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Atrapados por la corrupción

9.000 personas compraron sus casas atraídas por el tren a Navalcarnero, por el que OHL pagó presuntamente una comisión a González

José Marcos
Barrio del Pinar de San Andrés, en Navalcarnero.
Barrio del Pinar de San Andrés, en Navalcarnero.Jaime Villanueva

Adentrarse en los barrios del Pinar, San Andrés y la Dehesa Mari Martín de Navalcarnero es sumergirse en un espejismo producto de una obra, la línea inconclusa de tren de 15 kilómetros hasta Móstoles que OHL construiría y explotaría y que ha dejado tiradas a más de 9.000 personas en medio de la nada. La mayoría, hasta a cinco kilómetros del casco urbano. A hora y media de Madrid en transporte público en un día de suerte. En un hábitat hostil donde solo los más valientes, o más insensatos, se atreven a abrir un negocio en un entorno poco esperanzador, con la mayoría de locales comerciales tapiados. “No hay competencia, aunque sería mejor para todos”, piensa Nieves Sierra, de la pastelería Saudade. Donde los vecinos se sienten colonos. “Estamos atrapados. Y todo por el tren que nos atrajo. Era lo primero que te vendían. El tren. Al menos ya sabemos por qué la Comunidad de Madrid nos ignoraba. Por la corrupción”, asiente Juan Carlos Fernández, empresario de 40 años que en 2007 se metió en un piso de 70 metros cuadrados por 236.000 euros. “El mismo lo encuentras ahora por 108.000”, compara. Menos de la mitad de su valor de compra original. Como los chalets a 400.000 euros que se regalan a 180.000.

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La mordida de 1,4 millones de euros de OHL a Ignacio González en 2007 por la concesión de la construcción —paralizada en 2010— y explotación del ferrocarril era la pieza que les faltaba a los afectados para encajarlo todo. Para comprender el silencio y la falta de soluciones con que el Gobierno regional les acostumbró durante años. La presunta comisión al expresidente autonómico (2012-2015) y número dos de Esperanza Aguirre durante nueve años y desde hace una semana en la prisión de Soto del Real ha aliviado, al menos, los interrogantes que se hacían. Como la imputación de Javier López Madrid, consejero dominical de OHL, por la supuesta financiación irregular del PP de Madrid. Son la demostración palpable de cómo la corrupción afecta, y de qué manera, a la vida cotidiana. “Me siento engañada con lo del tren”, resume María Martín, parada de 40 años y madre de dos crías. El Ejecutivo popular de Cristina Cifuentes entiende que OHL ha incumplido el contrato y reclama 300 millones.

La sensación de Julio Franco, funcionario de 35 años, es que vive “atrapado en un desierto” en el que “necesitas dos coches para todo”. “Si comparas lo que hay ahora con lo que había en 2007 en Google Maps, no ha cambiado nada. Se lo han llevado crudo”, concluye tras salir del Mercadona que da la vida al Pinar y San Andrés. El temor en boca de los vecinos es que se traslade al centro urbano. “¿Y entonces qué haremos?”, coinciden los residentes consultados.

El escenario que dibuja José Luis Adell, alcalde de Navalcarnero desde 2015, del PSOE, tras 20 años de mandato de Baltasar Santos, del PP, imputado en varias causas, es descorazonador. Como la deuda municipal que dejó Santos (220 millones de euros reconocidos). El presupuesto es de 22 millones. “Toda esta gente compró sus viviendas creyendo que iban a disponer de todo tipo de infraestructuras… Y ni tren ni servicios ni equipamientos. Les dejaron aislados”, explica Adell. Los promotores antepusieron la rentabilidad a la lógica y empezaron a edificar en la parte más alejada y no en la contigua al pueblo.

Futuro incierto

“A mí lo que más me preocupa es que por no haber, en el único centro de salud local, a varios kilómetros, no hay ni pediatra”, critica Beatriz García, que compró sobre plano en 2007 “y rápido, que los precios subían cada semana”. También le inquieta el momento en que los niños que abundan en estos barrios alejados de todo crezcan. “Cuando empiecen a ir a la universidad, o quieran salir de fiesta, ¿cómo haremos?”, plantea. Los vecinos reclaman que el Consorcio de Transportes facilite autobuses lanzadera con Móstoles. El proyecto original de OHL habría enlazado con el resto de la red ferroviaria y Metro Sur en solo 15 minutos.

El caso de García es el habitual. El perfil de los engañados por los cantos de sirena del proyecto del tren fantasma son parejas jóvenes con uno o dos hijos. Los más entrados en edad hace tiempo que se fueron, optando en muchos casos por ofertar unos alquileres tan bajos que en el barrio del Pinar está la calle con los alquileres más baratos de toda la Comunidad de Madrid. “Mucha gente se ha vuelto a Madrid, harta de los atascos. Eso que se ahorran”, apunta María Martín, al frente de la única panadería del barrio de la Dehesa, donde se concentran unas 3.500 personas.

La distancia que les separa de los otros barrios diseñados, como castillos en el aire, al hilo del tren se tarda en recorrer unos cinco minutos en coche. Entre medias, parcelas con las aceras y puntos de luz construidos y hasta el servicio de recogida de basuras subterráneo montado se suceden en silencio. “La culpa de todo la tiene el tren. Fue el reclamo. Se lo han llevado crudo a costa nuestra”, lamenta Fran Cardenal, de la asociación de vecinos de la Dehesa.

Aguirre: "Tenemos la costumbre sana de cumplir las promesas"

Esperanza Aguirre fue la más entusiasta de su Gobierno en promocionar la expansión de Navalcarnero gracias al tren que nunca llegó. La expresidenta de Madrid (2003-2012) y del PP regional (2004-2016) no ahorró en calificativos para vender lo que ha terminado siendo un fiasco urbanístico más de los tiempos del ladrillo. La reivindicación de la infraestructura llegó hasta el punto de ponerse como ejemplo de gestión en el enfrentamiento con el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE).

"El Gobierno de la nación ha decidido no asumir esta obra y nosotros, en la Comunidad de Madrid, tenemos la costumbre, yo creo que muy buena y muy sana, de cumplir aquello que prometemos", se congratuló Aguirre en febrero de 2008, durante la colocación de la primera traviesa de la infraestructura. "De manera simbólica quiere decir que la obra empieza. Y que antes de lo que puedan imaginar, antes de que termine esta legislatura, vendremos en tren a Navalcarnero. Enhorabuena a todos los vecinos", se atrevió incluso a felicitar a unos residentes que una década después se sienten estafados. Y que malviven en el infierno terrenal que contribuyó a vender como un paraíso.

Las palabras de Aguirre ahora suenan huecas pero entonces los escépticos que no creían en sus pronósticos eran la excepción. Ocho meses después de la escenificación de la traviesa, Aguirre volvió a Navalcarnero para celebrar los "pasos de gigante" en la construcción de la línea, ejecutada al 75%. "Los plazos se están cumpliendo extraordinariamente bien (...) A partir de 2011 habrá 225.000 personas que viven en esta zona que podrán utilizar el ferrocarril", fue la dimensión de la profecía incumplida de la dirigente del PP.

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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