El PSOE quiere mantener una voz crítica en el Consejo de Seguridad Nuclear y propone a Jorge Fabra

El economista Jorge Fabra (Madrid, 1949) no está afiliado al PSOE. Actualmente ejerce como consultor y también fue consejero de la Comisión Nacional de la Energía. Su mandato, en el caso de que fuera aceptado, solo duraría año y medio, hasta cumplir los 70 años. Coincidiría con el tiempo que le quedaba a Narbona dentro de CSN, de donde decidió salir al aceptar el encargo de Pedro Sánchez de presidir el PSOE.

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Los socialistas ya han puesto sobre la mesa del ministro de Energía, Álvaro Nadal, el nombre de Fabra. Y la respuesta de Nadal ha sido que los responsables de acordar el sustituto de Narbona serán Pedro Sánchez y Mariano Rajoy en la primera reunión que mantengan, según fuentes socialistas. Un portavoz del Ministerio de Energía ha confirmado este viernes que serán Sánchez y Rajoy los que acuerden si finalmente es Fabra el sustituto de Narbona.

El nombramiento de Fabra no rompería el actual equilibrio de poderes dentro del CSN. El PP domina el órgano supervisor al contar con tres de los cinco consejeros. Además, la otra consejera socialista –Rosario Velasco García– nunca se ha desmarcado de la línea dominante en el consejo. El resultado en estos últimos años ha sido que las decisiones más polémicas durante la presidencia del CSN de Fernando Marti Scharfhausen han salido adelante con cuatro votos a favor y uno en contra.

La actual presidenta del PSOE, durante su mandado, ha votado en contra o se ha abstenido en 19 asuntos. Y ha redactado 17 votos particulares, algunos de ellos muy críticos con las decisiones adoptadas por sus compañeros. Por ejemplo, se opuso a que el CSN diera su visto bueno a los terrenos para el Almacén Temporal Centralizado para residuos nucleares en Cuenca. También se negó a apoyar el aval a la reapertura de la central de Garoña y rechazó los cambios normativos para permitir que las nucleares operen más allá de los 40 años.

Cuando Narbona aceptó presidir el PSOE, una de las condiciones que puso fue tener voz en la elección de su sustituto. Fabra, el elegido finalmente, mantiene algunas posiciones contrarias a las decisiones que ha tomado el supervisor en esta etapa. Por ejemplo, en una entrevista concedida a EL PAÍS a finales de abril, Fabra resaltaba que carece "completamente de sentido" ampliar la vida de las centrales nucleares más allá de los 40 años. "Ampliar la vida útil de las centrales 20 ó 30 años más implica aumentar de una manera tremenda, más del 50%, los residuos que ya tenemos y con los que estamos teniendo dificultades de gestión", advertía.

Sin embargo, el CSN –con esos cuatro votos favorables de los tres consejeros del PP y de la consejera socialista– ha acometido varios cambios normativos para permitir que las centrales operen más allá de las cuatro décadas para las que en principio fueron diseñadas.

Proceso de nombramiento

La destitución de Narbona fue aprobada en el Consejo de Ministros celebrado este jueves y, previsiblemente, saldrá publicada en el BOE el sábado. La propuesta de nombramiento de su sucesor es potestad del Gobierno, pero tiene que pasar por el Congreso. En concreto, por la Comisión de Industria. En esta comisión existe una posibilidad de veto si el candidato propuesto recibe tres quintos de los votos en contra.

Pero se tiene que llegar a ese amplio rechazo. De hecho, el último consejero en entrar en el CSN –Javier Dies Llovera (PP), en octubre de 2015– no logró llegar a la mayoría de tres quintos necesaria en la Comisión de Industria. Pero, al no conseguirse armar una mayoría cualificada –tambien de tres quintos– en la comisión para proponer a otro candidato, el Gobierno finalmente aplicó la normativa y designo a Dies Llovera como consejero.  

El nombramiento ahora de Fabra dependerá del encuentro entre Rajoy y Sánchez, para el que no hay fecha aún y en el que se abordarán más asuntos, según fuentes socialistas. En el PSOE confían en que Fabra pueda contar también con el apoyo de otros partidos, como Podemos y Ciudadanos. Los de Albert Rivera apuestan por despolitizar al órgano supervisor de las centrales nucleares.