Exteriores vigila las ‘embajadas’ catalanas reabiertas tras levantar el 155
Borrell ha advertido de que acudirá a los tribunales si “las actuaciones que se desarrollen desde allí son contrarias a la ley”
El Ministerio de Asuntos Exteriores mantiene bajo vigilancia las delegaciones de la Generalitat de Cataluña en el exterior que han sido reabiertas tras levantarse la intervención de la autonomía prevista en el artículo 155 de la Constitución. El ministro Josep Borrell, que ha desaconsejado la apertura de seis nuevas embajadas catalanas, ha advertido este jueves de que acudirá a los tribunales si “las actuaciones que se desarrollen desde allí son contrarias a la ley”.
El Gobierno no puede impedir que la Generalitat amplíe su red de delegaciones en el exterior. La ley de la Acción y del Servicio Exterior de 2014 obliga que, antes de la apertura de embajadas autonómicas, los ministerios de Exteriores; Hacienda; y Política Territorial y Función Pública emitan informes que son preceptivos, pero no vinculantes.
Por eso, aunque Exteriores ha desaconsejado la apertura de seis nuevas delegaciones de la Generalitat en Viena (Austria), Tallin (Estonia), Zagreb (Croacia), Lisboa (Portugal), Estocolmo (Suecia) y Beirut (Líbano), el Govern de Quim Torra sigue adelante con sus planes, como ha dejado claro este viernes su consejero de Acción Exterior, Ernest Maragall.
“Ya sabemos que no nos van a hacer caso”, se lamentó el jefe de la diplomacia española, Josep Borrell, quien advirtió de que acudirá a los tribunales si “las acciones que se desarrollan desde allí [las delegaciones] son contrarias a la ley”.
En realidad, el Gobierno tiene ya indicios de que las embajadas catalanas que han sido reabiertas tras levantarse el 155 (París, Roma, Berlín, Londres, Ginebra y Nueva York), más la de Bruselas, que nunca llegó a clausurarse, han vuelto a las andadas; es decir, que están siendo utilizadas para recabar apoyos internacionales al proyecto independentista y dañar la imagen de España en el extranjero en vez de promocionar los intereses de Cataluña en el exterior.
El informe que ha servido de base a Exteriores para oponerse a la apertura de las seis nuevas delegaciones de la Generalitat enumera actividades realizadas por las que ya están en funcionamiento y constata que se apartan de su objetivo legal.
El pasado 31 de octubre, por ejemplo, el expresidente catalán, Carles Puigdemont, participó en la presentación de un libro en la representación de la Generalitat ante la UE, que preside Meritxell Serret, fugada como aquél de la justicia española, explica. Por su parte, la embajada catalana en Londres “exhibe públicamente lazos amarillos como símbolo de la supuesta existencia en España de presos políticos”; mientras que en las delegaciones de la Generalitat en el extranjero están presentes las banderas catalana, europea y del país de que se trate, “pero no la española”, pese a lo que manda la Ley de Banderas, agrega.
“Las nuevas delegaciones reabiertas [...], como las de Suiza o Alemania, han actuado de forma tal que cabe lamentablemente prever pautas de actuación similares a las que llevaron a cabo sus predecesoras; por ejemplo, impulsando contactos con embajadas de otros países e intentando establecer contactos con autoridades del Estado donde radican en ámbitos en los que las comunidades autónomas carecen de competencias”, sostiene Exteriores.
Antes de la aplicación del 155, los representantes de la Generalitat “llevaron a cabo reiteradas intervenciones ante los medios de comunicación locales criticando en términos agresivos a España y sus instituciones”. Y en algunas delegaciones, como la de París, se celebró la consulta soberanista del 9 de noviembre de 2014, pese a que había sido declarada ilegal por el Tribunal Constitucional, añade el informe.
Para Exteriores, “la experiencia reciente ha demostrado que las delegaciones de la Generalitat en el exterior [...] han sido un instrumento fundamental para intentar la internacionalización del procés, difundiendo las tesis del secesionismo catalanista y denigrando la imagen internacional de España”.
Deduce por ello Exteriores que la creación de nuevas delegaciones “se presenta, con un alto grado de probabilidad, como lesivas para los intereses del Estado”, por lo que desaconseja su apertura, al contrario que los ministerios de Hacienda y Función Pública, que han dado luz verde.
El Gobierno recurrió ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña la reapertura de las delegaciones cerradas con la aplaicación del 155, pero su argumento fue solo formal: la Generalitat no pidió el informe previo como es preceptivo.
Esta vez, el Govern ha cuidado las formas y ha cumplido todos los trámites legales. La única forma de cerrarlas sería denunciar sus actividades presuntamente ilegales ante la justicia. Exteriores está ya vigilante.
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