Rajoy reclama a Puigdemont que renuncie “a sus planes de ruptura, división y radicalidad”

Mariano Rajoy ha pedido a Carles Puigdemont que "renuncie a sus planes de ruptura, división y radicalidad". Tras los atentados de Barcelona y Cambrils (Tarragona), el presidente de la Generalitat ha especificado en distintas ocasiones que sigue adelante con la hoja de ruta independentista, que ha fijado para el 1 de octubre la celebración de un referéndum de autodeterminación ilegal. "Eso es lo último que quiere en estos momentos la mayoría de la sociedad catalana", ha dicho el presidente del Gobierno durante el acto con el que ha dado el pistoletazo de salida al curso político. "En nuestras manos está defender la soberanía nacional, la Constitución y la legalidad de Cataluña", ha seguido. Y ha subrayado con contundencia: "No os quepa la menor duda de que así lo hará el Gobierno de España".

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Un día después de ser abucheado junto al rey Felipe VI en la manifestación de Barcelona, Rajoy ha abierto el curso político en Galicia. Rodeado de afiliados y bajo la sombra de un roble, el líder del PP ha reiterado su petición de unidad frente al terrorismo: "Vamos a seguir haciendo todo cuanto esté en nuestras manos, repito, todo, para mantener, preservar y mejorar la unidad frente al terrorismo", ha dicho. Acompañado por Ana Pastor, la presidenta del Congreso; Rafael Catalá, el ministro de Justicia; y Alberto Núñez Feijóo, el presidente de Galicia, Rajoy también se ha referido a las quejas que acompañaron a su presencia en la manifestación en la capital catalana.

"Este sábado estuvimos en la manifestación de Barcelona", ha dicho el presidente del Gobierno. "Estuvimos donde teníamos que estar, estamos orgullosos de haber estado allí y de que estuviera también el Jefe de Estado", ha añadido sobre la presencia de Felipe VI. "Estuvimos expresando nuestro apoyo a las victimas del terrorismo y nuestra solidaridad con todos los catalanes moderados y sensatos, la inmensa mayoría", ha seguido Rajoy. Y ha recalcado: "Las afrentas de algunos no las hemos escuchado".

Horas antes de la manifestación de repulsa a los ataques, celebrada este sábado, Puigdemont presumió de tener listas 6.000 urnas para celebrar el referéndum ilegal de independencia que quiere organizar el 1 de octubre. Después del acto, los nacionalistas comenzaron una campaña de vídeos en redes sociales para alentar el proceso. Y este domingo Puigdemont ha insistido en que los atentados no han cambiado nada sus planes al subrayar que apuesta por "una transición corta" tras la votación.

La gestión de la respuesta a los ataques ha puesto de manifiesto la gran distancia que separa a los dos líderes, y a sus respectivas administraciones. Rajoy y Puigdemont conversaron telefónicamente nada más producirse los atropellos en Las Ramblas, el jueves, pero no se reunieron hasta el viernes. Entre esos dos hitos, ambos presidieron por separado sendos gabinetes de crisis y protagonizaron comparecencias públicas individuales en la capital catalana. Desde entonces, los dos presidentes han argumentado que su colaboración es estrecha y que las dos administraciones intercambian información al minuto.

Sin embargo, la cooperación ha quedado emborronada por las referencias de Puigdemont al mantenimiento del proceso independentista y los pitidos y abucheos que dirigieron a Felipe VI y al presidente del Gobierno parte de los asistentes a la manifestación de Barcelona. Al tiempo, la Generalitat ha conseguido capitalizar internacionalmente la gestión de la crisis, mostrándose como una administración capaz y autónoma. En La Moncloa no ha pasado desapercibido un artículo del The Wall Street Journal afirmando que Cataluña ha demostrado que "puede gobernar independientemente de Madrid".

A todo eso se ha referido este sábado el presidente del Gobierno, centrado en la atención a las víctimas, en el éxito de la investigación de los atentados y en su cita de este lunes con Angela Merkel, canciller alemana; Emmanuel Macron, presidente francés; y Paolo Gentiloni, de Italia. Frente al reto independentista de la Generalitat, la respuesta de Rajoy: el Gobierno aplicará con toda la contundencia la fuerza del Estado de derecho.