Las toallitas húmedas causan estragos en San Sebastián
Una enorme masa grasienta de unas 100 toneladas atasca un colector de la red de saneamiento de la capital
Una repugnante amalgama de toallitas húmedas, otros productos de higiene personal y desechos sólidos varios han formado una masa compacta de proporciones gigantescas que ha obturado uno de los tres grandes colectores que transportan las aguas residuales a San Sebastián. Es una enorme bola que ha alcanzado un volumen de 75 metros cúbicos, el equivalente a seis automóviles, y una longitud de 100 metros que ha taponado un conducto de 1,60 metros de diámetro. Mientras se repara el estropicio causado en la red de saneamiento, las aguas sucias se están arrojando sin depurar al Cantábrico.
La alarma se encendió cuando en la estación depuradora de Loiola (San Sebastián) se dieron cuenta de que estaban recibiendo "muy poca agua" del colector que acarrea las aguas residuales de los municipios de la comarca de Oarsoaldea (Oiartzun, Lezo, Errrenteria y Pasaia), explica Enrique Noain, presidente de Aguas del Añarbe, el consorcio público que gestiona el saneamiento del área de San Sebastián. "¿Qué pasa? ¿No se duchan en esos pueblos?", se preguntaron sorprendidos los responsables de la depuradora. Una inspección a fondo descubrió el causante del atasco: un gran tapón formado por millones de toallitas húmedas y otros desechos que han provocado "la mayor obstrucción jamás conocida" en la ciudad, afirma Noain. Los operarios van a tener que someterse durante "más de dos semanas" a la tarea de desatasco en un espacio confinado y en condiciones de "penosidad".
Los desastres causados por estos elementos de higiene personal están causando daños extraordinarios en los alcantarillados y las cloacas de muchas ciudades. Recientemente se localizó una enorme bola solidificada de 130 toneladas y de aspecto monstruoso que bloqueó un extenso tramo del subsuelo, construido en la era victoriana, en el este de Londres. El mismo fenómeno se ha dado también en los accesos a las depuradoras de Madrid. Es un problema global que afecta a los países desarrollados con altos niveles de consumo de productos cosméticos e higiénicos, y está provocado por la mala práctica de ser arrojados por el inodoro o cualquier otro sumidero o vertedero conectado a la red pública de saneamiento.
En Euskadi se calcula que se vierten anualmente por el váter un total de 2.400 toneladas de toallitas higiénicas. San Sebastián ya está sufriendo las consecuencias de ello. La masa sólida ha formado un obstáculo impensable en un colector de 3,5 kilómetros de longitud que la mayor parte de su trazado tiene un diámetro de 2,80 metros. El taponamiento se ha producido en una parte más estrecha (1,60 metros), donde se han encontrado tollas empapadas, grasas de comidas que se arrojan por el inodoro e incluso residuos sólidos como trozos de madera, un saco de cemento, trapos... Noain calcula que podría alcanzar las 100 toneladas de peso.
Mientras se retiran los desperdicios mezclados y se vuelve a despejar el colector se cometerá un daño ambiental que Noain considera "inevitable". "Muy a nuestro pesar, las aguas residuales se tienen que verter al mar", comenta. El presidente de Aguas del Añarbe plantea la necesidad de adoptar soluciones para atacar esta problemática, y propone que las autoridades de Comercio "obliguen a los fabricantes de estos productos higiénicos a informar al consumidor en las etiquetas de la prohibición de echarlos al inodoro".
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