Los poderes del Estado celebran su conjura a favor del imperio de la ley
Las máximas autoridades del legislativo, ejecutivo y judicial ensalzan la labor de España en el 40º aniversario de la entrada en el Consejo de Europa
Fue una celebración con un mensaje muy claro y sin aristas a favor del imperio de la ley, la Constitución y los derechos fundamentales en una España integrada en la Unión Europea y en concreto en su Consejo de Estado. Se trataba de celebrar el 40 aniversario del ingreso de España en el Consejo de Europa, uno de los pilares fundamentales en la protección de los derechos y las libertades de la Europa que arrancó en 1950 con el Convenio de Roma, y acudieron a Madrid representantes de ese organismo, que fueron arropados por los principales responsables de todos los poderes del Estado: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Nadie mencionó directamente Cataluña ni los últimos acontecimientos pero en todos los discursos se deslizó una idea en tono de aviso: la participación de España en la UE y el Consejo de Europa facilita y asegura el respeto a la ley en igualdad para todos.
La sesión de aniversario se convirtió, por un lado, en un acto de homenaje póstumo al fiscal general del Estado fallecido la semana pasada en Buenos Aires, José Manuel Maza, y por otra parte en una conjura de todos esos poderes del Estado en defensa de la ley y la democracia en España. Hubo proliferación de citas de grandes personajes europeos y en especial del actual presidente de la Comisión europea, Jean Claude Juncker, que el pasado domingo ya plasmó en una entrevista en EL PAÍS su amor y su pasión por España desde su época de juventud hasta la exitosa transición a la democracia. Hubo varias referencias a las palabras de Juncker.
El ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, aprovechó su intervención para subrayar que "la democracia española es europea en su esencia" y para remarcar que en estos 40 años ha sido capaz de superar el gran reto de la violencia terrorista de ETA sin renunciar a su defensa de los derechos humanos, también de vadear las diferentes crisis económicas registradas y de facilitar la integración de una población muy diversa, con oleadas de inmigración, y sin rechazos a la convivencia. Dastis ya destacó, en su alocución, que pese a sus problemas la democracia española había conseguido formar un sistema judicial lo suficientemente válido y equilibrado como para ser ahora uno de los países que registra menos recursos y fallos del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Esa idea la repitieron luego casi todos los oradores.
El representante del ejecutivo refrendó la lealtad del Gobierno de España al proyecto europeo, además, como el aval más seguro frente a las amenazas que se ciernen sobre una democracia representativa y pluralista que se basa en el impero de la ley y los derechos fundamentales y recordó una cita del humanista Luis Vives en el siglo XVI sobre la necesidad de volcarse en la idea de Europa para superar los agravios internos de los diferentes países.
El presidente del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas, engarzó esas esencias del proyecto europeo, del convenio de Europa y del Consejo de Europa con los anhelos de varias generaciones de españoles y con la realidad actual de un país ahora plenamente integrado en todos esos foros y organismos. González Rivas enlazó esas convicciones con los ejes del ordenamiento jurídico español y con la labor como garantes del propio Tribunal Constitucional y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y se congratuló de que España esté entre los países que mejor cumplen esos principios y deberes de subsidiaridad al estar entre los menos enjuiciados y reprobados.
"No hay democracia sin disfrute de los derechos humanos, pero tampoco puede haber tal disfrute sin un respeto escrupuloso a la ley democrática, en tanto que expresión de la voluntad popular", enmarcó el presidente del Constitucional. Y añadió: "Esta fe en el Derecho, en la seguridad jurídica, en la preeminencia de reglas claras y conocidas, incide en los ordenamientos jurídicos nacionales, en el ordenamiento jurídico de la Unión Europea y constituye el andamiaje del sistema surgido en el Convenio de Roma, representando nuestra mayor garantía frente al radicalismo y la injusticia".
