El Gobierno avisa de que “actuará en consecuencia” si el Parlament adopta decisiones contrarias a la Constitución

El Gobierno no da por muerto el diálogo ni agotada la legislatura, pero endurece su discurso contra Quim Torra casi a diario. Incluso antes de que empezara la ronda de preguntas, la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, lanzó una advertencia en tono grave al independentismo. Si el Parlament catalán adopta decisiones contrarias a la Constitución, el Ejecutivo "actuará en consecuencia", sentenció como arranque de la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. Celaá admitió que el Gobierno está preocupado y se lanzó desde el primer minuto a una crítica de fondo contra la deriva del inpendentismo.

El Gobierno ha recibido muchas críticas en estos días, no solo de la oposición, por su respuesta suave en las primeras horas a la escalada de Torra. Desde el martes, el Ejecutivo ha cambiado el tono a través de Celaá. El presidente, Pedro Sánchez, no ha hablado del asunto salvo por un par de tuits. De hecho, lleva 10 días sin contestar ninguna pregunta de la prensa, desde el viaje a Nueva York. Pero Celaá fue muy clara y muy crítica, respondiendo de alguna manera indirecta a esos reproches de pasividad.

"El independentismo está sufriendo una crisis importante y arrastra en su deriva a toda Cataluña", sentenció Celaá. "Estamos preocupados porque Torra lleva la política catalana a la parálisis con su posición numantina. Tenemos que superar el conflicto y construir la convivencia. Nos preocupa que la agenda social que tenemos en educación, sanidad, dependencia, quede subordinada a la agenda territorial".

Pese a este arranque que mostraba con claridad el ambiente crítico que se vive en las relaciones entre el Gobierno y la Generalitat, Celaá no dio por muertos los Presupuestos y mucho menos la legislatura. El Ejecutivo incluso ha apuntado estos días que podría seguir adelante un tiempo incluso prorrogando las cuentas del PP, algo que hace unos meses consideraba inviable. "Trabajaremos hasta el último momento con todos, también con ERC y el PDeCAT, para sacar adelante los Presupuestos", insistió varias veces. Y si no salen ¿habrá adelanto electoral?, le preguntaron. "El presidente mantiene firme su voluntad de llevar la legislatura a su término [2020] y es al presidente al que le corresponde la facultad de convocar elecciones", sentenció.

La ministra de Economía, Nadia Calviño, que también participó en la rueda de prensa, ofreció una  visión muy positiva de la situación económica española y de las perspectivas para el futuro, y se mostró convencida de que la tensión con la Generalitat no afectará a la recuperación. Calviño descartó que se pueda hablar de "inestabilidad política". "El concepto de inestabilidad política es muy relativo. Lo que tenemos es que el Gobierno tiene que negociar con varios partidos para tener un presupuesto. Esta realidad parlamentaria es lo normal en la mayoría de los países de Europa, a nadie le sorprende. Además, en estos cuatro meses hemos sacado adelante varios proyectos de ley. El Parlamento hacía años que no estaba tan activo. No he visto ninguna preocupación por la situación política en nuestro país", sentenció.

Calviño lanzó así un mensaje de fondo que refuerza la idea de que el Gobierno está decidido a resistir: ni la economía tiene visos de sufrir un empeoramiento significativo —aunque el país esté en "un ciclo que tuvo su máximo en 2015 y ahora vive una moderación del crecimiento"— ni el Ejecutivo está perdiendo de momento votaciones en el Congreso —ha logrado aprobar casi todo lo que ha llevado con la notable y clave excepción de la senda de déficit, bloqueada en el Senado pero también derrotada en el Congreso— ni el Ejecutivo ve ninguna ventaja para adelantar ahora los comicios.

El Ejecutivo tiene presiones de todas partes para endurecer su discurso e incluso intervenir de nuevo Cataluña con el 155. Y no solo del PP y Ciudadanos, que repiten cada día su exigencia de tomar el control de esta comunidad. De forma mucho más discreta, el PSOE andaluz, por ejemplo, que está a punto de enfrentarse a un proceso electoral clave —las previsiones que se manejan en La Moncloa y el PSOE sitúan los comicios el 2 de diciembre— también reclama una posición más nítida y Susana Díaz, la presidenta, se adelantó al propio Sánchez en Twitter cuando vio las imágenes del intento de asalto al Parlament. El Gobierno ha ido cambiando el tono a medida que se hacían más fuertes esas presiones y reproches y también mientras Torra seguía endureciendo su discurso de choque con el Estado.

Pero Sánchez quiere agotar hasta el final las posibilidades para intentar convencer al independentismo de que le apruebe los Presupuestos para no darle una gran victoria política al PP y  a Ciudadanos. E, incluso, aunque ese intento fracase, quiere armarse de razones para construir el relato de que son otros los que le obligan a adelantar elecciones, porque él lo intentó todo para seguir. Por eso no será el Gobierno quien rompa las negociaciones hasta el final, que llegará más o menos en febrero, cuando se voten los Presupuestos. "El Gobierno tiene la obligación de tener toda la paciencia, no digo infinita porque es una categoría también religiosa, pero sí toda, porque lo que nos jugamos es mucho, si en una sociedad como la catalana hay una fractura nuestra obligación es tratar de cerrar esas heridas. Creemos que hay espacio, este camino está dando sus frutos", remató la ministra portavoz.