Dos visitas oficiales y una queimada con Fraga
El presidente de Cuba viajó a Madrid en 1992 y se reunió con Aznar en 1998 tras la cumbre de Oporto
Las visitas oficiales de Fidel Castro a España se limitan a la cumbre iberoamericana celebrada en Madrid en 1992 y un viaje relámpago tras participar en 1998 en ese mismo cónclave en Oporto. Con ocasión de la primera visita, el presidente de Cuba aprovechó para desplazarse a Láncara, el municipio de Lugo en el que nació su padre, Ángel Castro Argiz, donde fue declarado “hijo legítimo de Galicia” y exhibió su amistad con el entonces presidente de la Xunta, Manuel Fraga. Comieron empanada y pulpo, bebieron aguardiente y prepararon una queimada. Ocurrió el 28 de julio de 1992. Cinco días antes había aterrizado en el aeropuerto de Barajas. Tras ser recibido por el ministro de Exteriores Javier Solana fue escoltado por nueve choces policiales hasta el hotel Ritz.
Castro intervino en esa cumbre citando al poeta José Martí. “Cuba no anda de pedigüeña por el mundo. Anda como hermana. Al salvarse, salva; nuestra América no le fallará, porque ella no falla a América", proclamó. Denunció el bloqueo estadounidense a su país, calificándolo de "genocidio y ultraje a la humanidad", y agradeció la acogida en España y la posibilidad de "hablar aquí en español, y no en inglés". El presidente del Gobierno, Felipe González, le lanzó una advertencia implícita en su discurso. "No queremos ni presos políticos ni exiliados políticos en nuestra comunidad", afirmó González, que había conocido a Castro en 1979 en La Habana.
La fría acogida que, según la delegación cubana, recibió en la cumbre de 1992 y los temores por su seguridad llevó al líder a acortar su viaje. Antes de visitar el pueblo de su padre, en cualquier caso, se desplazó a Sevilla. Estuvo en la Expo y en el Pabellón de Cuba y se fue a Galicia. En Láncara se declaró “nieto de campesinos pobres” y aseguró que su padre siempre contempló la posibilidad de regresar a Galicia. Fraga justificó su relación con el líder cubano manteniendo que los gallegos saben distinguir entre lo público y lo privado.
Tras una escala técnica en Canarias en 1996, en 1998, Castro volvió a España para entrevistarse con José María Aznar tras participar en la Cumbre Latinoamericana de Oporto. Pasó primero por Mérida, invitado por el Gobierno de Extremadura, presidido entonces por el socialista Juan Carlos Rodríguez Ibarra. El mandatario llegó a Mérida con cinco horas de retraso sobre el horario previsto, debido a que las entrevistas que mantuvo en Lisboa demoraron su salida de Portugal, donde había asistido a la cimbre iberoamericana. El 20 de octubre de ese año pisó por primera vez el Palacio de la Moncloa de forma oficial. La reunión con Aznar duró alrededor de dos horas y ambos coincidieron en que la mejor manera para mejorar las relaciones entre España y Cuba debía ser la discreción en los contactos entre los dos Ejecutivos.
Se trataba de la primera entrevista de Castro en la sede de la Presidencia del Gobierno. En febrero de 1984, el mandatario había estado en una ocasión en compañía del nicaragüense Daniel Ortega, ya entonces presidente de ese país, durante una parada técnica en Madrid. Felipe González nunca le invitó a visitar España con carácter oficial.
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