El secretario general del Consejo de Europa, el exprimer ministro noruego Thorbjorn Jagland, otorgó en su discurso la máxima nota a España dentro de ese sistema de protección de derechos en la UE, alabó algunos de los logros de la democracia española en estas décadas y recalcó varias veces la importancia del respeto a la ley y el Estado de Derecho como uno de los principios claves "frente a la amenaza del resurgir del populismo", de los nacionalismos agresivos y en la lucha contra la xenofobia.
Thorbjorn Jagland alertó contra el olvido de las lecciones del pasado y reclamó una reafirmación firme en los principios del Estado de Derecho y el respeto a las normas y al espacio político y legal construido en la UE tras la II Guerra Mundial con instituciones e instrumentos, como el propio Tribunal de Derechos Humanos, que no hay que relegar ni darles la espalda. El secretario general del Consejo de Europa habló mucho del Estado de Derecho de todos frente al "estado de mi derecho" de unos pocos.
El presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes, también quiso destacar la importancia del Estado de Derecho: "Hoy en día, el valor “Estado de Derecho” es simplemente irrenunciable. No admite ambigüedades ni regresiones. Por eso, en una situación tan compleja como la actual, no conviene banalizar el largo camino recorrido, que ha hecho posible el tránsito de la situación de súbditos a la de ciudadanos libres, la asunción de la ley, no por sumisión sino por convicción y, en definitiva, que el derecho se convierta en el hoy indiscutido principio material de ordenación de la actividad estatal que es".
Carlos Lesmes también resaltó el nivel de la democracia española en el contexto europeo: "No es de extrañar, en consecuencia, que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ingrese cada año más de 50.000 demandas contra los Estados, un éxito basado en la repercusión de sus sentencias y el creciente conocimiento ciudadano de su trabajo. España, a lo largo de su historia, ha sido objeto de más de 10.000 denuncias presentadas ante Estrasburgo, de las cuales, menos del 1% terminaron con la constatación de alguna infracción del Convenio, dato que, sin duda, aunque siempre mejorable, dice mucho de la calidad de nuestro Estado de Derecho".
Esa alusión de Lesmes también tenía un destinatario en los que critican la transición y el llamado régimen de 78. Fue cuando afirmó que esa Constitución es "extraordinariamente avanzada, la afirmación de un Estado de Derecho y no meramente un “Estado de leyes” y el diseño y puesta en práctica de un modelo de poder territorial de verdadero autogobierno político, han permitido durante estos cuatro últimos decenios consolidar la etapa democrática más profunda y duradera de toda nuestra historia reciente". Y cuando comentó: "Pese a las imperfecciones y errores que toda construcción humana conlleva, resulta profundamente injusto para las generaciones que la hicieron posible que, desde extremismos populistas o centrifuguismos territoriales, se desdeñen o minusvaloren los logros alcanzados desde entonces".
La fiscal de Cooperación Internacional, Rosana Morán, que ha sustituido en la sesión al exfiscal general fallecido, José Manuel Maza, ha usado parte de su previsto discurso para realzar que los fiscales españoles están "comprometidos en la garantía" de la libertad como "valor superior de nuestro ordenamiento" a preservar "a toda costa" y en la defensa de los derechos de los ciudadanos que le encarga la propia Constitución. Y luego ha recordado la obligación al "sometimiento a la Ley de autoridades y funcionarios y el establecimiento de procedimientos reglados para el desarrollo de la acción de gobierno" como parte de las bases del Consejo de Europa y como "la forma más idónea de garantizar la convivencia en libertad".
El presidente del Senado, Pío García Escudero, y la presidenta del Congreso, Ana Pastor, cerraron la jornada con sendas apelaciones a cuidar el estado de la democracia española, "que ni cae el cielo ni se mantiene por inercia", como el mejor antídoto contra la tergiversación de los hechos y como el gran experimento de los protagonistas de la transición que aún sigue vigente ante los desafíos actuales.
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