Así preparó Casado su discurso más duro para que los votantes de Vox vuelvan “a casa”
Su gabinete, en el que hay varios críticos con Rajoy, le ayudó a redactar una intevención de 80 minutos que encendió a los populares
Ha vuelto el PP, “el verdadero”. Con estas palabras y un discurso muy duro, a la derecha de su predecesor, Mariano Rajoy, Pablo Casado pidió este domingo a los votantes de Vox que regresaran a "casa". El líder popular reclamó a los suyos que confiaran en su estrategia y se entregaran con “lealtad” al nuevo alegato “sin complejos” del partido que quiere ser “todo a la derecha del PSOE”. Aznar le escuchaba en la primera fila. Rajoy ya no estaba ni estará. Los populares salen motivados de su convención ideológica. El sector crítico espera a las elecciones de mayo.
Pablo Casado estuvo más de una hora hablando sobre el escenario del pabellón de Ifema donde se celebraba la convención ideológica del PP y levantó varias veces de la silla al público. Por la mañana había dado unos últimos retoques al texto, de 22 páginas. Esta vez sí pidió un teleprompter para leerlo en una pantalla, porque temía olvidar algo, aunque sobre la marcha fue añadiendo nuevas frases. Fuentes de su entorno aseguran que solo su mujer y su equipo más cercano lo habían leído. José María Aznar, al que le pareció “fantástico”, lo escuchó en el recinto ferial por primera vez, según las mismas fuentes. Ambos pronunciaron frases parecidas en sus respectivas intervenciones en el cónclave. A Casado le ayudaron a escribir su discurso miembros de su gabinete, como Javier Fernández-Lasquetty —el que dijo que Rajoy era “un mal recuerdo”—, Isabel Benjumea —que desde su laboratorio de ideas, Floridablanca, pidió la dimisión del expresidente— y Rafael Rubio, profesor de derecho constitucional especializado en redes sociales. Esperanza Aguirre y María Dolores de Cospedal acudieron a arropar al líder.
“A España no le va mejor con menos PP. Nunca han mandado tanto los nacionalistas y radicales, y nunca ha sido tan difícil forjar alianzas sólidas frente a ellos. Lo que no unan los electores en las urnas se puede quedar sin unir”. Parecía un discurso clásico de llamada al voto útil, pero la intervención de Casado en la clausura de su convención ideológica implicaba mucho más: destapó el rotundo giro a la derecha del partido, el acta de defunción de la era Rajoy, la renuncia al discurso que apelaba más a la gestión que a las ideas.
Casado llamó al ejército popular a cerrar filas — “lo que tiene que salir de aquí es vuestra lealtad”— para extender el discurso “sin complejos” y volver a las esencias —“Nunca he creído que el PP gana cuando deja de serlo. Os pido que no lo aceptéis”—. El presidente popular utilizó precisamente ese verbo — “volver”— que tanto molestó a los marianistas cuando lo pronunció en su primer discurso como líder del partido, el pasado julio. “El PP ha vuelto”, dijo entonces. “El PP ha vuelto fuerte”, insistió ayer. Y para que no hubiera dudas, lo subrayó: “Este es el PP verdadero”.
El “PP verdadero” opina que “los asesinos, violadores y pederastas están en la calle por el síndrome de Estocolmo de la progresía”. Que “el poder político tiene que actuar a favor de la vida. Y si se equivoca, equivocarse a favor de la vida”; que “el socialismo vende España por un plato de lentejas en La Moncloa”; y que Cataluña debe ser “liberada de esa banda de fanáticos supremacistas”.
El PP ha vuelto y por eso los votantes de Vox pueden volver también, quiso trasladar Casado. “Muchos quieren imitarnos, pero no les sale. No basta con ponerse el disfraz del PP ni versionar en un karaoke temas populares. Hay que saber sufrir, enterrar a 30 de los tuyos y seguir saliendo a la calle a defender la libertad. Recuperemos nuestro orgullo, mostrémonos como somos”, dijo.
"Ha sido brutal"
Casado encendió al PP. Incluso sus críticos lo admitieron. “La gente ha salido enchufada. Ha hecho un buen discurso, pero muy duro, a la derecha. Rajoy diría que doctrinario”, afirmaba un cargo popular próximo al expresidente. “Ha sido brutal. Un líder como hacía años que no había en España”, declaró un miembro del PP madrileño. “La gente está muy motivada para hacer campaña”, añadió.
Casado ya está en campaña y visitará las capitales de provincia para propagar el programa que empezó a desgranar este domingo. En Cataluña, una batalla sin cuartel contra “la peste del nacionalismo”, la aplicación sin límite de tiempo del artículo 155 para deponer al gobierno, nombrar uno nuevo, y asumir el control de la educación, la seguridad, la hacienda, los medios públicos y las cárceles. Recuperar el delito de convocatoria ilegal de referéndum. Prohibir los indultos para condenados por rebelión o sedición y los lazos amarillos en los espacios públicos. Dejar sin financiación a los partidos “que atenten contra España”.
En materia de violencia de género, Casado manifestó su “compromiso inequívoco” para combatirla, e inmediatamente después añadió que intensificarían las “medidas contra la violencia doméstica contra niños y ancianos”. “¡Y que nadie nos dé lecciones porque es compatible. Ni la izquierda ni las asociaciones de izquierda!”.
“No ha dicho aborto”
En el aborto, midió mucho lo que decía, según fuentes de su entorno, que destacaron que no había pronunciado “la palabra” cuando expresó que “el poder político debe actuar siempre a favor de la vida. “Se refería a que las mujeres no tengan que abortar por problemas económicos. Quiere que se estudie el dinero destinado a los abortos y el destinado al apoyo a la maternidad”, añadieron.
En Educación prometió una nueva ley y la defensa de la concertada. “¡Saquen las manos de la educación, dejen de adoctrinar a nuestros hijos”, gritó al PSOE. También otra norma que sustituya a la de memoria histórica. “Menos hablar del Valle de los Caídos y más de Silicon Valley. ¡Ya está bien de remover el pasado por esta izquierda trasnochada!”.
Durante la convención, el PP se atribuyó “dos milagros económicos” y la derrota de ETA. No hubo una sola palabra sobre corrupción, porque Casado, como Aznar, no cree que la fuga de votos —de 10,8 millones en 2011 a 7,9 millones en 2016— obedezca a los escándalos, sino a la tibieza ideológica. Las elecciones de mayo pondrán a prueba su estrategia y su liderazgo. El presidente del PP confía en que Ciudadanos no dé prioridad al PSOE en los pactos. Si no es así, el sector crítico, más moderado, querrá reivindicarse.
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