Los partidos se lanzan a por el voto de la España vacía
La fragmentación de los apoyos de la derecha rompe el tradicional bipartidismo de la parte del país más despoblada. El PSOE espera salir beneficiado en el reparto de escaños
De todas las posibilidades, se quedaron con Ciudad Real. Pedro Sánchez y Santiago Abascal eligieron esta ciudad manchega para arrancar la precampaña electoral. El socialista y el líder de Vox abarrotaron sus mítines y centenares de personas se quedaron en la calle. El primero se subió a una silla para hablar a quienes se habían quedado fuera, el segundo arengó a los suyos desde un megáfono. La ciudad fue el escenario de una batalla electoral que se juega alejada de la costa y de las grandes ciudades. Las elecciones del 28 de abril miran al interior y a los 99 escaños que reparten las provincias más despobladas de España. Esas que conforman lo que se conoce como la España vacía y que al menos durante las próximas semanas promete estar llena de políticos y periodistas.
Hasta Sayatón (86 habitantes), en Guadalajara, llegó esta semana Albert Rivera, donde se le vio subido a un tractor de esos verdes y amarillos. El partido de Rivera, consolidado ya en las grandes ciudades, no quiere perder la oportunidad que se ha abierto en el mundo rural, un voto hasta ahora cautivo por el bipartidismo. Considerado como un partido que tiene de urbanita hasta el nombre, Ciudadanos quiere evitar que la formación de ultraderecha Vox le tome la delantera gracias a un mensaje tradicional —toros, caza y armas— que ha calado entre los sectores más derechistas del PP. “Vox supera a Ciudadanos en los sitios más rurales”, asegura Narciso Michavila, presidente de la consultora GAD3. Michavila considera, sin embargo, que la formación ultraderechista ya ha tocado techo por su discurso eminentemente masculino y por la idea “tan castellana de la unidad de España” que vende. “No va a entrar en Galicia, ni en el País Vasco, ni en la mayor parte de Cataluña. Si no computa en todas las zonas no creo que alcance más que el 12% del voto”, explica el sociólogo.
Pero el mensaje sí ha calado en Cuenca, tradicionalmente conservadora y que reparte tres escaños al Congreso. En el PSOE ya se frotan las manos. “Por fin el PP tiene a gente que le puede quitar el voto”, celebra Luis Carlos Sahuquillo, secretario provincial de los socialistas. “Después de 30 años tenemos posibilidades de ser los más votados, sacar tres senadores y dos diputados”. Algo impensable en las últimas generales. “En el PP, incluso con paracaidistas, siempre tenían dos asegurados. Ahora hay que ver si Vox o Cs llegan al 16% o 17% que le darían un diputado. Espero que no, pero veo a mucha gente proclive a Vox. Va a estar muy reñido”, se regocija por teléfono, consciente de que el PSOE puede ser el gran beneficiado de la división de la derecha.
El PP, el partido que más se la juega, se ha cansado de pedir a Ciudadanos y Vox que se retiren de las provincias más pequeñas para no dispersar el voto. El secretario general, Teodoro García Egea, entrevistado esta semana en La Sexta, puso como ejemplo Guadalajara. “Ahora mismo tiene dos escaños el PP y uno el PSOE. Con las encuestas actuales de fragmentación de voto Ciudadanos va a sacar una serie de votos, Vox va a sacar una serie de votos y lo que va a hacer es que pasemos a una situación en la que el PSOE tiene dos escaños y el PP uno”, explicó García Egea. El mismo mensaje que ya había lanzado el presidente del partido, Pablo Casado: para frenar a Sánchez solo vale votar al PP. Pero su petición no ha tenido éxito.
Vox se siente cómodo en el mundo rural y no piensa retirarse. “Esa gente siempre ha estado ahí, pero estaban en el PP. Ahora lo que hacen es más de barra de bar. Publicitan y dicen que son de Vox, presumen”, cuenta por teléfono José Manuel Caballero, secretario general del PSOE en Ciudad Real y presidente de la diputación. Los otros dos partidos de la derecha tratan de minimizar la irrupción de la ultraderecha. “No tiene experiencia de Gobierno”, alega Benjamín Prieto, presidente de la Diputación de Cuenca por el PP. “Ciudadanos ya estaba antes [que Vox] a favor de la caza. ¡Qué sería de nuestros pueblos sin los cotos de caza!”, se queja el secretario general de Ciudadanos en Teruel, Ramiro Domínguez, natural de Peracense (31 habitantes).
Domínguez llegará este domingo a Madrid junto a otros 7.000 turolenses, que han agotado todos los autobuses en alquiler de la provincia, a una manifestación convocada por las plataformas Teruel Existe y Soria Ya, a la que se han sumado más de 80 agrupaciones bajo el lema Revuelta de la España vaciada. El PP, PSOE, Ciudadanos, Podemos y Vox se apresuraron a anunciar su participación. “Lo peor que podemos hacer es convertir la España vaciada en una moda o una herramienta electoral”, advierte Alejandro Ruiz, delegado de Ciudadanos en Castilla-La Mancha, y natural de Henche, Guadalajara (10 habitantes). “El PSOE y el PP no han hecho nada por la España vaciada, han dejado morir comarcas enteras, así que me parece postureo político”, añade. Su compañero de partido Ramiro Domínguez recuerda que, hasta ahora, “no se ha hecho nada más que hablar de documentos y estrategias”.
Precisamente este viernes el Gobierno aprobó un plan con 70 medidas para combatir la dispersión y envejecimiento de España. Entre ellas reforzar las bases y acuartelamientos de Defensa en el medio rural para repoblar con gente joven o mejorar los accesos a Internet. Desde el PP también apuestan por extender las nuevas tecnologías o fortalecer el transporte público. Y destacan su compromiso con las diputaciones, “mientras otros partidos piden su eliminación”, en referencia a Ciudadanos. Desde la formación de Albert Rivera, la medida estrella para el mundo rural pasa por una bajada del 60% del IRPF a las personas que vivan en municipios en riesgo de despoblación y tengan menos de 5.000 habitantes. En Podemos —con escasa penetración en estas provincias— destacan que pondrán en marcha el plan La España vaciada primero para que todas las reformas sociales se ejecuten en primer lugar en el mundo rural.
Medidas en todos los programas, mítines en el campo y fotos con tractores o vacas. Los candidatos están en precampaña y se han quitado los mocasines para pisar la tierra.
El sociólogo Michavila recuerda que la acostumbrada desatención del campo por la ciudad no es propiedad española. Ni Londres votó por el Brexit, ni Donald Trump ganó en Nueva York, ni en Viena venció Sebastian Kurz. “La ciudad no entiende el mundo rural”, resume. O lo que es lo mismo, dice Ramiro Domínguez desde Teruel: “En la capital no saben que los pollos tienen plumas”.
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