La sequía obliga a seguir abasteciendo con camiones cisterna a pueblos de al menos cinco autonomías
Ourense ha aplicado nuevas medidas restrictivas como cortes nocturnos de agua
Cuando el verano pasó, los camiones cisterna todavía seguían allí. La sequía acumulada —España encadena tres años hidrológicos con lluvias por debajo de las medias históricas— ha hecho que en al menos cinco comunidades autónomas se tenga que recurrir a estos vehículos para poder abastecer de agua potable a los habitantes de pueblos y aldeas. Ocurre, según los datos recabados por EL PAÍS, en Andalucía, Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla-León y Galicia.
La imagen de estos camiones en la plaza del pueblo suele ser habitual en los meses de estío en algunas partes del país. Muchos pequeños municipios no cuentan con infraestructuras y reservas suficientes para poder asumir el consumo de los veraneantes que les visitan en vacaciones. El problema —sigue sin llover y septiembre ha sido el más seco de este siglo en España— es que los veraneantes se han marchado pero los camiones no, porque no hay agua suficiente en los pozos, acuíferos y pantanos para que beban los vecinos.
En Cantabria, por ejemplo, el Gobierno regional aprobó en primavera un plan de choque extraordinario —con tres camiones cisterna— para hacer frente a los efectos de la sequía durante el verano. Se centraba en los núcleos de población de las zonas altas de la región, que se han visto afectados por la falta de lluvias y nieve (que funcionan como reservas para los meses más secos). “Pese a que ha terminado el verano, se continúa prestando este servicio”, explican desde la Consejería de Medio Ambiente. De hecho, el Consejo de Gobierno cántabro aprobó ayer una inversión adicional de 50.000 euros para el servicio, que se suman a los 65.986 ya gastados para atender a una quincena de pequeñas poblaciones. “La previsión es que ante la falta de lluvias se mantenga este servicio bajo demanda de los Ayuntamientos el tiempo que sea necesario”, añade una portavoz de la consejería.
Al estar España en una situación de sequía hidrológica —con reservas de agua inferiores a las medias históricas— el Ministerio de Agricultura debe elaborar cada mes un informe de seguimiento. En el último publicado, correspondiente a septiembre, se resalta que en dos cuencas —la del Miño-Sil y la del Tajo— se ha tenido que recurrir a estos vehículos. El caso más llamativo es el gallego. En la cuenca del Miño-Sil “existe una importante percepción de sequía”, resalta el informe. “Algunos núcleos rurales y explotaciones ganaderas han sido abastecidos con camiones cisterna. Los caudales circulantes son muy bajos, del orden del 50% inferiores a los medios para la época”.
Restricciones en Ourense
La sequía está golpeando a Galicia. En el caso de la demarcación Galicia-Costa, dependiente de la Xunta y que está en el nivel máximo de alerta, el Gobierno regional ha conminado a 40 municipios a aplicar nuevas medidas restrictivas: cortes nocturnos de agua, limitación de los usos públicos (riego de jardines y baldeos) y campañas de concienciación.
En la zona sur, la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil también ha enviado una carta a los 92 Ayuntamientos de Ourense obligándoles a reducir la presión nocturna del agua y alentándolos a cumplir las restricciones. La sequía en este caso no solo afecta a las zonas rurales.
El Ayuntamiento de Ourense, que supera los 100.000 habitantes, ha comenzado a aplicar medidas para limitar el consumo (que, según la concesionaria, Viaqua, está garantizado). Se han suprimido los consumos en continuo de fuentes ornamentales y se ha reducido el horario de riego de jardines y de baldeos en las calles. También se ha rebajado la presión nocturna del agua en distintas zonas de la ciudad y el nivel de agua bombeada.
El problema para el consumo humano se acentúa más en las zonas poco reguladas, es decir, que cuentan con pocos embalses para acumular el agua y dependen de los acuíferos y pozos. El caso más evidente es Galicia, acostumbrada a las abundantes lluvias.
Tras asistir al año más seco de su historia, la mitad de la comunidad está en situación de alerta y hace frente a un aumento de las restricciones iniciadas en primavera. La escasez de precipitaciones hace mella especialmente en las poblaciones rurales que se abastecen de manantiales y pozos y que, en buena medida, se han visto obligados este verano a recurrir a camiones cisterna para garantizar el consumo.
Aunque la mayoría de los núcleos que han tenido que utilizar las cubas están en el sur —Ourense y Pontevedra— hay también municipios en A Coruña y Lugo. El transporte de agua comenzó en agosto, con los depósitos municipales prácticamente secos y con una población duplicada, cuanto menos, por el retorno estival de emigrantes.
En la cuenca del Tajo, el informe de seguimiento de la sequía que elabora el Ministerio de Agricultura apunta a que “en algunos pequeños núcleos de cabecera se ha complementado su demanda de agua con cisternas”. La Junta de Castilla-La Mancha tiene contabilizadas 31 poblaciones —24 en la provincia de Guadalajara y siete en la de Cuenca— donde se ha tenido que recurrir a camiones cisterna durante este año.
En el área de Medio Ambiente de la Diputación de Zamora dicen que no han visto nada igual en 15 años. En las dos últimas semanas (la última de septiembre y la primera de octubre) los camiones han distribuido 578.000 litros de agua para tres poblaciones de la provincia. En todos los casos el motivo es el mismo: “escasez”, según figura en el recuento oficial de la Diputación. En León, la Diputación también ha tenido que poner en marcha un servicio especial de cisternas.
El agua se vuelve salada
A Andalucía —una cuenca con una buena red de embalses que convierten a la comunidad en una de las mejor preparadas para la sequía— también han llegado los camiones cisterna. Juan María Serrato, director general de Planificación y Gestión del Dominio Público Hidráulico de la Junta, detalla que los problemas se concentran en el norte de la provincia de Málaga, en la comarca antequerana, que se abastece normalmente de unos pozos que se han secado o en los que ha descendido mucho el agua acumulada.
“El nivel freático ha descendido tanto que los acuíferos se salinizan, tienen mucha concentración de cloruro sódico”, señala Serrato. La Junta tiene contabilizados al menos cuatro municipios de esta comarca malagueña —donde residen alrededor de 18.000 personas— que están recurriendo a los camiones para abastecerse. La Junta, para intentar paliar el problema, ha solicitado un trasvase de cinco hectómetros cúbicos desde el pantano de Iznájar, el mayor de Andalucía y que depende del Gobierno central.
Un verano que se resiste a marcharse
Los termómetros alcanzarán hoy temperaturas más propias del verano que de mediados de octubre. Incluso en Canarias está vigente un aviso por altas temperaturas, que superarán los 35 grados centígrados, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que considera estos valores “significativamente” más altos que los de las medias históricas.
Las temperaturas que se están registrando en muchas zonas de España son “anormalmente altas” —están incluso por encima de los 10 grados respecto a la media histórica para esta época del año—, afirma Rubén del Campo, portavoz de Aemet.
Está previsto que las temperaturas vuelvan a subir hoy en el noroeste peninsular —con un ascenso que será notable en Galicia— y bajen algo en el área mediterránea.
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