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El secesionismo recurre a falsas promesas para sustentar su campaña

El reto de los partidos secesionistas durante toda la campaña que termina este martes ha sido volver a ilusionar al electorado pese al estrepitoso fracaso del plan independentista

Carme Forcadell, Raül Romeva, Gabriel Rufián, y Albano Dante Fachin durante el acto de campaña de ERC en Sabadell. En vídeo, el resumen del último debate electoral.Foto: atlas | Vídeo: Javier Etxezarreta
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The false election promises of the Catalan pro-independence parties

Los partidos independentistas han tenido que construir un argumentario a toda velocidad, no solo para intentar dar coherencia a los cinco años de plan secesionista fallido sino también para transmitir la idea de que sigue siendo posible la ruptura con España. Tanto Junts per Catalunya como Esquerra Republicana han elaborado unos argumentarios según los cuales la independencia fue proclamada y si no se aplicó no fue porque el Govern no lo tuviera todo a punto, sino por temor a una "reacción desproporcionada" del Estado. "El domingo (dos días después de la declaración independentista del 27 de octubre) quisimos hacer una serie de cosas, pero a esas horas había una gran incertidumbre sobre la reacción del Estado y no queríamos presionar a los funcionarios", se justificó este lunes el candidato de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont, en una entrevista en Rac1.

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Esta versión, que es la que todos los candidatos han repetido durante la campaña, contrasta con la documentación intervenida por la Guardia Civil en la Generalitat, según la cual algunos exdirigentes sabían que las llamadas "estructuras de Estado" para hacer efectiva la independencia no estaban preparadas. Es el caso de la Agencia Tributaria. "Estamos preparados", dijo Puigdemont en septiembre, en referencia a que podían asumir la gestión de todos los impuestos. Pero en las conversaciones intervenidas el anterior responsable de Hacienda, Lluís Salvadó, admitía que la agencia estaba "muy verde" porque no tenía ni suficiente personal ni un banco central ni control de aduanas. Pese a ello, este lunes Puigdemont insistió: "Las estructuras están preparadas, pero decidimos dejar en suspenso su despliegue".

No es el único ejemplo de falsedad o promesa irreal que han hecho los independentistas durante la campaña. A continuación se detallan las más recurrentes:

La salida de los presos. "Los presos saldrán de prisión gracias a los votos del 21-D". Lo ha afirmado tanto Puigdemont como otros dirigentes de su candidatura y de ERC. A día de hoy, cuatro dirigentes independentistas siguen en prisión. Se trata de los exconsejeros Oriol Junqueras (Vicepresidencia) y Joaquim Forn (Interior) y los exlíderes de las entidades privadas Asamblea Nacional Catalana, Jordi Sànchez, y Òmnium Cultural, Jordi Cuxart. Los dos primeros se encuentran en prisión preventiva por orden del juez del Supremo Pablo Llarena. Los dos activistas lo están por orden de la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela, y la Sección Segunda del alto tribunal desestimó los recursos la semana pasada.

El regreso de Puigdemont. La vuelta de Bruselas del expresident en caso de victoria del bloque separatista es otra promesa que Junts per Catalunya repite a diario. "Si hay una mayoría que nos da confianza, volverán el presidente, el vicepresidente y los consejeros injustamente cesados. Eso ha de ser posible y no puede haber ninguna otra alternativa", dijo el candidato. Puigdemont se fue a Bruselas voluntariamente junto a algunos de sus consejeros con el fin de evitar la acción de la justicia española. A día de hoy, el Tribunal Supremo mantiene para ellos una acusación por presuntos delitos de rebelión, malversación y sedición. Y el resultado electoral no tiene por qué influir en la decisión del juez de mantener estas acusaciones.

El Gobierno tendrá que levantar el artículo 155. La intervención de la Generalitat mediante este artículo fue aprobada en el Senado con el apoyo del PP, el PSOE y Ciudadanos. Por una parte, Puigdemont advierte de que esos partidos podrían no aceptar el resultado del 21-D, pero por otro pide una victoria "nítida" que obligue al Gobierno a retirar el 155. Pero no depende de eso que el artículo se retire.

Rajoy tendrá que negociar. Puigdemont no ha mencionado la palabra "unilateralidad". Su apuesta, dice, es el "diálogo". Y, en su opinión, si el separatismo gana, al Gobierno no le quedará otro remedio que sentarse a negociar para "implementar" la república. El Gobierno ya ha dicho que no va a negociar la implementación de una república catalana.

Europa nos escuchará. Puigdemont pasó de arremeter contra la UE a decir que Europa está muy pendiente del 21-D y que considera un "éxito" su estrategia de huir a Bruselas. Ayer, ERC volvió a decir que las cancillerías piden información sobre la marcha del procés ante las elecciones del 21-D.

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