El exagente ruso Serguéi Skripal trabajó para el servicio de espionaje español
Las autoridades españolas reconocen, según el diario 'The New York Times', que colaboraron con el exespía para combatir el crimen organizado
El exespía ruso Serguéi Skripal (67 años), que sobrevivió a un envenenamiento el pasado marzo en Reino Unido junto a su hija Yulia con un agente nervioso identificado como Novichok, trabajó en los últimos años con los servicios secretos de España con el objetivo de combatir el crimen organizado, según ha publicado este viernes el periódico estadounidense The New York Times. El pasado mes de marzo EL PAÍS informó de que el exagente, que fue condenado en 2006 por revelar las identidades de otros colegas rusos, fue detectado por el CNI como posible informador, pero fue la inteligencia británica la que lo convirtió en un espía doble, según informó The Times.
El diario estadounidense, que basa su información en fuentes de un alto funcionario español y de un escritor especializado en temas de seguridad, agrega que el caso de Skripal tiene similitudes con el de Alexander Litvinenko, que murió en Londres en 2006 después de ser envenenado con el isótopo radioactivo polonio 210. Las autoridades españolas reconocieron que trabajaron con Litvinenko para combatir el crimen organizado en España. El periódico agrega que Skripal tuvo contactos con el espionaje de la República Checa y de Estonia, según funcionarios europeos, y "que también era activo en España". Un jefe policial español retirado explica que España tenía un problema con el crimen organizado ruso y "no sabíamos cómo operaba": "Skripal y Lutvinenko nos dieron una idea más apropiada de la realidad", cuenta el jefe policial, que el periódico estadounidense no identifica.
Sergéi Skripal, un coronel del espionaje militar ruso, conocido como el GRU, fue agregado militar de Rusia en Madrid a mediados de los 90. En el verano de 1995, cuando Skripal tenía 44 años, fue contactado por un agente encubierto del MI6 que se hizo pasar por un empresario español. Se empezó a construir entonces una relación de contraespionaje que fuentes de la inteligencia británica describen como una de las más eficientes y productivas desde el final de la Guerra Fría. El agente doble recibió el nombre en clave de Forthwith, que en inglés quiere decir inmediatamente.
Skripal regresó poco después a Moscú por una diabetes. Continuó en el cuartel general del GRU, pero visitaba con frecuencia España. Su relación con el MI6 fue creciendo hasta el punto de que le fue asignado un oficial con dedicación exclusiva. En 2000, Skripal dejó el GRU, pero siguió manteniéndose como un agente doble, con visitas a España, lo que era más seguro para el MI6 que llevarlo a Reino Unido. Continuó suministrando información a este país, que incluso compró para él una residencia en multipropiedad en la provincia de Málaga. Allí viajaba Skripal con regularidad, en escapadas de tres días durante las que se reunía con su contacto del MI6 en sesiones de hasta cuatro horas. Al final de cada una recibía un pago de entre 5.000 y 6.000 dólares en metálico (entre 4.000 y 4.800 euros), que Skripal depositaba en una cuenta corriente española.
En 2004, Skripal no se presentó en una reunión programada con el MI6 en territorio español. La inteligencia británica comprendió que había sido delatado y apresado en Rusia. Su delator fue un agente español que trabajaba para Moscú y que fue "juzgado y condenado en España" algunos años después, según publicó The Times en marzo. De ser cierta la información, se trataría del exagente del CNI Roberto Flórez García, el primer condenado por traición de la democracia española, al que un tribunal le impuso 12 años de cárcel hace ocho años.
El resto de la historia de Skripal es más conocida: fue condenado a 13 años en un centro penitenciario al sur de Moscú, pero en 2010 fue liberado en un famoso intercambio de espías en el aeropuerto de Viena. Skripal recibió refugio en Reino Unido y se instaló en la apacible localidad de Salisbury, en el suroeste del país, hasta que fue atacado en este mismo municipio. Tardó semanas, junto a su hija, en recuperarse del agente nervioso identificado como Novichok, pero lo logró.
Esta semana, además, Reino Unido acusó al presidente ruso, Vladimir Putin, de ser el "último responsable" del ataque perpetrado contra él en marzo. Además, ese mismo día, los Gobiernos de Estados Unidos, Francia, Alemania, Canadá y Reino Unido firmaron un comunicado conjunto en el que respaldaron firmemente las duras alegaciones vertidas por Londres contra el Kremlin.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.