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Desarticulada una ‘subcontrata’ que proporcionaba armas a los narcos del Estrecho

La Guardia Civil ha detenido 10 traficantes e incautado más de 20 armas, dos granadas de humo y más de 12.400 cartuchos

Imágenes facilitadas por la Guardia Civil del material incautado.
Imágenes facilitadas por la Guardia Civil del material incautado.
Jesús A. Cañas

Hasta dos toneladas de hachís escondía una banda de narcos del Estrecho cuando la Guardia Civil les descubrió, pero fue otro hallazgo el que escamó a los agentes. Los traficantes poseían dos escopetas tácticas de contrabando. Y tirando de ese hilo es como ha terminado cayendo una mafia que actuaba como ‘subcontrata’ de los narcotraficantes del Campo de Gibraltar para proporcionarles todo tipo de armas de fuego con los que blindar sus alijos de hachís.

La denominada operación Navero-Sherry que ha finiquitado a esta organización se ha saldado con la detención de las 10 personas que la integraban. Los registros e intervenciones en las provincias de Cádiz, Sevilla, Córdoba, Madrid y Valencia, en las que se ha materializado el operativo, ha llevado a recuperar 20 armas de fuego, más 12.400 cartuchos y 118 silenciadores. Ahora los detenidos están siendo investigados por tráfico de armas, contrabando, depósito de armas de guerra, tráfico y depósito de municiones, robo con fuerza y tráfico de drogas, entre otros delitos.

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La investigación comenzó a raíz del hallazgo de estas dos escopetas a una de las mafias del hachís del Campo de Gibraltar, según ha explicado este miércoles la Guardia Civil en una nota de prensa. Las primeras pesquisas -apoyadas por la agencia estadounidense ATF para el control de armas, tabacos y explosivos- confirmaron que ambos rifles tenían procedencia extranjera y habían sido introducidas en España como contrabando.

Con ese punto de partida, los agentes descubrieron que existía una organización que suministraba armas a los narcos desde la localidad gaditana de El Puerto de Santa María. Sin embargo, el material a distribuir tenia una procedencia diversa. Parte del armamento era introducido en España oculto en dobles fondos de dos vehículos que ya han sido intervenidos, según explica la benemérita.

La banda comercializaba a los narcos silenciadores “de última generación” que estaban fabricados en una empresa de mecanizados metálicos ubicada en Madrid. A eso se suma que los detenidos tampoco dudaban en robar a otras organizaciones para conseguir su armamento. Los investigadores descubrieron que, en el pasado, esta mafia había robado hasta 27 armas de fuego a un taller clandestino que estaba ubicado en Espiel, un pueblo de Córdoba.

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Lo que quedaba de ese golpe entre grupos estaba guardado en otro taller ilegal, en este caso ubicado en una vivienda de Lebrija (Sevilla). En el interior de esta casa existía hasta maquinaria pesada para manipulación de armas y fabricación de municiones. Además de las 20 armas de fuego, esta subcontrata del narco atesoraba 118 silenciadores, 12.413 cartuchos de diferentes calibres, 12 metros de mecha explosiva, dos granadas de humo, equipos de visión nocturna y cañones y piezas sueltas. A eso se suman los 31.520 euros en efectivo que se les ha decomisado.

Parte de este arsenal estaba oculto en El Puerto de Santa María. Un vecino de esta ciudad se encargaba de la distribución de la mercancía desde esta ciudad hasta las localidades del Campo de Gibraltar, donde los narcos adquirían el material para proteger sus alijos de droga. En su domicilio los agentes han encontrado varias armas con cañones recortados y sin números de serie y 37 kilos de hachís. Tanto ese gaditano como el resto de implicados están en manos de los juzgados de Primera Instancia e Instrucción único de Cazalla de la Sierra (Sevilla) y el 2 de El Puerto de Santa María (Cádiz), encargados de dirigir la operación.

La Fiscalía Antidroga de Cádiz lleva años alertando en sus memorias anuales del incremento de la violencia en los clanes del hachís. En cada registro o intervención, las fuerzas de seguridad y los secretarios judiciales descubren cada vez más armas o la presencia de casquillos de bala. Esta escalada de agresividad está motivada por los vuelcos o robos de droga que las bandas realizan entre ellas o sufren de otras mafias ajenas. La presencia de armas en los botines de los narcos ya ha provocado que, en varias ocasiones, los traficantes hayan respondido a tiros a una intervención policial.

Esta última operación se enmarca dentro del Plan Integral para el Control de las Armas de Fuego (PICAF) de la Guardia Civil. En los últimos cinco años se han explotado 30 operaciones contra redes de tráfico de armas con el resultado de 306 personas detenidas, mas de 3.150 armas de fuego incautadas y 346.700 cartuchos metálicos intervenidos, según ha recordado la Guardia Civil. Sin embargo, tampoco es ajena al importante lazo policial que las fuerzas de seguridad están aplicando a las mafias del hachís en el Estrecho.

Tan solo en la última semana, la Guardia Civil ha detenido a más de 60 personas en dos operaciones antidroga. El Plan Especial de Seguridad para el Campo de Gibraltar - activado en julio de 2018 por la Secretaría de Estado de Seguridad- ha llevado al refuerzo de las unidades de investigación y el incremento de efectivos. El resultado ha sido un descenso de los alijos en el Estrecho y que los traficantes autóctonos hayan iniciado una dispersión hacia otros puntos del sur en los que ahora intentan introducir su preciado cargamento de hachís procedente de Marruecos

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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