La lavadora de oro de los Cascón
La Audiencia Nacional investiga a una familia de Madrid por blanquear "centenares" de millones de euros a través de tiendas de metales preciosos
Los Cascón son una familia con dos caras. Una visible, la de un clan atenazado por la crisis y el paro. Y otra oculta, que navega por el lujo a través de jaguars, selectos restaurantes y viajes. El Juzgado Central de Instrucción 3 de la Audiencia Nacional cree haber encontrado el secreto de la fortuna de esta saga madrileña. Las pesquisas de la juez Carmen Lamela conectan la riqueza del apellido con un presunto esquema de blanqueo de "centenares" de millones de euros.
Los Cascón se han dedicado durante años a comprar supuestamente oro y plata en el mercado negro –en ocasiones, mercancía robada- para colocarlo después a mayoristas y fundiciones legales. El suculento caudal de fondos de su actividad habría circulado por una madeja societaria de testaferros. Una pasarela invisible de facturas ficticias ajena al radar de la Agencia Tributaria, según las indagaciones de esta causa con 34 imputados.
Para entender esta historia hay que remontarse a 2013. Un empresario que trabaja como guía turístico en África compra entonces varias láminas de oro y las vende poco después por un precio inferior. La ruinosa operación llama la atención de los investigadores, que detectan la presencia en el negocio de una firma de los Cascón.
Tirando del hilo, aflora Koricancha. Se trata de una sociedad con domicilio ficticio relacionada con Adelmo Cascón, un empresario de 48 años con antecedentes por hurto, blanqueo de capitales, fraude fiscal y falsificación de moneda.
Las pesquisas ponen ya el foco en la saga y señalan Adelmo como el presunto conseguidor. La pieza del engranaje que capta a los proveedores, vendedores y financiación para el oro. Para ello, tira de su extensa agenda de contactos y utiliza en sus comunicaciones un lenguaje críptico. También recurre a móviles prepago a nombre de extranjeros y difuntos, según los informes policiales a los que ha tenido acceso EL PAÍS.
Los tentáculos de Adelmo Cascón alcanzan todos los rincones. El conseguidor mantuvo relación en junio de 2014 con un funcionario de prisiones que aspiraba a captar clientes para la red del oro entre las acaudaladas fortunas del madrileño Barrio de Salamanca. “Quiero otro pedido de 120 kilos”, llegó a decir el empleado público a Adelmo, según los pinchazos. Unas conversaciones que confirman también cómo el trabajador de Instituciones Penitenciarias facilitó a Adelmo Cascón información sobre la situación en prisión de un familiar condenado a un año de cárcel por alzamiento de bienes.
Como el resto de la familia, Adelmo Cascón planea por un tren de vida impropio de un parado que –en teoría- carece de ingresos desde 2010. En su casa –también, en teoría- solo entra el subsidio de desempleo de su esposa. Un dinero que no justifica el chalé de lujo en la urbanización del municipio madrileño de Las Rozas donde reside. Y tampoco los viajes, los selectos restaurantes, los colegios privados o una flota de cinco vehículos que incluye un Jaguar coupé. Los investigadores sospechan que el conseguidor oculta su patrimonio a través de testaferros.
Las operaciones con oro de Adelmo Cascón son invisibles. El conseguidor elude supuestamente los libros de registro supervisados por la policía donde los empresarios del sector deben apuntar sus operaciones para cercar la mercancía robada. Otra de sus tretas sería otorgar certificados de 24 quilates a lingotes de 18. Este periódico ha intentado sin éxito contactar con Adelmo Cascón.
El trabajo en equipo es una de las características de esta estirpe, que entre 2011 y 2014 manejó 26 millones de euros a través de tres sociedades. José Cascón, primo y cuñado de Adelmo, es un ejemplo de esta colaboración fraguada en los lazos de sangre, según los investigadores.
Los informes policiales presentan a José Cascón como coordinador de las compraventas. Se encargaba de recoger en mano los dos kilos de oro diario que llegó a manejar el clan.
Millonario con derecho a beca
El patrimonio de José Cascón contempla una residencia de 1.000 metros en Majadahonda y una flota de una decena de vehículos. Porsche Cayenne, incluido. Unos bienes que desconcertaron a la policía. Los agentes se sorprendieron de que en 2014 José Cascón pidiera a su madre un justificante del cobro de su pensión para solicitar una beca para la universidad de una de sus hijas.
“No tengo nada que decir. Y menos por teléfono. No tengo nada que ver con el oro. Esos son mis familiares”, zanja José Cascón.
Los más de 12.000 documentos del sumario que maneja el Juzgado Central de Instrucción 3 de la Audiencia Nacional sobre esta familia que se enfrenta a los delitos de fraude fiscal, falsedad documental, blanqueo de capitales y venta de mercancía robada revelan otra cosa.
Los Cascón ya han sido protagonistas de otras indagaciones judiciales y policiales. Los agentes han rastreado supuestos envíos de dinero negro al extranjero utilizado después para adquirir metales preciosos que aterrizaban como contrabando en España.
La Policía arrestó en julio de 2015 a 21 miembros de la presunta red -entre ellos Adelmo y José Cascón- en el marco de una operación contra el tráfico ilícito de metales preciosos. El clan se encuentra en libertad a la espera de un posible juicio.
investigacion@elpais.es
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