La Guardia Civil desmonta la tesis del asesino de Pioz: “No colaboró”
“Hasta los cojones de las mentiras de los agentes”, ha exclamado la abogada de Patrick Nogueira
La defensa de Patrick Nogueira, asesino confeso de Pioz, ha sufrido un duro varapalo en la tercera sesión del juicio que se celebra desde el miércoles en la Audiencia Provincial de Guadalajara. La Guardia Civil ha desmontado este viernes una de las principales tesis de la abogada del acusado, Barbara Royo, que ha mantenido siempre que el joven brasileño cooperó para esclarecer los asesinatos. Los efectivos del instituto armado han insistido, en cambio, en que el procesado huyó a Brasil, donde se declaró inocente, y que solo se entregó cuando se vio acorralado. “No colaboró”, ha afirmado contundentemente uno de los agentes durante su declaración.
“Ya estábamos detrás de él y se vio forzado por la familia a venir a España a dar una explicación”, ha detallado uno de los guardias civiles, que ha insistido en que Nogueira, de 21 años, ni siquiera entregó su móvil —“se le intervino”— y que durante la reconstrucción de los asesinatos hubo episodios que “no quería relatar o no quería contestar, agachaba la cabeza y no decía nada o no daba una explicación lógica”. “No aportó detalles para saber cómo se cometieron los asesinatos”, ha añadido también otro agente, antes de que los peritos del instituto armado afirmasen que se había intentado borrar el contenido del teléfono incautado. También que había limpiado la casa de Pioz.
Estos testimonios resultan clave en una causa en la que la fiscalía y las acusaciones particulares piden una condena de prisión permanente revisable. De hecho, tras admitir que Nogueira mató y descuartizó a sus tíos y primos el 17 de agosto de 2016, la letrada trata de rebajar la pena alegando como un atenuante que el joven confesó y colaboró. Pero para los agentes, aunque facilitó el PIN de su móvil, esa cooperación nunca se produjo. Una opinión que ha provocado el estallido de la abogada. “Hasta los cojones de las mentiras de la Guardia Civil”, ha dicho tras las declaraciones, cuando el micrófono de la sala aún se encontraba abierto.
La versión de los agentes se basa, según han explicado ellos mismos este viernes, en la actuación del joven brasileño durante las semanas posteriores al asesinato. Los cuerpos no se encontraron hasta un mes después del crimen. Antes de que sospechasen de Nogueira, él ya se había marchado a Brasil, donde proclamó su inocencia a su familia y a la policía de su país. Además, no regresó hasta que le convenció su padre y por los “beneficios penitenciarios” que podría obtener en España. Según ha expuesto un guardia civil, a una amiga le escribió un mensaje asegurándole que “aquí podría sacarse, incluso, una carrera”. En esa línea, la fiscalía ya aseguró el miércoles que el acusado “hizo una valoración fría sobre cómo sería [su vida] en las cárceles brasileñas”. “Dijo que aquí iba a estar en la prisión como en un hotel”, apuntó también un abogado de la acusación.
Los testimonios que conducen al descuartizador
Nogueira no existía para la Guardia Civil en un primer momento de la investigación. “Era una persona que no constaba”, ha detallado este viernes un efectivo del instituto armado. “Son los compañeros de trabajo [de las víctimas] los que nos empiezan a hablar de Patrick”, ha apostillado el agente, que ha precisado que es entonces cuando las sospechas empiezan a centrarse en el asesino confeso: era un sobrino de los muertos, había convivido con ellos, había desaparecido y no contestaba el teléfono. Pero no eran los únicos indicios que apuntaban a él.
El análisis de su abono de transportes reveló que había cogido el autobús de Alcalá de Henares (Madrid), donde vivía en un piso compartido, a Pioz el 17 de agosto y que había vuelto al día siguiente. El estudio de su tarjeta del gimnasio, que encontraron en el registro de habitación, permitió concluir que acudía muy regularmente a este —fue, incluso, cuatro horas antes de subir al vuelo en el que huyó a Brasil—, pero que justo faltó los días en los que se cometió el crimen.
De esta forma, según los efectivos del instituto armado, el 21 de septiembre ya sabían que era él. Los cuerpos se habían hallado el 17 de ese mes. Y el acusado había volado el 20 a Río de Janeiro. No volvió a España hasta el 19 de octubre.
A la espera de los informes mentales
Además del atenuante de colaboración, la defensa de Nogueira también ha planteado como eximente —para reducir la pena— que el joven sufre un daño neuronal que lo empujó a cometer el crimen. Un argumento que rechazan la fiscalía y las acusaciones particulares. Ese extremo se abordará a partir del próximo lunes con la presentación de los informes psicológicos y médicos.
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