ellos se han limado hasta el punto de que ayer se hizo público un selfi del Consell tras el último pleno de la legislatura en la que sus componentes parecen una familia bien avenida. El mayor riesgo para ellos es que Unides Podem no supere la barrera del 5% y se quede fuera de las Cortes, según las encuestas. En el bloque de la derecha, el PP pugna por su liderazgo con Ciudadanos a la espera de que se desvele el engima en torno a Vox.

La vicepresidenta Mónica Oltra hace un selfi con el presidente Ximo Puig y el resto del Gobierno valenciano.
La vicepresidenta Mónica Oltra hace un selfi con el presidente Ximo Puig y el resto del Gobierno valenciano.

Valencia concentró ayer todo el interés del fin de campaña por la coincidencia de los comicios generales con las autonómicas. Los líderes del PSOE y de Ciudadanos, Pedro Sánchez y Albert Rivera, respectivamente, escogieron ayer dos jardines de la ciudad impregnada del olor a azahar para cerrar anoche su periplo electoral. Pablo Casado, del PP, prefirió el mar para lanzar al mediodía sus proclamas.

Se respira en el aire la prolongación del Pacte del Botànic, llamado así por haberse firmado hace cuatro años en los jardines universitarios, en virtud del cual el socialista Ximo Puig fue designado presidente de la Generalitat y Mónica Oltra, de Compromís, vicepresidenta, con el respaldo parlamentario de Podemos. Las encuestas, incluido el seguimiento demoscópico interno de los partidos en esta semana, apuntan a una victoria de la izquierda, que podría ser incluso relativamente cómoda. Pero advierten con claridad del flanco débil de Unides Podem. La Ley Electoral Valenciana impide acceder al Parlamento autonómico si no se alcanza el 5% de los votos. Un partido puede pasar de cinco diputados a cero por unas décimas de diferencia. Eso fue lo que le pasó en 2015 a Esquerra Unida, que en esta ocasión concurre junto a Podemos.

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En la formación morada confían, sin embargo, en entrar sin problemas impulsados por los debates televisivos de esta semana en Madrid y Valencia. Su candidato, Rubén Martínez Dalmau, pidió ayer el voto en la industrial Elche apelando a la condición de fuerza capaz de inclinar a la izquierda simultáneamente tanto el Gobierno de España como el valenciano. También reiteró que esta vez sí quiere formar parte del Gobierno.

La debacle de la izquierda en las elecciones andaluzas y la inesperada irrupción de Vox fueron un shock para las direcciones de los tres partidos del Botànic. La decisión fue evitar en lo posible las peleas y conjurarse para hacer una campaña opuesta al choque del PSOE y Podemos en Andalucía para preservar el activo de los cuatro años de acuerdo en la Generalitat y evitar ahuyentar a los votantes de izquierda, sensibles, según creen sus dirigentes, a los enfrentamientos a cara de perro entre fuerzas ideológicamente cercanas. Sin embargo, la decisión que tomó Puig en marzo de adelantar las elecciones autonómicas por primera vez en la historia para hacerlas coincidir con las generales en contra del criterio de Compromís enturbió ese entendimiento. Con el inicio de la campaña, el roto parecía cosido. Oltra ha ido dejando a un lado las críticas a su socio del Botànic. Sí lanza alguna, normalmente, de forma genérica y sin personalizar en el PSPV-PSOE, cuando habla de financiación o de las visitas de los líderes estatales a la comunidad. “Hoy tenemos muchas visitas. Hemos puesto Valencia de moda”, ironizó ayer. “El cambio tiene que continuar y la garantía de que ese cambio continúa es Compromís”, agregó la líder de la coalición valencianista.

Puig insistió ayer en que no ve “pulsión de cambio” en una comunidad donde “todos los indicadores” son mejores que hace cuatro años y que ha levantado “la hipoteca reputacional” de los escándalos del PP. Puig presentó a su partido como el garante de la modernización frente a la "incertidumbre del viraje de las derechas democráticas hacia posiciones extremistas radicales”. El viento de las encuestas sopla a su favor hasta situar a los socialistas como la fuerza más votada en la Comunidad Valenciana, 28 años después.

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Momentos emotivos

Los candidatos de Ciudadanos Albert Rivera y Toni Cantó en un acto electoral en el Jardín del Turia de Valencia.
Los candidatos de Ciudadanos Albert Rivera y Toni Cantó en un acto electoral en el Jardín del Turia de Valencia.MÓNICA TORRES

El debate del jueves insufló aliento a la presidenta y candidata del PP, Isabel Bonig, que pugna por consolidar su liderazgo en la derecha. Ayer, llegó a romper a llorar al recordar los momentos más “duros y difíciles” del PP valenciano, en alusión a los casos de corrupción. También afloró alguna tensión interna entre la dirección regional del partido y los más afines a Casado. Llamó al voto útil en un cierre de campaña donde las encuestas apuntan a la fragmentación del voto de la derecha y a un retroceso de los populares. Estos han apoyado su campaña en cuestiones identitarias, agitando incluso el fantasma del anticatalanismo; económicas, comprometiéndose a crear empleo y bajar impuestos; y en la defensa de las libertades, haciendo hincapié en la elección de centro educativo y de la lengua frente “a las imposiciones” del Gobierno valenciano.

isabel Bonig, emocionada en un acto el último día de campaña.
isabel Bonig, emocionada en un acto el último día de campaña.EFE/MANUEL BRUQUE

Toni Cantó, el candidato de Ciudadanos a la presidencia de la Generalitat, pidió en el Jardín del Turia despedir al gobierno del Botànic por lo mal que ha gestionado y porque han arrebatado a la sociedad valenciana la libertad de elegir la lengua en la que quieren trabajar o en la que estudien sus hijos. El candidato ha arremetido contra las listas de espera en la sanidad y los miles de alumnos que estudian todavía en barracones escolares y ha prometido una rebaja de impuestos. Su campaña ha sido muy efectista, con un gran despliegue de medios que han incluido una falla o un barracón en mitad de la ciudad.

Todo lo contrario que Vox, que ha apostado por la discreción hasta la llegada de su líder, Santiago Abascal, que protagonizó uno de los mítines más multitudinarios en la Comunidad Valencia. Ayer cerró su campaña en la hípica de Valencia. Su candidato a la Generalitat, el profesor de Derecho Romano, José María Llanos, defiende paradójicamente el fin del sistema autonómico y pretende recoger el anticatalanismo de la extinta Unión Valenciana.

]Con la información de Cristina Vázquez, Ignacio Zafra y Manuel V. Gómez.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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