Suena jazz en el quirófano
Un músico interpreta varias partituras mientras los médicos le extirpan un tumor cerebral
Carlos Aguilera, músico profesional, interpretó el pasado 15 de octubre el concierto de su vida. No fue sobre un gran escenario ni ante miles de personas, sino en un quirófano del Hospital Regional de Málaga y rodeado por el equipo de médicos que durante 12 horas le extirparon un tumor del cerebro. Este malagueño de 27 años tocó su saxofón en varios momentos de la operación, precursora en Europa, para facilitar la monitorización de las áreas cerebrales vinculadas al lenguaje musical. Los fragmentos jazzísticos de Misty y la melódica You and I sirvieron para estimular esa zona y evitar secuelas de la intervención.
El mapeo de la corteza cerebral se realiza mediante estímulos eléctricos y lo habitual es localizar los sectores motor y sensitivo relacionados con el habla y la movilidad. El paciente permanece despierto, sin anestesia general —estuvo todo el tiempo simplemente sedado y con analgésicos—, y colabora activamente nombrando objetos o contando para excitar el cerebro y situar los puntos buscados.
El Hospital Regional de Málaga había realizado ya 12 intervenciones de ese tipo, pero en el caso de Aguilera, aprovechando su profesión y sus conocimientos, decidió monitorizar también la zona relacionada con el lenguaje musical. Los médicos aseguran que el único precedente de una intervención similar se realizó en un hospital californiano el pasado junio.
Cuando después vio las imágenes y los vídeos de lo que había ocurrido en el quirófano, el músico no daba crédito. “Mi sensación era que había estado tirado en la playa”, explicó ayer en una comparecencia en Málaga junto a los profesionales que le intervinieron, un equipo formado por 16 profesionales entre neurocirujanos, neurofisiólogos, especialistas en anestesia, neuropsicólogos y enfermeros. “Al principio, no imaginaba nada; estoy sorprendido”, añadió.
Solo transcurrió un mes desde que le fue detectado el tumor hasta la cirugía. Desde el primer momento, se decidió que no se realizaría un mapeo general estándar y que se delimitarían las áreas del lenguaje musical. “Se hizo así porque es músico y su vida profesional depende de ello”, aseguró el neurocirujano Guillermo Ibáñez.
Durante la operación, el paciente nombró objetos, contó hasta 10 en varias ocasiones y describió escenas. Y lo más atípico: leyó partituras y tocó varias veces el saxofón, tanto en la localización de la zona ligada al lenguaje musical como en la extracción del tumor, que estaba alojado muy cerca de este punto. Su cerebro ha quedado limpio de masa tumoral. La evolución es buena, con algún problema puntual de vista doble, y su recuperación será total, recalcó el doctor Ibáñez. Estuvo ingresado en el hospital dos semanas y ahora sigue un plan de cuidados desde su casa. Ayer se hallaba algo nervioso, además de emocionado y agradecido, igual que sus padres, quienes lo acompañaron entre el público. También su saxo, que cogía y soltaba mientras era el centro de atención de todos los presentes.
“Hace dos meses estaba en una camilla y ahora he vuelto a nacer”, subrayó Aguilera. Toca el saxofón desde los nueve años, es miembro de una orquesta y becario de la Banda Municipal de Málaga. Afirma que su vida es la música, a la que quiere dedicar su carrera, y esta técnica novedosa ha permitido que sus capacidades y conocimientos queden intactos.
Lo demostró en la rueda de prensa. Pese a los nervios, dejó claro que el miedo escénico no va con él. Después de contar su experiencia, interpretó las dos mismas piezas que había tocado en el quirófano durante la operación. Y, de regalo, un fragmento del conocidísimo preludio de la Suite para violonchelo número 1 de Bach, que él ha arreglado para saxofón. El instrumento que podrá seguir siendo parte de su vida.
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